EL ESTADO DE GRACIA SANTIFICANTE ES UNA META A LA QUE ESTÁN LLAMADOS LOS CRISTIANOS
UNA AYUDA A LAS ALMAS QUE OFRECE EL
PADRE ED BROOM
El padre Ed Broom, sacerdote oblato experto en retiros y en
evangelización digital, recuerda que en una ocasión Santa Catalina de Siena,
doctora de la Iglesia, recibió de Dios el regalo de contemplar un alma en estado de gracia santificante. Encantada y cautivada por la magnífica belleza de esta alma la
santa cayó de rodillas lista para adorarla, creyendo que el alma era Dios
mismo. Rápidamente Dios le informó a Santa Catalina que esta persona no era
Dios, sino simplemente un alma que vivía en esta gracia santificante.
Pero, ¿qué es la gracia santificante? Esta es un don permanente y sobrenatural, es decir, superiores a las posibilidades de la naturaleza,
que eleva y perfecciona nuestras almas haciendo que seamos hijos de Dios y
herederos del Cielo.
En uno de
sus muchos escritos, San Alfonso afirmó lo siguiente relacionado y pertinente a
nuestro tema actual: “La gracia de todas las gracias
es morir en estado de gracia”. Este
debe ser el gran objetivo final de la vida cristiana.
En este
artículo publicado en Catholic Exchange,
el
padre Broom da diez consejos para alcanzar y mantener esta “gracia
santificante” que nos acercaría a Dios de la misma manera que
le ocurrió a Santa Catalina de Siena:
1.
ENEMIGO MORTAL NÚMERO UNO: EL PECADO, MORTAL Y VENIAL
El peor enemigo de nuestra vida espiritual en general es la realidad del
pecado. Es
tóxico, venenoso, letal y mortal en nuestra búsqueda de vivir y crecer en la
gracia santificante. El pecado venial disminuye la gracia de Dios en nuestra
alma; el pecado mortal, nuestro peor enemigo, expulsa la gracia de nuestra
alma. Pidamos humildemente a Dios la gracia de aborrecer el pecado, ¡todo pecado, pero especialmente el pecado mortal!
2.
ORACIÓN
Lo que el
oxígeno es para los pulmones es la oración para el alma. Es importante
poner en valor cómo la gracia fluye al alma a través de la oración,
y especialmente a través de María, la llena de gracia. Dicho esto,
cualquier oración ofrecida a Dios con humildad, pureza de intención y amor
aumenta la gracia en nuestras almas.
3.
PENITENCIA: PRÁCTICA DE SACRIFICIOS
Nuestra
Señora de Fátima dijo en sus apariciones con tristeza que muchas almas están
perdidas por toda la eternidad porque no se ofrecen suficientes oraciones y
sacrificios a Dios por la conversión de los pobres pecadores. A los ojos de Dios, aunque sean pequeños, cualquier
sacrificio hecho con amor alcanza la gracia y, a
veces, incluso la gracia necesaria para la conversión de un pecador,
especialmente los pecadores en el lecho de muerte.
4.
CARIDAD
Todos los
santos son unánimes sobre la mayor de todas las virtudes: el amor o la caridad sobrenatural. San Pablo expresa esta verdad de manera elocuente
en su carta a los Corintios. Intenta adquirir el hábito de esforzarte a diario
para poner en práctica al menos una de las obras de misericordia corporales y
espirituales. Son siete de cada una. Al practicar actos concretos de amor hacia
el prójimo, ¡la gracia aumenta en nuestra alma!
5.
SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN
La vida
sacramental es fundamental para alcanzar la gracia. Si se pierde la
gracia de Dios al cometer un pecado mortal no hay que desesperarse sino
depositar la confianza en la Misericordia Infinita de Dios. Recuerde las palabras del Salmo: "Dios es lento para la ira, pero rico en
misericordia". Y aunque no se caiga en pecado mortal, aún podemos
recurrir a la confesión frecuente confesando los pecados veniales y aumentando
así la gracia santificante en el alma, utilizando el Sacramento de la Confesión
como medicina preventiva y curativa.
6.
DOCILIDAD Y APERTURA AL ESPÍRITU SANTO
Otro
medio eficaz para aumentar la gracia es vivir una vida recogida y estar abierto
a la presencia de Dios a través de las inspiraciones del Espíritu Santo. Cuanto
más humildes, silenciosos, puros y recogidos se llegue a ser, más poderosa será
la obra del Espíritu Santo en el alma. Por lo tanto, cuando
el Espíritu Santo envía una brisa suave pero insistente, cada vez que se dice
Sí un diluvio de gracias desciende al alma.
7.
CONVIÉRTETE EN UN MENDIGO ANTE DIOS, TU MAESTRO
Jesús
declaró inequívocamente la importancia de la oración de súplica: “Pide y recibirás; busca y encontraras; llama y la puerta se te abrirá”, recoge el
Evangelio. Si se ruega humildemente a Dios, así como a la Virgen, para obtener
la capacidad de fortalecer la gracia en tu alma sin duda esta solicitud será
concedida. De hecho, Dios desea enviar su gracia incluso más de lo que
deseamos recibirla.
8.
LA SANTA MISA Y LA SAGRADA COMUNIÓN
Sin
comparación, el medio más eficaz por el cual podemos crecer en la
gracia es la recepción de la Eucaristía de una manera ferviente, humilde,
confiada y digna. La razón no podría ser más clara: ¡la Eucaristía es Dios mismo!
9.
HAGA QUE SE OFREZCAN MISAS PARA USTED Y SUS INTENCIONES
El padre
Brown asegura que en sus bodas de plata sacerdotales su madre le ofreció 25
misas por sus 25 años como sacerdote. “Explosiones
de gracia que se dispararon hacia el cielo, un océano infinito de bendiciones y
gracias fluyó de cada una de esas misas que se ofrecieron por mí y mis
intenciones. Estoy infinitamente agradecida por tal regalo y bendición.
¡Gracias mamá!”, afirma este sacerdote.
10.
NUESTRA SEÑORA, LLENA ERES DE GRACIA
No hace
falta decir que volverse a María, llena de gracia, rezarle frecuente
y fervientemente es uno de los medios más eficaces para conservar la gracia santificante en nuestra alma, defenderla,
aumentarla y finalmente morir en este estado.
J.L. / ReL
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