Muy importante para todo el que desee avanzar en la santidad aprender a detectar estas tendencias en su propio corazón y trabajar en las virtudes.
Fuente: www.buenanueva.net
¿POR QUÉ SE LLAMAN PECADOS CAPITALES?
Se llaman capitales porque generan otros pecados
y otros vicios.
El término "capital"
no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos
otros pecados.
* ¿Qué son los pecados
capitales?
Los pecados capitales son pecados que provienen
de la concupiscencia.
* ¿Qué es la
concupiscencia?
Es la inclinación de la naturaleza humana hacia
el pecado.
Es la propensión natural de los seres humanos a
obrar el mal.
Es la insubordinación de los deseos a la
razón: la razón busca a Dios; los deseos, al insubordinarse, se oponen a
la razón que busca a Dios.
La concupiscencia nos hace tender a preferir lo
placentero y evadir lo más exigente o doloroso.
*
¿De dónde viene la concupiscencia?
Es una de las consecuencia del pecado original.
* ¿Tiene remedio la
concupiscencia?
Por supuesto que sí. Dios nos da todas las
gracias –y más de las que necesitamos- para vencer la tentación, el pecado y lo
que la concupiscencia nos presenta como agradable, bueno y necesario.
PECADOS
CAPITALES
Virtudes
para vencerlos
1. Soberbia:
Es
el deseo de superioridad y de alto
honor y gloria
Humildad:
Es reconocer que de nosotros
mismos solo tenemos la nada y el pecado.
2. Avaricia:
Es el deseo
de acaparar bienes
Generosidad:
Dar con gusto de uno mismo
o de lo propio a los que necesiten.
3. Lujuria:
Es
el desorden del apetito sexual
Castidad:
Control del apetito
sexual.
4. Ira:
Reacción
o actitud colérica ante un daño, dificultad
o contrariedad.
Paciencia:
Soportar con paz y
serenidad las adversidades.
5. Gula:
Deseo
y consumo desordenado de la comida y
bebida.
Templanza:
Moderación
en el comer y en el beber
6. Envidia:
Deseo o
resentimiento de las cualidades, bienes o
logros de otro.
Caridad:
Procurar
el bien del prójimo.
7. Pereza:
Desgano
en las obligaciones o ante los bienes
espirituales.
Diligencia:
Cuidado
y responsabilidad en el cumplimiento de
las obligaciones.
SOBERBIA
Estrictamente hablando la Soberbia es el
orgullo que lleva a la persona a igualarse a Dios o ponerse en antagonismo con
Dios.
Pero este pecado capital también se refiere al
orgullo que “consiste en una estima de uno mismo o
amor propio indebido, que busca la atención y el honor” (Catecismo de la
Iglesia Católica #1886).
El orgullo tiene muchas
formas de presentarse. He aquí sólo
algunas:
Vanidad: deseo
de ser apreciado y quedar bien.
Engreimiento: creerse
uno muy importante, necesario, creerse una gran
cosa. Y para colmo: no darse cuenta que cualquier cosa
buena que tengamos nos viene de Dios, no de nosotros mismos.
Arrogancia:
mostrar actitudes de superioridad a los demás.
Auto-suficiencia:
Creer que no necesito de Dios, que todo lo puedo por mí
mismo, o creer que no necesito tampoco a otras personas.
Suceptibilidad:
No aceptar crítica o corrección, además de molestarse sin
suficiente razón.
(para completar ver Letanías de la Humildad y otro examen de conciencia).
CONTRA
SOBERBIA - HUMILDAD
Humildad viene del latín humilitas, que
significa abajarse. Y de humus, que significa suelo, tierra.
De estos dos vocablos podemos inferir cómo obtener la virtud de la humildad: abajándonos hasta el suelo. En ese abajarse reconocemos que nada somos y nada tenemos que
no venga de Dios. Lo único que tenemos de nosotros
mismos es el pecado y nuestra nada.
Humildad es decirle a Dios: Tú eres Todo y yo soy nada. Y creérnoslo de veras.
El humilde no está aspirando la grandeza y la
fama que el mundo tanto nos vende y tanto admira. El humilde lo que
quiere es reconocer cada vez más su dependencia total de Dios. Nada somos ante Dios.
Humildad es andar en verdad, frase célebre de
Santa Teresa de Jesús. Y ¿qué es nuestra verdad?
Que nada somos ante Dios.
El que de veras desea crecer en
humildad, acepta humillaciones y acusaciones, aunque sean injustas (siempre que esto no afecte a
terceros).
El humilde no busca los primeros puestos,
no busca estarse destacando, ni imponiendo sus criterios.
AVARICIA
Inclinación o deseo desordenado de placeres o de
posesiones. Está prohibido por el noveno y décimo mandamiento. (Catecismo de la
Iglesia Católica #2514, 2534)
Consiste en tener como máxima prioridad en la vida el conseguir y mantener dinero, propiedades, y demás.
Hay que ser prudentes y previsivos con respecto
de los bienes materiales. Pero la avaricia
sobrepasa la precaución y la prudencia.
La prudencia nos lleva a buscar tener lo
suficiente para llevar una vida
sin excesos. La avaricia nos lleva a buscar tener demasiado. Y en esa actitud puede
llegar hasta el robo para obtener el exceso de bienes que desea.
La avaricia es un deseo enfermizo, de cualquier
cosa, no sólo de dinero. El avaro también es egoísta, por lo que se niega a ayudar en las necesidades
del prójimo, no le gusta compartir y no practica la solidaridad.
La avaricia es muy frecuente en nuestros días. Pero
sucede que está tan a la vista, que no se nota, pues nos parece de lo
más natural.
¿No es avaricia querer tener
el mejor automóvil, el mejor reloj, el último celular y blackberry,
etc?
CONTRA
AVARICIA - GENEROSIDAD
Para luchar contra la avaricia lo primero que se requiere es la templanza en el uso de los bienes materiales: el evitar el exceso y el lujo, controlar cantidad y calidad de los bienes que adquiramos.
La templanza con respecto de los bienes materiales
también exige que seamos desapegados de ellos.
La virtud opuesta a la avaricia es la
generosidad. El practicar la generosidad nos
ayuda a evitar la avaricia.
Generosidad es la virtud
que nos dispone a dar, no solamente bienes
materiales, sino también de nuestro tiempo, talento y la propia vida
para cumplir la voluntad de Dios, sin esperar nada a cambio
en este mundo.
Puede presentarse de varias
maneras:
. Comparar los
bienes o males míos con los de los demás. Ya la comparación es un inicio
de la envidia.
. Resentir las
cualidades, bienes o logros de otro, porque
yo no los tengo.
. Desear tener los bienes materiales,
intelectuales, físicos de los demás. Esto va en la línea de la codicia.
.
Desear que los demás no tengan los
bienes que tienen,
porque yo no los tengo.
La envidia es un pecado muy
escondido: casi
nunca la persona envidiosa habla de estos sentimientos y pocas veces se
manifiestan abiertamente. Por eso es difícil detectar la envidia.
La envidia forma parte de los malos pensamientos, que las personas
suelen pensar que son sólo de lujuria.
Otro problema para detectarla es porque el envidioso se siente con derecho
a serlo: pareciera un sentimiento natural,
necesario, y no suele
verlo como pecado.
Sólo si la envidia se materializa
haciendo daño al otro pueda que
el envidioso se dé cuenta. Pero pudiera ser puesta en evidencia la envidia
cuando buscamos criticar y hasta calumniar al otro para disminuirlo ante los
demás.
CONTRA
ENVIDIA – CARIDAD
La Caridad tiene muchas
vertientes:
Suele entenderse comúnmente como
un acto o sentimiento benéfico de ayuda al prójimo.
Pocas veces se entiende en su esencia: Caridad significa Amor de Dios. La Caridad es, entonces, una Virtud Teologal por la que la
persona puede amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo con ese Amor
con que Dios le ama y con que la persona ama a Dios.
La caridad también puede significar un acto de oblación o entrega al otro. Es el darse de que habla San Pablo.
Pero vista la
caridad como opuesta a la envidia consiste en desear siempre el bien del otro.
Y ese deseo o búsqueda del bien del otro puede llegar -inclusive- a
nivel heroico cuando se procura el bien del otro, antes o por encima del bien
propio.
IRA
La ira es el sentido emocional de desagrado y,
generalmente, antagonismo, suscitado por un daño real o aparente.
Es una reacción de irritación y rabia causada
por la indignación de sentir que se vulnera lo que creemos merecer.
Puede producirse por la frustración de no
alcanzar algún objetivo o necesidad.
La ira es un estado emocional que varía en
intensidad, yendo de la irritación leve a la furia intensa.
La terapia para la ira la da el Señor en Mt.
11, 29: Aprended de Mí que soy manso
y humilde de corazón Otras traducciones: paciente de corazón y
humilde… Y para aprender del Señor hay que estarse a sus pies en
oración, para que Él vaya haciéndonos
semejantes a Él en esa mansedumbre y
humildad que requerimos.
HUMILDAD:
Para controlar la ira hay que crecer mucho primeramente en
humildad. Esto nos ayuda a
ir aceptando mejor las contrariedades.
MANSEDUMBRE y/o PACIENCIA: Nos ayuda a controlar los arrebatos de cólera,
al poder soportar con serenidad los momentos que pueden encender la ira.
CONTRA
IRA - PACIENCIA
Paciencia para soportar con paz
y serenidad las adversidades,
contrariedades y ataques.
La paciencia modera la
tristeza, dando conformidad y
aceptación.
¿Por qué tristeza?
¿Qué tiene que ver la tristeza con la ira? La
tristeza es la otra cara de la ira. Ambas tristeza e ira denotan
inconformidad ante las calamidades y problemas.
La mansedumbre modera los
arrebatos de cólera, que son una manifestación de la ira.
Ahora bien, la mansedumbre y la paciencia son Frutos del Espíritu (Gal 5, 22).
¿Cómo tener esos
frutos? Son regalos del Espíritu Santo.
¿Cómo actúa mejor el
Espíritu Santo en nosotros?
Con la oración, la oración frecuente y
perseverante. Es como un tratamiento de antibióticos: requieren
tiempo para comenzar a actuar y tiempo adicional para que su acción
perdure.
A medida que la conformidad se va asentando en el corazón, a través de la
oración y del auto-control, la
persona puede ir frenando los movimientos de cólera.
(Papa
Francisco, 16-Abril-2015) :
"Si tú reaccionas en
el momento de la furia, seguramente serás
injusto. Serás injusto. Y también te hará mal a ti mismo. Éste es un consejo:
el tiempo, el tiempo en el momento de la tentación".
Hablando de los
resentimientos, aseguró que si lo
alimentamos es inevitable que se estalle “en el insulto, en la guerra” y “con estos malos sentimientos contra los demás, luchamos
contra Dios”, mientras “Dios ama a los
demás, ama la armonía, ama el amor, ama el diálogo, ama caminar juntos”.
También “a mí me
sucede”, admitió el Santo Padre. “Cuando una cosa no gusta, el
primer sentimiento no es de Dios, es malo, siempre”. “Detengámonos
en cambio y demos espacio al Espíritu Santo”, para que “nos haga llegar a lo justo, a la paz”.
LUJURIA
La lujuria es el goce del placer
sexual en forma desordenada. Los deseos y actos son
desordenados cuando no se conforman
al propósito para el cual Dios los creó.
En el caso de la
sexualidad, Dios nos la dio para propiciar
el amor mutuo entre los
esposos unidos en matrimonio cristiano y para favorecer la procreación.
Así que, cuando la búsqueda de placer está separada de la procreación y/o de la unión entre un hombre y
una mujer que estén unidos en matrimonio cristiano, se está cayendo en el pecado capital
de lujuria. Y, como todo pecado capital, la lujuria origina otros
pecados:
. La fornicación: relaciones
sexuales antes o fuera
del matrimonio cristiano.
. La masturbación, los
actos homosexuales, la pornografía, mal
terrible de nuestra época por su difusión masiva y casi compulsiva por el
Internet.
. la pederastia, la violación, la prostitución.
(Ver Catecismo de la Iglesia Católica #2351 a
2359)
¿QUÉ
COSAS NOS CONDUCEN A LA LUJURIA?
Películas, fotografías, imágenes, etc. que estimulen pensamientos y deseos contrarios a la castidad y/o que nos lleven a pecar de lujuria. Al
ponernos en ocasión de pecado,
ya estamos pecando.
Es necesario entonces reconocer y
obedecer el sentido que Dios ha dado a la sexualidad, aunque el
mundo nos venda otra cosa.
El mundo nos vende la búsqueda del placer
sexual, porque con eso nos sentimos supuestamente libres, realizados y felices. Y comenzamos a
centrarnos en nosotros mismos, buscando el placer sexual, olvidándonos de
Dios, de cómo nos creó y para qué puso en el ser humano la sexualidad.
Seguir al mundo en cuanto a la lujuria
definitivamente es desviarnos del plan de Dios
desde el momento de la creación del ser humano.
Vamos a analizar este proceso: El corazón,
que está hecho para amar, y la razón, que es para razonar, son manejados por el
deseo carnal, que es lo más inferior de nuestra
naturaleza. No es que sea
malo el deseo carnal (si fue puesto por Dios, no es
malo: lo malo es el uso que le demos).
Un ejemplo puede servirnos para entender el mal
uso que puede dársele a algo que Dios nos ha dado. Dios nos dio los dientes para morder, rasgar y masticar los alimentos. Pero si un
agresivo decide usarlo para maltratar a los demás mordiéndolos, está cambiando
la finalidad de una cosa buena para hacer algo malo que termina por desvirtuar
el fin para el que fue hecho.
Cuando la lujuria no se rechaza con diligencia,
el sujeto cae presa de sus propios deseos que terminan por
dominarle y envilecerle.
Castidad es la virtud que gobierna
y modera el deseo del placer sexual según
los principios de la fe y la razón.
La castidad no es
una negación de la sexualidad. Por la castidad la
persona adquiere dominio de su sexualidad.
Por ese dominio, la persona es capaz de integrar la
sexualidad en una sana personalidad, en la que la persona usa su sexualidad para el propósito para el cual
Dios nos la dio.
¿POR QUÉ LA CASTIDAD ES
ÚTIL Y NECESARIA?
. La
castidad purifica
el amor y lo eleva.
. Es la mejor
manera de preparase para el Matrimonio.
Desde la castidad se puede
comprender y practicar mejor el amor conyugal.
. Aumenta
la energía física y moral. Se tiene mayor rendimiento en el
deporte y en el estudio.
. La
castidad estimula a la persona para ir superando el egoísmo y la capacita
para el sacrificio. Ambas cosas indispensables para las buenas relaciones conyugales.
. La
castidad es virtud indispensable para poder
cumplir con la exigencia de la fidelidad conyugal.
La castidad protege el
futuro amor.
Los jóvenes que han sabido estar a la altura de su deber en
cuanto al recto uso de su sexualidad son los que sabrán después estar a la
altura de su amor.
El amor conyugal les va a exigir entrega,
generosidad y sacrificio, y al practicar la castidad, se llega al Matrimonio
con un buen entrenamiento.
Además, el mejor regalo que pueden
darse unos esposos es el de un
cuerpo y un alma íntegros: el llegar castos al Matrimonio.
Testimonios existen de jóvenes casados, cuya
mayor tristeza la noche de bodas fue el no haberse podido dar el regalo de la
integridad de cuerpo, incluso si la perdieron entre ellos mismos. Esta
mutilación previa puede convertirse en una verdadera amargura, y la luna de miel
queda vacía de este regalo tan precioso.
La castidad juvenil es un esfuerzo. Pero
es un esfuerzo que resulta en una recompensa inmensa.
Por todos estos motivos, se está dando la
costumbre de las promesas de castidad entre la población juvenil cristiana.
El hecho es que Dios nos pide ser
castos. Y Dios
no puede pedirnos cosas
imposibles. ¿Cómo es posible ser castos?
Dios nunca nos exige nada
imposible y nos da todas las gracias para hacer lo que nos pide. Dios dispone para nosotros todos los medios necesarios y nos da las
gracias necesarias para vivir la castidad según nuestro estado de vida.
No es que sea fácil, pero no es imposible.
La Castidad exige vencer la
concupiscencia carnal en pensamientos y en deseos, lo cual supone fomentar la virtud de la
templanza.
La Castidad requiere
que rechacemos los pensamientos y deseos que estimulen la
lujuria.
¿CÓMO PUEDE LOGRARSE LA
VIRTUD DE LA CASTIDAD?
. Tratando de practicarla: disciplinando los sentimientos y la imaginación, regulando
miradas y gestos, evitando
las ocasiones de pecado, huyendo de la
pornografía y de las malas compañías.
Si no se vigila la imaginación y los
pensamientos, la castidad se hace muy difícil.
Si no se arrancan las raíces de la imaginación
es imposible contener las consecuencias en la carne.
El apetito sexual aumenta según la atención que
se le preste. Es como esos perros que ladran cuando se les mira, y se
callan si no se les hace caso.
Por
todo esto se hace necesario dominar la imaginación y los deseos.
. Buscando
la fortaleza y templanza especialmente en la oración.
Con nuestras solas fuerzas, la castidad es
imposible; pero con el auxilio de Dios, que nos viene
a través de la oración es posible ser castos.
En ese caso de la castidad, querer es
poder. Quien -con la ayuda de Dios- se decide a luchar con todas sus
fuerzas, será una persona casta.
Y no es que muera la inclinación, sino que el instinto sexual será gobernado por las riendas de la razón.
LA
CASTIDAD ES PARA TODOS:
. Para los no casados aún y que aspiran al matrimonio, la
castidad requiere abstención. Es una necesaria preparación para lograr la
madurez y la castidad en el matrimonio.
. Los que han hecho voto de castidad, como Sacerdotes, Religiosos y
Religiosas, han decidido no casarse, renuncian plenamente a las relaciones
sexuales en una total oblación entregando todas sus energías y todo su
amor a Cristo y su Iglesia.
. Los casados también deben practicar la castidad a lo largo
de su vida matrimonial: en algunos períodos en que es imposible tener
relaciones por enfermedad, partos, regulación de nacimientos de manera natural,
separaciones por trabajo, viajes etc. Y a veces, inclusive, como
penitencia, como ofrenda al Señor.
GULA
La gula es el deseo desordenado por el placer conectado con la comida o la bebida.
También está ligado al consumo de drogas.
Este
deseo puede ser pecaminoso de varias formas:
. Comer o beber en exceso más de lo que el
cuerpo necesita.
. Fomentar
el gusto por cierta clase de comida a sabiendas que hacen daño para la salud.
. Consentir
el apetito fruitivo por comidas o bebidas lujosas y excepcionales.
. Consumir
bebidas alcohólicas hasta el punto de perder control total de la razón.
La intoxicación injustificada que termina en una completa pérdida de la razón
es un pecado mortal.
. Consumo
de drogas de cualquier clase y en cualquier cantidad.
CONTRA GULA – TEMPLANZA
La virtud de la Templanza también tiene varios
ángulos. Aunque la Templanza puede referirse a la moderación en
el placer sexual y también oponerse a la avaricia de bienes temporales, en este caso vamos a tratarla como la virtud
opuesta a la Gula.
La Templanza incluye la moderación y sobriedad
en el comer y el beber.
La virtud de la templanza conduce a evitar toda
clase de exceso, el abuso de la comida, del alcohol y del tabaco.
PEREZA
Es el desgano culpable en el cumplimiento de las obligaciones,
en el trabajo y en el estudio.
Incluye la ociosidad, que –como dice el dicho- es la madre de todos los vicios. Incluye la postergación culposa: dejar
para mañana lo que se puede hacer hoy.
Se considera Acidia o pereza espiritual cuando es la falta de interés en los bienes
espirituales y el desgano para responder a las gracias divinas.
CONTRA
PEREZA - DILIGENCIA
Diligencia es interés, responsabilidad, cuidado,
eficiencia y también prontitud en el cumplimiento del deber.
También significa ánimo para obrar el bien.
¿Qué cosas ha dispuesto Dios para
ayudarnos a vencer los Pecados Capitales?
1. Las
gracias actuales que
constantemente está regalándonos, pero que muchísimas veces despreciamos. Todo impulso para
ser casto, humilde, generoso, etc. es una gracia divina. El no aprovechar esos impulsos es desperdiciar
las gracias actuales que Dios nos da.
2. Los
Sacramentos:
. la
Confesión: para
confesar los pecados capitales, para sabernos perdonados y para recibir las
gracias específicas que nos llevan a perseverar en las virtudes opuesta a estos
pecados.
. la
Comunión: que
nos da la fortaleza interior para la virtud.
3. La
oración: que
nos fortalece también en la lucha interior contra los pecados capitales.
Dentro de la oración, recordar que un arma muy poderosa es el
Rosario. La
Santísima Virgen María, es nuestra aliada en la lucha contra estos pecados.
EXAMEN
DE CONCIENCIA SOBRE PECADOS CAPITALES Y VIRTUDES CONTRARIAS
*SOBERBIA
/ HUMILDAD
¿Me doy cuenta y tengo
siempre presente que nada soy y nada puedo sin Dios?
¿Consiento pensamientos de
engreimiento, vanidad y auto-suficiencia, tales como: “qué bueno(a) soy”, “qué
bien hice esto”, “qué capaz soy”, etc., sin darme cuenta que todo es obra
de Dios en mí?
¿Busco de los demás
aprobación y reconocimiento?
¿Me doy yo mismo aprobación
y reconocimiento … o cualidades y logros los refiero siempre a Dios?
¿Verdaderamente atribuyo
toda la gloria a Dios?
¿Acepto y reconozco mis
faltas cuando soy corregido?
¿Me molesto ante críticas,
ataques y humillaciones?
¿Me molesto por el trato o
puesto recibido?
Cuando sirvo, ¿me proyecto
yo mismo o soy portador de Dios?
Cuando hablo ¿me dejo
inspirar por Dios o es mi propio yo la fuente de inspiración?
¿Trato de llamar la
atención con mi supuesta “sabiduría”, mi físico, etc.?
¿Sé distinguir lo que es mi
misión o me entrometo en lo que no me corresponde?
¿En qué forma mis acciones están mezcladas con orgullo, vanidad,
egoísmo, engreimiento, arrogancia?
¿Reconozco mis errores y
pido perdón?
¿Puedo ayudar sin mandar?
¿Busco aprobación,
reconocimientos, honores y alabanzas?
¿Hago las cosas por quedar
bien?
¿Rechazo las humillaciones
o las sé aprovechar como medio para adquirir humildad?
*AVARICIA / GENEROSIDAD
¿Estoy apegado a las
cosas? ¿Ando demasiado pendiente de las finanzas y los bienes
materiales? ¿Le dedico a esto más tiempo y preocupación de lo que exige
la prudencia?
¿Sacrifico tiempo, dinero,
para servir según el plan de Dios?.
¿Soy generoso o egoísta con
los bienes materiales? ¿Sé dar y darme?
¿Soy descuidado con el
dinero?
*LUJURIA
/ CASTIDAD
¿He buscado afectividad
fuera del orden puesto por Dios con relación a la sexualidad?
¿Fantasías o actos impuros,
conmigo mismo o con otros?
¿Chistes, programas,
actitud seductora, inmodestia en vestir?
¿Obedezco el plan de Dios
para la sexualidad en mi estado de vida?
¿Trato de ser casto o sigo
lo que me vende el mundo con relación a la sexualidad?
¿Me estoy preparando bien
para el Matrimonio, guardando la castidad que me pide el Señor?
*IRA
/ PACIENCIA
¿Soy intransigente e
intolerante? ¿Impaciente e iracundo?
¿Manejo los
sufrimientos, enfermedades, inconvenientes, obstáculos, contrariedades,
relaciones con los demás con paciencia, o con intemperancia e ira?
¿Pierdo la paz con
facilidad? ¿Manifiesto mal humor cuando las cosas no son como yo espero?
¿Devuelvo con ira los
ataques o males reales que se me hace o inclusive los que imagino?
¿Descargo mi estado de
ánimo iracundo con quien o quienes nada tienen que ver con el problema en
cuestión?
¿Me consiento la ira
culpando las circunstancias? (ej. "me sacaron de quicio")
(Papa
Francisco, 16-Abril-2015) :
"Si tú reaccionas en
el momento de la furia, seguramente serás
injusto. Serás injusto. Y también te hará mal a ti mismo. Éste es un consejo:
el tiempo, el tiempo en el momento de la tentación".
Hablando de los
resentimientos, aseguró que si lo
alimentamos es inevitable que se estalle “en el insulto, en la guerra” y “con estos malos sentimientos contra los demás, luchamos
contra Dios”, mientras “Dios ama a los
demás, ama la armonía, ama el amor, ama el diálogo, ama caminar juntos”.
También “a mí me
sucede”, admitió el Santo Padre. “Cuando una cosa no gusta, el
primer sentimiento no es de Dios, es malo, siempre”. “Detengámonos
en cambio y demos espacio al Espíritu Santo”, para que “nos haga llegar a lo
justo, a la paz”.
*GULA
/ TEMPLANZA
¿Cómo o bebo más de lo
necesario?
¿Ayuno y hago abstinencia
de carne cuando lo manda la Iglesia?
¿Estoy adicto al alcohol o
la droga?
¿Soy maniático y exigente
en el gusto al comer: si la comida se ha enfriado no la como, si está
algo pasada de sal o de dulce la descarto?
¿Estimulo la sensualidad
del sentido del gusto a través de la comida?
*ENVIDIA
/ CARIDAD
¿Deseo tener los bienes
materiales, intelectuales, físicos de los demás?
¿Distraigo mis pensamientos
en comparaciones sobre lo que otros tienen que me llevan a la envidia?
¿Tengo escondidos reclamos
a Dios por el bienestar o cualidades de los demás?
¿Resiento las cualidades,
bienes o logros de otro, porque yo no los tengo?
¿Alguna vez he deseado que
los demás no tengan los bienes que tienen, porque yo no los tengo?
¿Siento celos por
posiciones y responsabilidades de otros grupos o personas dentro de la Iglesia?
*PEREZA / DILIGENCIA
¿Soy atento a cumplir mis
deberes?
¿Descanso más de lo
necesario?
¿Dejo las cosas para más
tarde?
¿Soy rápido a servir aun
cuando no tengo ganas?
¿He pecado de acidia (pereza
para las cosas de Dios)?
¿Soy responsable y
diligente con mis obligaciones de trabajo y de estudio?
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