Párrafos
del capítulo dedicado a la homosexualidad
El
estudio/manual de 300 páginas analiza al hombre creado por Dios, en relación
con otras personas y el resto de la creación, y en el plan salvífico de Dios.
Cuatro capítulos que han causado cierta confusión entre los fieles por los
fragmentos adelantados.
(NCR/InfoCatólica) Los autores de un nuevo y
extenso estudio de antropología bíblica realizado por la Pontificia Comisión
Bíblica dicen que ofrece a los teólogos y catequistas «observaciones
de los puntos de vista de la sociedad moderna sobre el hombre de hoy y los
contrasta con las Escrituras».
Compuesto por cuatro
capítulos, el estudio encargado por el Papa Francisco y titulado ¿Qué es el hombre? Un itinerario de antropología bíblica,
trata temas como el hombre creado por Dios; hombre en relación con el resto de
la creación; la realidad relacional de la antropología (centrándose en las
relaciones conyugales, parentales, filiales y fraternales); y el plan salvífico
de Dios para la humanidad.
Pero los fragmentos del texto
adelantado por algunos medios de comunicación lo han presentado como un cambio
significativo respecto a la aceptación del pecado de los actos homosexuales.
El periódico izquierdista
italiano La Repubblica afirmó que el texto dice «la relación homoerótica
no debe ser condenada», que en un primer momento se tomó como cierta y que fue
desmentida por el Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe:
Por lo tanto, no existe
ninguna «apertura» a las uniones entre
personas del mismo sexo, como algunos lo han afirmado erróneamente.
¿Qué dice el texto
exactamente?
El periodista Edward Pentin publicado
completo los párrafos más relevantes del tercer capítulo: «La familia humana», subcapítulo: «Homosexualidad» con la finalidad de tener una
visión más certera de lo que se dice y no se dice:
La institución del matrimonio,
formada por la relación estable entre marido y mujer, se presenta
constantemente como evidente y normativa en toda la tradición bíblica. No hay
ejemplos de «uniones» legalmente reconocidas entre personas del mismo sexo.
Desde hace tiempo,
especialmente en la cultura occidental, se han escuchado voces disidentes
acerca del enfoque antropológico de la Escritura, tal como la entiende y la
transmite la Iglesia en sus aspectos normativos; de hecho, todo esto se juzga
como el simple reflejo de una mentalidad arcaica, condicionada históricamente.
Sabemos que muchas declaraciones bíblicas, en los campos de la cosmología, la
biología y la sociología, se han ido considerando gradualmente obsoletas por el
progreso de las ciencias naturales y humanas. Del mismo modo, algunos pueden
deducir que una comprensión nueva y más adecuada de la persona humana impone
una reserva radical sobre el valor exclusivo de la unión heterosexual, en favor
de una aceptación similar de la homosexualidad y las uniones homosexuales como
una expresión legítima y digna del ser humano. Además, se argumenta algunas
veces, la Biblia dice poco o nada acerca de este tipo de relación erótica, que
por lo tanto no se condena, porque a menudo se confunde indebidamente con otros
comportamientos sexuales aberrantes. Por lo tanto, parece necesario examinar
los pasajes de la Sagrada Escritura en los que se discute el problema de la
homosexualidad, en particular aquellos en los que se denuncia y se culpa.
Es dudoso que la Biblia no
hable de la inclinación erótica hacia una persona del mismo sexo, sino solo de
actos homosexuales. Y se trata de estos actos en unos pocos textos, diferentes
entre sí en términos de género literario e importancia. En lo que respecta al
Antiguo Testamento, tenemos dos relatos (Gen 19 y Jc 19) que evocan
erróneamente este aspecto, y luego algunas normas en un Código legislativo (Lv
18,22 y 20,13) que condenan las relaciones homosexuales.
Respecto a la ciudad
de Sodoma dice:
[…] Se culpa [a la ciudad de
Sodoma] de una práctica sexual vergonzosa, llamada «sodomía»,
que consiste en la relación erótica con personas del mismo sexo. Esto
parecería tener, a primera vista, un claro apoyo en el relato bíblico. En
Génesis 19 se dice, de hecho, que dos 'ángeles'
alojados por la noche en la casa de Lot son asediados por los 'hombres de Sodoma', jóvenes y viejos, toda la
población en general, con la intención de abusar sexualmente de estos extraños.
El verbo hebreo que se usa aquí es «conocer», un
eufemismo para indicar las relaciones sexuales, como lo confirma la propuesta
de Lot, quien, para proteger a los invitados, está dispuesto a sacrificar a sus
dos hijas que «no han conocido varón». […]
No encontramos en la tradición
narrativa de la Biblia indicaciones acerca de las prácticas homosexuales, ni
como conductas que puedan criticarse, ni como actitudes toleradas o
bienvenidas. La amistad entre personas del mismo sexo (como la amistad de David
y Jonatán, elogiada en 2S 1,26) no puede considerarse un signo a favor del
reconocimiento de la homosexualidad en la sociedad israelita. Las tradiciones
proféticas no mencionan esta naturaleza, ni entre el pueblo de Dios, ni entre
las naciones paganas; y este silencio contrasta con los testimonios de Lv 18,33
y 5,24-30, que se atribuyen a los egipcios, a los cananeos y, en general, a los
no israelitas como comportamientos sexuales inaceptables, incluida la violación
homosexual. Esto indica, como veremos, una evaluación negativa de esta práctica.
[…]
El libro luego cita
referencias que condenan la práctica homosexual en el Antiguo y Nuevo
Testamento, incluida la Carta de San Pablo a los Romanos.
El subcapítulo
termina con las siguientes palabras:
En conclusión, el examen
exegético realizado de los textos del Antiguo y del Nuevo Testamento ha hecho
aparecer elementos que deben considerarse para una evaluación de la
homosexualidad en sus implicaciones éticas. Ciertas formulaciones de autores
bíblicos, así como las indicaciones disciplinarias del Levítico, requieren una
interpretación inteligente que salvaguarde los valores que el texto sagrado
pretende fomentar, evitando así la repetición literal que conlleva rasgos
culturales de la época. La contribución proporcionada por la ciencia, junto con
la reflexión de teólogos y moralistas, será indispensable para una exposición
adecuada del problema, que solo se esboza en este documento. Además, se
requerirá cuidado pastoral, particularmente con respecto a los individuos, para
implementar el servicio al bien que la Iglesia debe asumir en su misión para la
humanidad.
[Traducido para
InfoCatólica]
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