MILAGROS HABLA DE LA VALENTÍA DE SU MADRE, QUE LA DIO A LUZ CON 13 AÑOS TRAS SER VIOLADA
Milagros Pedretti es madre de familia numerosa, pero muchos años antes fue dada en adopción
después de que su madre, una mujer muy pobre y que fue abusada la
diera a luz con 13 años. Pese a
todo no quiso abortar, aunque se le pasó por la cabeza, y gracias a su decisión
pudo nacer.
38 años después pudo encontrarse con su madre biológica, la mujer que le dio la vida y decidió no
arrebatársela. Y pese a todo pidió perdón numerosas ocasiones a Milagros tras
tantos años cargando con este sufrimiento.
Este
es el impactante testimonio de Milagros contado en primera persona en la web Salvar el
1:
NO
QUIERO EL ABORTO, NI LEGAL NI CLANDESTINO.
Hace 2
años hablé por primera y única vez con mi mamá biológica. Una mujer que vivió
en la pobreza, que sigue siendo muy humilde. Una mujer reiteradamente abusada,
no solo por mi padre. Una nena, de 13 años cuando le
tocó parirme. Soy hija de una "niña-madre".
Soy hija de una madre abusada. Soy hija de un padre abusador. Nieta de
un abuelo abusador. Nieta de una abuela alcohólica y maltratadora. Soy todo
eso, pero no soy abusadora, ni alcohólica, ni maltratadora.
Soy
Milagros… Soy hija;
soy madre; soy esposa; soy hermana; soy sobrina; soy prima; soy madrina; soy
ahijada; soy tía; soy amiga; soy compañera; soy profesora de Educación Física;
soy huertera; soy cocinera; soy música; soy montañista… Soy
porque alguien veló por mí y me dio la oportunidad de vivir.
Aquel día
en que hablamos, mi madre biológica sólo pedía perdón. Un perdón que
tuvo guardado durante 38 años.
¡Perdón, perdón, perdón! Perdón
hasta el llanto. Hasta quebrarse su voz.
Pero, ¿por qué me pedís perdón? “Tengo que estar agradecida
contigo, que me diste la oportunidad de tener una hermosa y digna vida”,
le dije yo.
Su perdón
dejaba de lado su edad de ese momento, dejaba de lado su pobreza y los abusos
de mi padre. Nada de eso la detuvo para pedir perdón.
Perdón,
ni si quiera por algo que había hecho.
Pedía
perdón por haber tenido “la idea de abortarme”.
“Yo quise lastimarte, quise hacerte cosas
malas, yo quise matarte”, me decía
entre sollozos.
Imagínense,
vivir 38 años con una carga de dolor tan grande; que olvidó la pobreza, el abuso y la edad en la
que le tocó vivirlo…
Ella
misma me dijo: gracias a una señora llamada Silvia, hoy puedo
pedirte perdón. Silvia me ayudó. Y yo nunca dejé de amarte.
Silvia ayudó a mi mamá a tomar otra decisión que no fuera la de matarme. Y así fue que nací y luego me dieron en adopción.
Ése es otro capítulo, que no es necesario contar y les aseguro que tengo
hermosos padres y hermanos.
Deseo que
“muchas Silvias” podamos apreciar tanto la VIDA, más que a la pobreza, a los abusos y a las
miserias del mundo. Deseo que nadie más tenga que cargar por años el peso de la
idea o el accionar de matar a un inocente. Deseo
que a ninguna mujer le toque lo que le tocó a mi mamá… Pero
si así fuese, que “Las Silvias” estemos ahí
para ayudar.
El aborto no mete al violador ni al abusador preso. El
aborto no practica la igualdad de género. El aborto no es inclusivo. No
soluciona la pobreza.
El aborto
jamás te va a liberar. Y aunque nos maten y nos descarten, ya dejamos huella.
Ningún abuso, ningún golpe, ninguna pobreza me hizo menos persona. Soy y
somos personas, igual que vosotros. Y doy gracias a Dios porque puedo
compartir mi vida con vosotros.
¡Te
perdono mamá
y te agradezco que me hayas dejado vivir!
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