¿El latín es más eficaz que las lenguas vernáculas para expulsar a los demonios? Un exorcista responde a esta pregunta “muy polémica”.
Entrevistado por ACI Prensa, el P. Francisco Torres Ruiz, sacerdote de
la Diócesis de Plasencia (España) y encargado del ministerio del exorcismo,
dijo que muchos se preguntan “si es mejor utilizar
el ritual de exorcismo de 1614, y reformado por el Papa Pío XII en 1952, o si
es mejor y más eficaz que el ritual promulgado por San Juan Pablo II en el año
2000”.
EL EXORCISMO: UN
SACRAMENTAL DE LA IGLESIA CATÓLICA
“En primer lugar”, dijo el
sacerdote, que es también Profesor de Liturgia, es importante “asentar un principio teológico: el exorcismo es una
celebración sacramental de la Iglesia y, por tanto, recibe su eficacia de la
oración y de la fe de la Iglesia”.
Esta, subrayó, “es una de las diferencias
que hay entre sacramentos y sacramentales”.
“Los sacramentos son signos sensibles que comunican
la gracia, que son eficaces por sí mismos, porque su eficacia les viene del
mismo Jesucristo, que es quien los ha instituido y no son ni más ni menos 7,
como dijo el Concilio de Trento”, indicó.
“Los sacramentales por su parte son signos
sensibles, estructurados a imitación, a cierta semejanza, con los sacramentos,
en cuanto son palabras y signo, pero que han sido instituidos por la Iglesia y
su eficacia ya no es ex opere operato, como por ejemplo un sacramento,
sino que es ex opere operanti, es decir, por la fe y la oración de la
Iglesia, que se empeña en ellos y que se empeña en esas acciones”, explicó.
El P. Torres Ruiz dijo luego que “un
exorcismo es una cosa sencilla, es una celebración litúrgica de la Iglesia en
la que se invoca la acción apotropaica de Jesucristo”.
“¿Qué significa esta palabra un poco rara? Apotropaico significa lucha, defensa, combate”, señaló.
“Es decir, es Jesucristo el que se enfrenta en un
exorcismo a Satanás, a los espíritus rebeldes, a la vez que en ese mismo ritual
se proclama la victoria de Jesucristo sobre el pecado y sobre la muerte, sobre
el demonio”.
AL DEMONIO “SE LE
MANDA, SE LE CONMINA”
El sacerdote español dijo además que en un exorcismo “hay dos tipos de oraciones que son las que ya se hacen,
de cara al demonio directamente”.
“La primera es la que llamamos la oración
deprecativa, que es la que invoca el auxilio divino, la que pide a Dios que
libere a la persona, que proteja a la persona que está siendo vejada, que está
siendo maltratada por el demonio”, señaló.
La segunda, continuó, es “una oración
imperativa, que es la oración en la que solo el sacerdote autorizado por su
obispo dirige directamente contra Satanás, o contra los demonios que estén ahí,
exhortándolos, conjurándolos, imperándolos, conminándolos, amenazándolos para
que se marchen de la persona que tienen sometida”.
De esa forma, al demonio “se le manda, se le
conmina, sobre todo proclamando esa victoria de Jesucristo, esa lucha de
Jesucristo contra ellos, y también recordándoles en algunos momentos las penas
del infierno, los castigos a los que están abocados desde la creación del mundo
por su rebeldía”.
¿EL RITUAL DE EXORCISMO
EN LATÍN O EL DE SAN JUAN PABLO II?
El sacerdote exorcista español subrayó que “ni
es mejor ni más eficaz el ritual de 1614, ni es mejor ni más eficaz el ritual
del 2000”.
“Es verdad que el de 1614 recogía una tradición que
al menos se remonta hasta el siglo XII, de las oraciones más eficaces o más
extendidas entre los exorcistas en la Edad Media para la lucha contra el
demonio”, recordó.
Por su parte, señaló, en el del 2000 “se han
suprimido, por ejemplo, las amenazas al diablo, los insultos al diablo, porque
había oraciones en ritual de 1614 que directamente eran una catarata de
improperios contra el diablo”.
“Es decir, se ha querido quitar esa parte, digamos,
más amenazante al diablo, para acentuar la proclamación kerigmática del
Misterio Pascual de Jesucristo”, indicó.
El P. Francisco Torres Ruiz señaló que “si
un exorcista utiliza el ritual de 1614 está actuando correctamente y es eficaz,
y si un exorcista utiliza el del año 2000 está actuando eficazmente y
correctamente, porque la Iglesia ha empeñado su oración y su fe en esos
rituales”.
POR DAVID RAMOS
| ACI Prensa
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