Un turista mexicano entró en una estación
del metro de Estocolmo, la capital de Suecia. Allí notó que, entre los accesos
de cobro giratorios, había uno que daba el
paso libre y gratuito. Muy extrañado, le preguntó a la vendedora de tickets el porqué de aquel acceso libre.
La despachadora esbozo una sonrisa y explicó que ese torniquete estaba
destinado a las personas que, por cualquier motivo, no
tuviesen dinero para pagar su pasaje.
Incrédulo,
acostumbrado a la manera latina, no pudo evitar hacer la pregunta que, para él
era obvia y necesaria:
- y sí la persona tuviese dinero, pero simplemente ¿no quisiese pagar?
La vendedora entrecerró sus ojos azules y con su sonrisa permanente, respondió:
- pero, no tendría por qué hacerlo. ¿Qué motivo?
- y sí la persona tuviese dinero, pero simplemente ¿no quisiese pagar?
La vendedora entrecerró sus ojos azules y con su sonrisa permanente, respondió:
- pero, no tendría por qué hacerlo. ¿Qué motivo?
Sin
poder acertar una observación, el personaje pagó su acceso y entró por el
torniquete, seguido de una multitud que también había pagado por sus tickets.
Mientras el paso libre continuaba vacío.
La
honestidad es uno de los valores más liberadores que un pueblo puede tener. Una
sociedad que ha logrado transformar ese valor en algo natural, está en un
estado de desarrollo, sin duda, superior. Eso es educación. El mundo cambia
cuando tú cambias. Hagamos de la honestidad y buena fe un hábito.
Gracias
CARLOS
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