«Brillante» investigación sobre un
fenómeno femenino en alza.
Hasta hace no muchos años, la cuestión transgénero
era un asunto básicamente de varones adultos. Cada vez más es un problema de chicas
adolescentes.
La
imposición de la ideología de género
está haciendo un "daño
irreversible" a las chicas adolescentes y jóvenes
multiplicando los casos de disforia de género y obligando a padres y médicos, mediante una
coacción social insoportable, a respaldar su "transición"
y medicarlas de por vida.
Es la
tesis de un libro recién publicado por Regnery en Estados Unidos, Irreversible damage
[Daño irreversible], subtitulado La manía transgénero que seduce
a nuestras hijas. Su
autora, Abigail Shrier,
es colaboradora habitual en el Wall
Street Journal, se formó en la Universidad
de Oxford y es doctora en Derecho por la Universidad de Yale.
Shrier
describe un fenómeno que empieza a preocupar en términos de salud global. En
muy pocos años, la disforia de género (un grave malestar con el propio sexo
biológico) ha pasado de ser diagnosticada en un 0,01% de
población, en la primera infancia y casi exclusivamente en varones, a ver cómo se dispara el número de casos, en la
preadolescencia y primera juventud, y sobre todo en chicas.
LOS
COLEGIOS E INTERNET
La
mayoría de las ellas nunca habían experimentado problema alguno con su sexo
biológico hasta que se dieron una de dos circunstancias, o las dos:
-o bien una actividad organizada del colegio,
extracurricular pero en horario escolar, durante la cual alguien ajeno al
centro y normalmente enviado por asociaciones LGBT les contaba su experiencia
de 'salir del armario' como transgénero o les introducía en la complejidad del
fenómeno;
-o bien descubrían en las redes sociales, a través de algún
compañero o amigo, una comunidad de influencers transgénero.
Para
muchos padres, el momento en el que descubren lo que está pasando es haciendo
frente a peticiones que pueden llegar a mastectomías dobles o a bloqueadores
de la pubertad con una potencial infertilidad permanente.
Para conocer
esta realidad, Shrier ha llevado a cabo cerca de doscientas
entrevistas a jóvenes que se
reconocen transgénero, a sus padres, a consejeros y médicos que impulsan la 'transición' de género, a psicólogos y educadores,
a investigadores y también a chicas que 'detransicionan", esto es, que lamentan lo que se han hecho a sí
mismas e intentan volver a la normalidad.
Lo que
Shrier ha descubierto, explica Regnery,
es que las chicas transgénero ven inmediatamente impulsado su estatus social
entre sus pares, pero no es fácil dar
marcha atrás una vez emprendidos los primeros pasos de la 'transición'. La finalidad de su libro es
precisamente informar de todo esto a sus padres para que puedan "proteger" a sus hijas de decisiones
erróneas, porque "toda una generación está en riesgo".
UN
ESTUDIO "BRILLANTE"
No hace
falta decir que la movilización del lobby LGBT
contra Shrier para censurarla ha
sido instantánea. Aunque Amazon vende el libro, se dirigió a la editorial para
advertirle de que no insertaría publicidad pagada, por entender que Irreversible Damage incluye críticas a
la orientación sexual... aunque no es así.
Ella ha
estado presente en todo tipo de foros para defender su estudio, que
ha sido considerado "brillante" incluso
por personas que han trabajado en la denominada perspectiva de género, como Julian
Vigo, profesora de
antropología cultural. Considera que los ataques recibidos son más bien prueba "de la fuerza de su investigación y del poder de su
alegato".
Y
coincide con ella en la constatación del auge de este fenómeno
preadolescente y postadolescente femenino y su importante prevalencia en
Estados Unidos, Reino Unido y Escandinavia: "El
transgenerismo ya no es un coto cerrado para hombres adultos, como en tiempos
fue", apunta Vigo.
LA
SEGURIDAD DE LA "ETIQUETA"
En un
artículo en Spiked
reseñando la obra, Vigo coincide con Shrier en la importancia de la enorme
cantidad de tiempo que dedican los jóvenes de hoy a la socialización on line, donde la etiquetación juega
un papel decisivo.
La propia
Shrier lo pudo comprobar durante varias de las experiencias con ellos que llevó
a cabo para su libro, donde la categorización demostró tener un papel mucho más
relevante, por la "seguridad" que
transmite la etiqueta a quien se identifica con ella, que el propio encuentro
interpersonal: “Muchas de las adolescentes que
adoptan una identidad transgénero nunca han tenido ninguna experiencia sexual o
romántica”, apunta.
También detectó
que muchas chicas, en este contexto, empiezan a sentirse 'extrañas' a su propio
cuerpo e incómodas con su sexo biológico, con el que hasta entonces no habían
sentido incomodidad alguna, a raíz de la primera menstruación.
'FELICIDAD'
A TODA COSTA
La “afirmación de género” es omnipresente en las escuelas
públicas de Estados Unidos, y según Shrier las aulas están
siendo invadidas por terapeutas deseosos de empujar a los niños por un camino
que conduce a una medicalización de por vida.
Otra
parte del problema, sugiere, es cultural. Ya no podemos soportar la idea de que
nuestros niños no sean felices. En cuanto aparece la infelicidad, por cualquier
causa, debe ser tratada. “Quizá hemos
educado a los adolescentes en considerar la felicidad como un estado natural y
constantemente accesible”, explica
Abigail. Y si eso implica afirmar la identidad de género que elijan los jóvenes
y respaldar la transición, se sigue adelante pese a las reticencias que suscita
el sentido común de los padres, a quienes preocupan sus hijas de carne y hueso,
no la satisfacción de expectativas ideológicas.
Un tercer
factor clave, señala Vigo al comentar el libro, "es
la cultura transgénero on line",
que "se engancha a la necesidad de
los adolescentes actuales de establecer una identidad social". El
estudio recoge un hecho que "seguramente no es coincidencia": "Más del 65% de los adolescentes incrementaron
su presencia en las redes sociales y su tiempo on line inmediatamente antes de anunciar su identidad
transgénero”.
Un gurú
trans como Ty Turner transmite
la idea de basta con pensar que eres trans para ser trans, y muchos le siguen: "Esto muestra con qué rapidez el típico cuestionamiento de
uno mismo propio del adolescente se ha transformado en la expectativa de una
afirmación inmediata", dice Vigo. Pero a lo que conduce
es a una gran confusión,
como el ejemplo de una de las entrevistadas, quien dice que "normalmente se identifica como ‘un 60% hombre’ y el
resto... está 'hecha un lío’".
"SI
TUS PADRES TE QUISIERAN...", "TE VAS A SUICIDAR..."
Shrier
también critica las tendencias coactivas de la
cultura trans que se
difunden on line, del tipo: “Si tus
padres te quisieran, apoyarían tu identidad trans” o “Si no te apoyan en tu identidad trans, probablemente te
suicidarás”.
Hay
incluso influencers trans que instruyen a los niños sobre cómo
convencer a los médicos de que son trans para que les receten bloqueadores
hormonales u hormonas: "El daño que
todo esto hace al cuerpo de las chicas es terrible", comenta Vigo.
"Y lo que es peor, el mundo médico no ofrece resistencia"
añade: "Cuando
Shrier le pregunta a Randi Kaufman, terapeuta de
género, sobre esos padres que no pueden entender el discurso de la identidad de
género, Kaufman responde: 'Les digo que, como no podemos cambiar la mente, tenemos
que cambiar el cuerpo'. Haciéndose eco de las ideas que circulan on line,
Kaufman dice que si los padres no apoyan a sus hijos trans, pueden ‘intentar
suicidarse’”.
CHICAS
EXPLOTADAS
"Irreversible
Damage es un libro que hay que leer", concluye Julian Vigo
su reseña: "Retrata a una generación de chicas que están siendo
explotadas por una moda cultural que muy pocos adultos están
dispuestos a cuestionar. Es una investigación exhaustiva y equilibrada
sobre lo que equivale, para las chicas, a un sexismo bajo otro nombre. Un
sexismo que les dice hoy a las chicas que, si no les gusta ser chicas, ni lo
comenten ni intenten cambiar, sino que se conviertan en pacientes del médico
para el resto de su vida".
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