viernes, 4 de julio de 2014

CRISTIANISMO BRILLANTE


Si salimos a la calle y preguntamos por la gente que goza de la vida, gente libre, gente de mundo… ¡pocos pensarían que nos referimos a los cristianos!

Porque está en la mentalidad de la gente que al cristiano lo que le va es la renuncia, la pobreza, el sufrimiento, la otra mejilla… Y lo peor es que esta mentalidad está extendida entre los propios cristianos. Sin embargo, no es esto lo que Dios quiere.

Se hace por ello necesario mostrar al mundo y a la Iglesia un Cristianismo del gozo de vivir, de gente libre y de mundo; de los compromisos del Bautismo, y de siempre planes grandiosos.

UN CRISTIANISMO DEL GOZO DEL VIVIR

Dios quiere que disfrutemos no sólo en la Otra Vida sino también en ésta.

Dice el Génesis: “Plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer”. (Génesis 2, 8-9).

A Abraham, Dios le hace rico (“Abraham era muy rico en ganado, plata y oro”, Gn 13, 2) y además le regaló todo un país. Y le dijo Dios: “Yo te daré a ti y a tu posteridad la tierra en que andas como peregrino, todo el país de Canaán, en posesión perpetua, y yo seré el Dios de los tuyos” (Gn 17, 8).

Al rey Salomón no sólo le concedió sabiduría, sino poder e inmensas riquezas: “Te daré riqueza, bienes y gloria como no las tuvieron los reyes que fueron antes de ti, ni las tendrá ninguno de los que vengan después de ti” (2 Crónicas 1, 12).

Y en el Evangelio, Nuestro Señor nos promete el ciento por uno aquí, en la tierra:
Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna” (Mc 10, 29-30).

Y además de estos casos de la Biblia, hay en la historia reyes, reinas y propietarios de grandes fortunas, que viviendo en grandes palacios y rodeados de lujo y riquezas, han sido declarados santos por la Iglesia. Algunos ejemplos son: S. Enrique de Alemania, Sta. Isabel de Portugal, S. Eduardo de Inglaterra, Sta. Margarita de Escocia, S. Esteban y Sta. Isabel de Hungría, S. Luis de Francia, S. Fernando de Castilla y el Emperador Carlos I de Austria. Otros están en proceso de beatificación, como el millonario Claudio López Bru, segundo marqués de Comillas.

UN CRISTIANISMO DE GENTE LIBRE.

El cristiano es el hombre libre por excelencia. Porque de nada sirve elegir cuando no puedes elegir la verdad. El hombre más libre que hay es que el puede elegir la verdad. Y ese es el cristiano. El cristiano además de poder elegir, ha elegido y posee la Verdad.

Dice el no cristiano: “No es posible conocer la verdad”, “No existe la Religión verdadera”. Pero dice Cristo: “… Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. (Jn 8,32).

UN CRISTIANISMO DE MUNDO, Y DE MUNDO IDEAL.

Cuando Nuestro Señor habla, en el Evangelio, de aborrecer al mundo, se refiere, como es de sentido común, a lo malo que hay en el mundo, no a lo bueno. Porque si “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único…” (Jn 3,16), ¿cómo va Dios a amar una cosa mala?

El cristiano seglar (no el monje, que elige la renuncia) ha de ser de mundo porque esa es precisamente su tarea de cristiano seglar: construir un mundo Ideal. Y esto lo debe hacer el cristiano seglar, ya que el monje, por definición, se separa del mundo.

Y hay una segunda razón: si los cristianos no construyen el mundo, lo harán los no cristianos, que construyen pero de forma salvaje donde, junto a grandes progresos técnicos, se cometen las mayores barbaridades en lo humano: comunismo, nihilismo, fascismo, capitalismo atroz…).

UN CRISTIANISMO DE LOS COMPROMISOS DEL BAUTISMO.

Asemejarse a Cristo. Ser luz del Mundo. Llevar una vida sin mancha.

Estos tres son los grandes compromisos que un cristiano adquiere en el Bautismo; el primer (y fundamental) acto de su vida como tal. Y estos tres compromisos adquiridos son los que deben marcar su vida.

Sin embargo ¿quién conoce esto?, ¿cómo es que algo tan fundamental resulta desconocido? En cambio, se atiende mucho más a un segundo paso que dan algunos cristianos: los votos. Y es que los votos han eclipsado (de alguna manera) a los Compromisos del Bautismo y, hoy, el que se presenta como modelo de cristiano no es el que cumple los Compromisos del Bautismo, sino el que hace los votos y los cumple.

Se hace necesario enmendar esto y mostrar un Cristianismo basado en los tres compromisos del Bautismo: asemejarse a Cristo, ser luz del Mundo y llevar una vida sin mancha.

UN CRISTIANISMO SIEMPRE DE PLANES GRANDIOSOS.

El Cristianismo es siempre planes grandiosos porque esa es la voluntad de Dios registrada en la Biblia. Dios ha querido siempre planes grandiosos. Por ejemplo: Adán, Eva y el Paraíso; El mensaje del Génesis (“Llenad la Tierra y sometedla”); Abraham y el pueblo elegido…

Y, por eso, nosotros debemos ser de planes grandiosos: la santidad; la perfección, la Humanidad perfecta, el Mundo Ideal, la evangelización del Mundo, el amor universal, la Felicidad, la Redención… Así lo han entendido siempre los buenos cristianos. Prueba de ello es la conversión del Imperio Romano, la de los bárbaros, la Cristiandad…

Y es que siendo el Cristianismo el reflejo de Dios, ¿se puede concebir un cristianismo que no sea de grandes planes?

En resumen:

Hay que mostrar al mundo y a la Iglesia un cristianismo seglar:

  • Del gozo del vivir
  • De gente libre
  • De Mundo ideal
  • De los tres Compromisos del Bautismo.
  • De planes grandiosos.

Todas las ideas anteriores parecen nuevas debido al desconocimiento de las dos clases de cristianos (enlace al artículo “Dos clases de cristianos”) y al no desarrollo del cristiano seglar. El día de mañana serán lo más natural e intrínsecas a la idea seglar-cristiana

Los Tres Mosqueteros.

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