Hay un tema que observo que se va extendiendo en las mentes de muchos buenos católicos. La idea de que hay una oscura conjura, entre unos pocos poderosos, para llevar a cabo una reestructuración mundial de todas las sociedades. Un plan para introducir una tiranía totalitaria que estaría promovido por los grandes millonarios. A esta teoría de la conspiración la llaman Gran Reseteo.
Hay que
dejarlo bien claro: es una teoría de la conspiración sin fundamento. Es
cierto que el término Gran Reseteo fue una propuesta que apareció en el Foro
Económico Mundial, en el año 2020, y que la han repetido algunas personalidades
desde entonces.
Pero lo
que ellos proponían y lo que han supuesto aquellos que han dejado volar la
imaginación son dos cosas distintas. Dada la preponderancia que ha tenido el
uso por parte de los segundos, podemos referirnos al Gran Reseteo como una
teoría conspiratoria sin base alguna, olvidándonos de lo que pretendieron
quienes usaron por primera vez ese término.
Este es
un ejemplo de cómo unos usan unas palabras en un sentido, los conspiranoicos le
dan otro. Y, cuando les dices que tal conspiración no tiene sustento en dato
alguno, se aferran a que fueron los primeros los que usaron ese término. “¿Cómo puedes negarlo si ellos mismos lo dijeron?”.
Lo que es
interesante es que, una vez más, los cristianos más combativos han vuelto a
caer en las trampas de Youtube. No es que Youtube sea una trampa, pero sí que
hay socavones. Y muchos católicos parecen empeñados en caerse de bruces en cada
socavón. De niño, cuando yo tenía cuatro años, si íbamos por un camino de
paseo, si nos encontrábamos con un charco, mi madre podía estar segura de que
yo desviaría mi rumbo para meterme dentro del charco. Algunos católicos le dan
a todo: Viganó, vacuna, reseteo, microchip. Cualquier
cosa que lleve delante la palabra conjura, de por sí, es verdadera para
ellos.
Si mañana
saliera en un vídeo un zapatero de Cuenca asegurando que él ha visto los
almacenes donde ya están preparados los microchips que nos quieren implantar,
no dudéis de que decenas de millares le creerían.
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En la
historia, ha habido varias bestias en
el sentido bíblico de Daniel o del Apocalipsis. Pero esos poderes que han
intentado satánicamente implantar un orden anticristiano han surgido a plena
luz del día, ante los ojos de todos, promoviendo un gran movimiento popular.
Así nacen las bestias apocalípticas. Es decir, no surgen con los tejemanejes de
un villano que tiene una base secreta en una isla con volcán.
Las
bestias suelen nacer con una situación de insatisfacción general de una
población, con una ideología, con un partido, con un líder carismático. Las
bestias nacen así, no con un producto que echan en el agua corriente del grifo.
Este tema fue muy repetido entre los abuelos conspiranoicos de los años 70.
Pero no
todo está mal en las teorías estas. Las hay que involucran a los jesuitas que
están muy bien. Aunque yo siempre prefiero las que tienen a la reina de
Inglaterra como jefe de reptilianos.
¿Y
quién no se acuerda de las vainas de La invasión de los ultracuerpos? Buf, es que ni las conspiraciones son lo que eran.
Para los que hemos crecido con el cine y la novela de los años 70, podemos
asegurar que el futuro ya no es lo que era.
P. FORTEA
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