Papá no gesta pero protege desde el vientre.
Papá
no sufre los achaques del embarazo, pero acompaña,
cuida y procura cuando mamá lo requiere.
Papá
no puede parir, pero sostiene la mano de mamá para
infundirle valor y se queda allí, esperando ansioso y sin dormir. Papá se
preocupa en silencio y reza por las vidas de su esposa e hijo.
Papá
baña, carga, alimenta, faja de ser necesario y sí,
también cambia pañales. Papá tampoco amamanta, pero ayuda a comer a mamá si
ella no puede y es experto en sacar “airecitos” reparadores.
Papá
sabe abrazar, jugar, bailar y consolar cuando se
necesite.
Papá tiene un trabajo igual de importante y valioso que mamá porque el día
que nace el bebé también nace un padre que teme no hacerlo bien pero que está
dispuesto a dar lo mejor de sí.
Papá
es papá, el que
también sabe amar.
[Autor desconocido]
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