Y los
extranjeros con permiso deberán haberse formado en Rusia
El gobierno de
Putin ha presentado un proyecto de ley ante la Duma (Parlamento) que prohíbe a
los extranjeros sin permiso definitivo de residencia participar en las
actividades de las asociaciones religiosas rusas, y mucho menos dirigirlas. La
medida va claramente dirigida contra la presencia de misioneros protestantes e
imanes musulmanes de fuera de Rusia pero puede afectar igualmente a sacerdotes
católicos.
(Asia News/InfoCatólica) Según el artículo 7 del
proyecto de ley federal, «Sobre la libertad de
conciencia y sobre las asociaciones religiosas», en un grupo religioso pueden
ingresar solamente los rusos y «otras personas que vivan estable y legalmente en
el territorio de Rusia».
En cuanto a la definición de «grupo religioso», la ley aclara que es una «unión de personas que profesan la misma fe, y
que no necesitan un registro estatal». Los líderes y los
miembros de un grupo tienen derecho a celebrar sus
liturgias comunes o ritos religiosos, a hacer proselitismo y a
formar nuevos miembros en su fe. Pero las reuniones de oración deben
desarrollarse en locales especialmente autorizados a tal fin, y no en casas de
particulares. Dicho derecho no lo tendrán aquellos grupos
religiosos que sean considerados como sectas peligrosas -es el caso de los Testigos de Jehová- o que
difundan mensajes más propios del terrorismo
En una nota explicativa se
comunica que las modificaciones a la ley «harán que
no
se admita la participación en las actividades de las asociaciones
religiosas de los sacerdotes o servidores de culto que hayan recibido su formación
religiosa en el exterior, o que difundan ideologías religiosas
extremistas». La norma complicará la situación de los
predicadores musulmanes y de los pastores protestantes, pero también de los sacerdotes
católicos, entre ellos, de
numerosos misioneros a quienes les cuesta obtener los permisos de permanencia
permanente.
También podrían surgir problemas para los mismos sacerdotes rusos que han sido enviados a Roma o
a otras facultades teológicas en el exterior
para cursar sus estudios. La norma implica que sus actividades serán
especialmente monitoreadas, para verificar eventuales «signos
de extremismo».
Cabe recordar que, como sucede
en el caso de los Testigos de Jehová, las
interpretaciones de las Sagradas Escrituras también podrían ser rotuladas como
«extremistas» en caso de «discrepar con la tradición». Dado que no existe una versión «oficial» de la Biblia en la tradición ortodoxa,
salvo la antigua en lengua eslava eclesiástica, la cuestión de la
interpretación se presta a un tratamiento ambiguo y dispar.
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