JOSÉ MANUEL DÍEZ QUINTANILLA HABLA DE LAS 9 APARICIONES APROBADAS DE MÁXIMO RANGO
José
Manuel Díez Quintanilla, presidente de Radio María desde 2013, ha publicado
recientemente el libro Las apariciones de la Virgen
María (LibrosLibres), que se centran en “las 9 más importantes”, a saber: el Pilar, Guadalupe, la Medalla Milagrosa,
La Salette, Lourdes, Fátima, Pontmain, Beauraing y Banneux. Habla de las apariciones de la Virgen
y el papel de los santuarios marianos entrevistado
para el portal de noticias marianas CariFilii.es
.
–
¿POR QUÉ ESAS 9 APARICIONES, Y NO OTRAS?
– Son las
nueve que tienen mención litúrgica propia. Otras pueden tener distintos niveles
de aprobación, pero no están incorporadas en la liturgia oficial de la Iglesia
con mención propia.
–
¿CUÁLES SON LOS NIVELES DE APROBACIÓN?
– Cuando
se produce una aparición, la Iglesia espera a que finalicen las apariciones y
después el obispo local analiza los hechos. El obispo puede declarar que “consta la sobrenaturalidad” de las apariciones,
que han sucedido y son obra de Dios y la Virgen. Otras veces el obispo, después
de comprobar la realidad de los hechos, da permiso para celebrar misa en el
lugar, levantar una capilla o santuario, etc… Lo hace cuando ve que hay buenos
frutos, devoción, conversiones, peregrinos, vidas transformadas y sanadas.
» Otra posibilidad es que el Papa, o Doctrina de la
Fe, desde Roma, reconozcan la sobrenaturalidad de unas apariciones. Y el nivel más alto de aprobación es cuando la Iglesia
incorpora mención litúrgica propia para
un día sobre esa aparición, que es el caso de las nueve del libro.
–
¿Tienen un protocolo las autoridades eclesiásticas para examinar apariciones?
– En 1978
Doctrina de la Fe distribuyó un texto entre los obispos con instrucciones sobre
cómo actuar en estos casos: examinar a los videntes, los frutos, etc… Luego
Benedicto XVI hizo público ese texto, y en varios idiomas, para que no quedara
sólo al alcance de los obispos. Las autoridades eclesiales
tienen que examinar los hechos.
El obispo Zumárraga hizo venir 3 veces a San Juan Diego antes de llegar a una
conclusión. El sacerdote de Banneux pedía a la vidente que se convirtiera
alguien del pueblo… y se convirtió el padre ateo de la niña. Los pastores de la
Iglesia, en circunstancias complejas, también confían en la Virgen, y eso es
hermoso.
-¿Qué
tienen en común y en qué se diferencian las apariciones?
– Siempre se repite la llamada de la Virgen a la
conversión y la oración. A veces
habla también del sacrificio y la expiación. Hay diferencias en el aspecto con
el que la Virgen se presenta, para adaptarse a cada caso y a los videntes. Era
importante, por ejemplo, que en su aparición a San Juan Diego en el México del
s.XVI tuviera aspecto indígena. También puede adaptar el mensaje a un momento
concreto. En Lourdes buscaba reafirmar el dogma de la Inmaculada. Con la
Medalla Milagrosa, buscaba reafirmar el llamado a la oración tras la Revolución
Francesa. En Fátima el contexto era el crecimiento del comunismo.
–
¿Cuándo puede una aparición distraer de Dios y perjudicar a la persona?
– En mi
opinión es sospechoso todo lo que quite paz interior y altere la vida de una
forma antinatural. Los mensajes de la Virgen deben
llevar a vivir con amor y confianza. Todos los católicos han de creer las
doctrinas del Credo, la doctrina católica, pero las apariciones son
revelaciones privadas y un católico no está obligado a creerlos, incluso si son
aprobadas por la Iglesia. Uno puede salvarse y vivir bien sin creer que la Virgen
se apareció en Lourdes, por ejemplo.
–
¿Qué piensa sobre esos amigos que nos insisten en que adoptemos su aparición
preferida o que vayamos a su santuario preferido?
– Un
cristiano ha de ser prudente y humilde. Si un santuario ha hecho bien a
muchas personas durante mucho tiempo, es razonable y humilde pensar que vale la
pena acudir, orar… La historia
del Pilar, por ejemplo, puede parecer fantasiosa, pero hay milagros ligados al
Pilar, como el del Cojo de Calanda,
muy documentado. Vemos que la fe se acrecienta en estos santuarios. Como
mínimo, la humildad debería llevarnos a una actitud prudente y respetuosa.
–
Un periodista planteó una hipótesis: ¿las apariciones no aprobadas distraen de
las sí aprobadas?
– Hay que
confiar en la Iglesia y sus obispos. Hay lugares que no han sido oficialmente
aprobados, pero vemos que allí cambian vidas. No tiene sentido ser demasiado
beligerante contra la decisión de los pastores.
–
¿Han envejecido las apariciones del siglo XX? Fátima, Beauraing y Banneaux son
de antes de la Segunda Guerra Mundial…
– Creo
que no ha envejecido su mensaje, aunque sí puede haber menos peregrinos. Puede
ser cultural. Nuestra cultura, por ejemplo, hoy esconde a los enfermos, y quizá
por eso hay menos peregrinos en Lourdes. Beauraing y Banneaux están en Bélgica,
que es una zona muy descristianizada. Y algunas apariciones aún son poco
conocidas. Beauraing, Banneux y Pontmain son bastante conocidas
en Francia y otros países europeos, pero muy poco en España.
–
¿Es importante el lugar? La directora de la película Las letras de Jordi,
agnóstica, decía que la gruta de Lourdes le hacía pensar que algo sí había
pasado…
– Es
verdad que muchas veces parecen lugares especiales, apartados, que respiran
paz, que invitan a la meditación… Es algo que decide la sabiduría divina. ¿Por qué tal o cual sitio? En Guadalupe, la colina
de Tepeyac también tiene algo especial. El vidente, el mensaje y el lugar se
interrelacionan.
–
¿Qué pasará con los santuarios marianos tras esta pandemia? ¿Cómo los verá la
gente?
– Visitar
esos lugares seguirá tocando a muchas personas, su mensaje de conversión
seguirá calando, conectando con el sentido de trascendencia de los hombres.
También las historias de los videntes seguirán ahí, impactándonos, aunque
puedan cambiar las cifras de peregrinos.
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