Estaba en segundo año
del colegio, tenía 14 años, e inglés era, claramente, una materia de temer.
Es más, me rateaba cada vez que
podía (shhh!!). (Ratearse, en este caso,
para los que leen de otros países, es algo así como ausentarse de una clase a
propósito para no estar ahí).
La tenía a Mrs Perlo como profe de inglés, que me daba mucho
(pero mucho) miedo. En esos años (los 80) cuando el profesor era exigente y de
poco sonreír, se te fruncía un poco la panza si te daban miedo. A mí Mrs Perlo (¡¡y otras!!) me hacían doler la panza.
Ahora las cosas
cambiaron un poco. Ya vamos a hablar al respecto.
La cuestión, es que ese día me
había rateado. Más tarde, subiendo las escaleras para ir al aula, escucho que
me dicen: "Laura..." (leáse "Looooora", en inglés).
Me doy vuelta, y era Mrs Perlo, que me dice (en inglés), "no fuiste hoy a clase". Se me hizo un nudo en el estómago (juro que me acuerdo), y no sé qué le habré contestado- algo para salir del paso, seguro. Me mira, y me dice, "I missed you", (te extrañé). Me paralicé. Me había extrañado A MI.
Me doy vuelta, y era Mrs Perlo, que me dice (en inglés), "no fuiste hoy a clase". Se me hizo un nudo en el estómago (juro que me acuerdo), y no sé qué le habré contestado- algo para salir del paso, seguro. Me mira, y me dice, "I missed you", (te extrañé). Me paralicé. Me había extrañado A MI.
¡¡No recuerdo qué habré
hecho o dicho, pero sí me acuerdo que esto pasó hace muchísimos años y me sigo
acordando de su cara hablándome y de qué ropa llevaba puesta!!
No puedo decir con exactitud qué
impacto tuvo ese mini diálogo en mí, pero sí puedo decirte que mi inglés no
creció de manera normal. ¡¡¡Mejoré
exponencialmente!!!
De no poder hablar en inglés en 2º año, rendí el First Certificate en 3º año y el Proficiency (un nivel muy alto de manejo del idioma) en 5º año. Al año siguiente entré al Lenguas Vivas, uno de los profesorados de inglés más prestigiosos del país. Me fui de ahí para cursar el traductorado de inglés, y después me especialicé en docencia para profesores de inglés en Estados Unidos. Hoy dicto cursos en inglés y en español, y soy bilingüe.
De no poder hablar en inglés en 2º año, rendí el First Certificate en 3º año y el Proficiency (un nivel muy alto de manejo del idioma) en 5º año. Al año siguiente entré al Lenguas Vivas, uno de los profesorados de inglés más prestigiosos del país. Me fui de ahí para cursar el traductorado de inglés, y después me especialicé en docencia para profesores de inglés en Estados Unidos. Hoy dicto cursos en inglés y en español, y soy bilingüe.
¿Qué quiero decir
con esto? Que como docentes no tenemos la
menor idea de la influencia que podemos tener en un alumno (para bien o para
mal...) ¿Fue Mrs Perlo responsable de mi "enamoramiento"
con el inglés? No lo sé....pero sí sé que me acuerdo de ese momento como
si fuera hoy y que la mejora en mi inglés surge después de ese incidente...
El sentirse seguro, esperado,
importante es la clave para poder aprender.
Necesitamos aulas SANAS, con ausencia de amenaza, en donde los alumnos puedan desplegar todo su potencial creativo, sin miedo a sentirse humillados, expuestos o burlados.
Necesitamos aulas SANAS, con ausencia de amenaza, en donde los alumnos puedan desplegar todo su potencial creativo, sin miedo a sentirse humillados, expuestos o burlados.
El docente debe ser custodio de
la auto estima de sus alumnos, generando aulas en donde no se hable de inclusión,
sino de convivencia. En donde cada uno sepa que puede aprender a su ritmo y a
su manera. En donde se naturalice y desdramatice (y ¡capitalice!)
el cometer errores, entendiendo que los errores son parte del proceso de
aprendizaje.
Los estudios demuestran
claramente que desde el mismo momento del nacimiento, los cerebros humanos
están cableados para aprender mejor en entornos afectivos.
Este año, organízate y llega a tu aula unos minutos antes que tus alumnos, y sin importar su edad, salúdalos y conéctate. Míralos a los ojos, dales un beso, un abrazo, una palmada, un cumplido, una sonrisa, o lo que sea apropiado para el entorno y su edad, y hazles sentir que los extrañaste y que estás ahí por y para ellos.
Este año, organízate y llega a tu aula unos minutos antes que tus alumnos, y sin importar su edad, salúdalos y conéctate. Míralos a los ojos, dales un beso, un abrazo, una palmada, un cumplido, una sonrisa, o lo que sea apropiado para el entorno y su edad, y hazles sentir que los extrañaste y que estás ahí por y para ellos.
Ese será sin duda alguna, el
comienzo de algo bueno. No lo olvides, sin vínculo, no hay aprendizaje. Una
palabra, un oído atento, una muestra de cariño, pueden cambiar una vida. Mrs Perlo me la cambió. Para bien. ¿Qué opinan?
¡Los leo! Un
abrazo, Laura








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