Según los relatos del sacerdote salesiano P. Mauricio Verlezza, la presencia de Don Bosco en la ciudad italiana de Génova hace más de 100 años está ligada a muchas anécdotas, historias y también algunos milagros que tienen también como protagonista a María Auxiliadora.
El P. Verlezza, responsable de la Obra de Don Bosco en Sampierdarena
(Génova), desde donde salieron las primeras expediciones misioneras hacia
Argentina, contó a ACI Prensa que Don Bosco celebró una Misa en 1872 en la que
participaba una gran cantidad de benefactores.
Tras escuchar su catequesis, cuando finalizó el momento de oración,
todos pasaron por la sacristía de la Catedral de San Siro para recibir la
bendición del fundador de los salesianos. A cada uno le obsequiaba una
medallita de María Auxiliadora.
“Las medallitas que tenía en una pequeña bolsa eran
muy pocas y el milagro fue que todos pudieron recibirla, pese a que la bolsita
que el secretario le dio a Don Bosco realmente tenía poquísimas”.
Aquí, explicó también el sacerdote, “San
Juan Bosco miraba sus sueños misioneros con un mapamundi que se conserva en el
pequeño cuarto en el que reposaba durante su permanencia en Sampierdarena”.
“Uno solo es mi deseo: que sean felices en el
tiempo y en la eternidad”, dejó escrito a sus jóvenes Don
Bosco, que San Juan Pablo II declaró “padre y
maestro de la juventud”.
San Juan Bosco partió a la Casa del Padre un 31 de enero de 1888,
después de haber hecho vida aquella frase que le dijo a su alumno Santo Domingo
Savio: “aquí hacemos consistir la santidad en estar
siempre alegres”.
Traducido y adaptado por Walter
Sánchez Silva. Publicado originalmente en ACI
Stampa
Redacción ACI
Prensa
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