Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo
y dijo a María, su madre: \ “Este está puesto para
caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a
ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto
las intenciones de muchos corazones\”.
Como a María
a muchas mujeres y hombres también hoy una espada atraviesa sus almas por el
dolor que viven a causa del abandono de sus esposos(as), el dolor de ver cómo
los hijos sufren la ausencia del padre o madre, que, arrastrados por cantos de
sirena, han corrido tras una felicidad falsa que solo les dejará vacíos porque
la verdadera felicidad solo se vive de la mano de Jesús.
El padre
o madre que ha quedado en el hogar entregado y decidido a cumplir las promesas
que un día hicieron ante Dios, trata de seguir con amor, alegria y coherencia
dando ejemplo y todo mejor de sí para que los hijos puedan vivir una vida plena
y llena de amor, esa que Dios ha querido para cada uno de nosotros.
Aun en
medio de lágrimas ese padre o esa madre vive con el pleno convencimiento de que
Dios le ha dado al hombre unas leyes o mandamientos y unas promesas que son la
guía perfecta para la verdadera felicidad, aunque el mundo haga ver lo
contrario.
Como María
al pie de la cruz permanecemos muchas mujeres y hombres llenos de esperanza de
que algún día verán resucitar a esos esposos(as) prodigos que se apartaron del
camino al dejar atrás sus verdaderas familias, y puedan retomar esa promesa que
hicieron, de modo que estarán viviendo correctamente el día en que Dios les
llame a estar en Su presencia.
ORACIÓN:
Señor, hoy, en medio de la incertidumbre, en medio de las luchas, te
entrego a cada esposo(a), a cada familia, para que les des el consuelo que
necesitan para seguir creyendo en el sacramento del matrimonio y la familia
como obra tuya. Te entrego a aquel esposo(a) que ha salido del seno de su hogar
en busca de lo que solo puede recibir y tener en su verdadera familia para que
sus corazones se abran a tu amor y misericordia y puedan poner sus ojos en la
verdadera felicidad que solo Tú puedes dar. Todo esto te lo pido por
intercesión de Nuestra Madre Santísima, que conoce el verdadero dolor, para que
ella nos conduzca, de su mano, a su Hijo Jesús. Amén.
Luce Bustillo-Schott
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