El joven seguidor estaba preocupado. Tenía un amigo
que luchaba por la justicia, la fraternidad, por un mundo mejor, por la
igualdad entre los hombres... Pero, no encontraba a Dios.
- Cada vez que intento hablarle de Dios me rehúye.
Movió la cabeza el Anacoreta y con una sonrisa
pícara le dijo al joven seguidor:
- ¿Por qué te preocupas? Alguien que actúa como él
ya ha encontrado a Dios, aunque no sea consciente. ¿No recuerdas la parábola
del juicio final? (Mt 25, 31ss) El Papa Francisco, en su libro-diálogo con el
rabino Skorza, escribió que al encontrarse con ateos no les habla de Dios. Les
pregunta si están dispuestos a obstinarse en la lucha contra las injusticias
perpetradas contra los más desamparados por el sistema. Esto basta. Sólo les
habla de Dios, si ellos le hablan.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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