Hacer apostolado significa compartir, significa guiar, significa iluminar a todos los que te rodean para que todos lleguen a su fin, que es Dios.
Por: Una misión en tu vida (3) | Fuente:
Catholic.net
A todos nos ha sucedido alguna vez que, al asistir a un espectáculo muy
bueno o ir de viaje a un lugar hermoso —o al conocer y platicar con alguien
famoso—, inmediatamente surgen en nosotros deseos de platicárselo a los amigos,
de compartir esa experiencia con aquellos que queremos.
Cuando estás emocionado con algo, quieres hablar de ello todo el día y con
todas las personas que te encuentres. En eso consiste el apostolado: hablar de ese tesoro que has encontrado, de ese camino a
la verdadera felicidad que has descubierto.
El apostolado es una señal de amistad. Sería muy egoísta guardarte el secreto
para ti solo dejando que tus amigos se vayan por rutas incorrectas. Hacer
apostolado significa compartir, significa guiar, significa iluminar a todos los
que te rodean para que todos lleguen a su fin, que es Dios.
Sin embargo, tal vez en este momento te hagas una pregunta: ¿de qué manera puedo asumir mi llamado al apostolado?
HAY DIVERSOS TIPOS DE
APOSTOLADO
• El apostolado del testimonio: consiste en actuar siempre bien, en privado y en
público; en convencer a los demás del camino a seguir, caminando tú primero.
Que al verte feliz y realizado los demás deseen seguirte e imitarte.
• El apostolado de la palabra: consiste en hablar de lo que has descubierto. Puedes
realizarlo escribiendo libros, dando conferencias o en pláticas informales,
durante un rato de convivencia o en la comida, en donde compartas con los demás
tus experiencias y tus conocimientos sobre el camino a la felicidad.
• El apostolado de la acción: consiste en organizar, dirigir o colaborar en alguna
obra o acción específica de ayuda a los demás. Esto se puede realizar a través
de la acción social, las misiones o cualquier otra acción que dé a conocer a
Dios a los demás.
• El apostolado de la oración y el sacrificio: consiste en orar, rezar y sacrificarse por los demás.
Muchas veces te encontrarás con personas a las que es imposible convencer
mediante las palabras o el testimonio. Con ellas, necesitas más que nunca el
poder de Dios, recurrir a Él y pedirle su ayuda.
En cierta ocasión los discípulos de Jesús llegaron con Él muy desanimados por
no poder sacar un demonio, y Cristo les contestó: "Ese
tipo de demonios sólo pueden expulsarse con la oración y el sacrificio". (Mt.
17, 21)
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