miércoles, 21 de octubre de 2020

VIVAMOS PREPARADOS Y SEAMOS MISERICORDIOSOS

Apoyemos a los necesitados.

Por: Mónica Muñoz | Fuente: Catholic.net

Creo que falta mucho para que el tema principal del día sea otro. Estamos pensando que la situación de confinamiento se ha alargado demasiado y tenemos en mente solo un pensamiento: que se acabe la pandemia y podamos volver a nuestras actividades. Y es muy válido que tengamos este deseo, a nadie le gusta estar encerrado y menos en fin de semana, aunque, para estas alturas, todos los días parecen domingo. Sin embargo, espero que nos hayamos hecho un propósito muy en serio: cambiar las actitudes negativas en positivas, desde ahora y para toda la vida.

Y es que este momento histórico es una prueba de que no estamos preparados para lo inesperado, lo cual llega en el momento más inoportuno, quizá cuando creemos que nada puede empañar nuestra felicidad, porque, al más puro estilo de las telenovelas, cuando todo va mejor, de repente ocurre un evento que nos saca de balance: un accidente, la pérdida del empleo, una muerte. O quizá, algo no trágico, pero sí muy impactante: un embarazo, un cambio de ciudad, un ascenso en el trabajo, en fin, que la vida está llena de sorpresas, no siempre agradables, es cierto, pero que son parte de ella.

Por ello, debemos estar preparados, aunque, sinceramente, no tenemos esa costumbre en nuestro país, lo cual no es raro, porque en nuestra cultura, no creemos que valga la pena angustiarse antes de tiempo, por eso no compramos seguros de vida o de gastos médicos mayores, los de automóvil sí porque es indispensable para los coches nuevos y, por lo menos, uno de daños a terceros en caso de algún percance, sin embargo, no entra en nuestra mentalidad la prevención. Y qué decir del ahorro, nos hemos hecho a la idea de que, en lugar de guardar dinero, es preferible adquirir una deuda, que nos costará el doble o hasta el triple de la cantidad inicial, para poder liquidarla.

Y todo se convierte en un círculo vicioso que tiene remedio, únicamente es cuestión de organizarse. Por ejemplo, lo que no es necesario, no lo compremos, pero, si ya teníamos la intención de hacer el gasto, separar esa cantidad y ponerla en una alcancía o cuenta de débito, hay instituciones que facilitan crear una cuenta para fomentar el ahorro. Si tenemos pensado hacer un viaje, aunque sea corto o a algún lugar cercano, calculemos el dinero que vamos a necesitar y pongamos por escrito qué necesitamos hacer para alcanzar nuestro objetivo, desde la cantidad semanal que tenemos que guardar hasta las acciones que debemos realizar para no fallar ninguna semana, incluyendo si podemos hacer algún trabajo extra para aumentar el ingreso, no importa que no sea mucho, pero que nos motive a llegar a nuestra meta.

Y pensar, en el camino, en hacer algo por las personas menos afortunadas, pues esta vida debe tener un sentido, no hemos venido sólo a generar ingresos, gastarlos y pasarla bien. Espero que estos días de encierro nos estén ayudando a considerar las acciones que debemos llevar a cabo para ser más solidarios y misericordiosos. Ayer escuchaba la meditación del evangelio dominical, en el que se nos invitaba a creer sin ver, sin embargo, esa fe se tiene que transformar en obras para agradar a Dios, como Cristo nos enseñó: “sean misericordiosos, como mi Padre es misericordioso”, dice otro pasaje de la escritura.

Algunos tienen de más y su deber es compartir, es cierto, pero el que tiene poco, también debe pensar en los que tienen menos y aprender a administrarlo para compartir con ellos lo poco. Porque lo importante para el Señor es la acción, no la cantidad. Ahora que estamos atravesando dificultades, es cuando debemos poner en práctica lo que predicamos de palabra. Ese sería un estupendo cambio de actitud negativa en positiva, porque no es lo mismo estar en el ruedo que ver los toros desde la barrera, diría el refrán. Muchas personas necesitan de nosotros, busquemos instituciones o grupos que se estén encargando de recolectar víveres para entregarlos a quienes verdaderamente lo necesiten, no esperemos que alguien más venga a hacerlo por nosotros, si muchos nos solidarizamos con los que menos tienen, estaremos actuando en justicia y con misericordia, además, podremos evitar que se conviertan en delincuentes o atenten contra su vida, pues el ser humano que cae en la desesperación, es capaz de todo.

Apoyemos a los necesitados y demos ese cambio de actitud desde ahora, no esperemos a que termine la contingencia sanitaria. Y pensemos de verdad que, si al final de esta prueba, salimos a la calle para volver a lo mismo, entonces no hemos entendido nada.

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