Oraciones para cada
día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los
días previos a la festividad (5 al 13 de diciembre)
Por: n/a | Fuente: Devocionario.com
Por la señal de la Santa Cruz...
ACTO
DE CONTRICIÓN (TODOS LOS DÍAS)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma
de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme
del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de
mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su
malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de
haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre
todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra
gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro
fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común
enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no
ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor
hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y
alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
ORACIÓN
PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS.
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa
piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo
género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de
Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os
suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis
pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó
toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser
amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después
gozaros para siempre en su compañía en la gloria. Amén.
Meditar la reflexión del día correspondiente y
terminar con la oración final para todos los días.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San
Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de
vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos;
concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes,
merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los
siglos. Amén.
DÍA
PRIMERO
Oración. Glorioso San Juan de la Cruz, que desde
vuestra infancia fuisteis tierno amante de María Santísima y de la cruz de su
Santísimo Hijo, mereciendo por este amor ser protector singular de las almas
afligidas y desconsoladas: os suplico, Padre mío, interpongáis vuestros ruegos
para con Madre e Hijo a fin de que me concedan viva fe, firme esperanza,
ferviente caridad y tiernísimo amor a la cruz de mi Señor, en cuyo ejercicio
viva y muera amparado siempre de su gracia, y también consiga, si me conviene,
lo que pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en
reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre
le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
DÍA
SEGUNDO
Oración. Glorioso y excelso Padre mío San Juan
de la Cruz, que, siendo aún de pocos años, crucificasteis vuestro cuerpo con
muchos rigores y penitencias, para asemejaros en lo posible al que por nuestro
amor padeció en la cruz: os suplico, Padre mío amantísimo, que intercedáis con
nuestro Señor Jesucristo para que me infunda espíritu de penitencia, a fin de
que sufra por su amor los trabajos y dolores que me enviare; y de esta manera,
satisfaciendo las innumerables ofensas que le tengo hechas, y purificada mi
alma con tan saludable ejercicio, merezca llegar a gozarle por siempre en
vuestra compañía en la gloria, y también alcance lo que pido en esta Novena, si
me conviene. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en
reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre
le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
DÍA
TERCERO
Oración. Amantísimo Padre mío San Juan de la
Cruz, que por vuestra continua oración merecisteis renombre de doctor extático
y luz especialísima para gobernar las almas y hacerlas adelantar en el camino
de la virtud: os suplico humildemente que, como Padre y Director iluminado,
alumbréis la mía con las luces de vuestra celestial doctrina, y la inclinéis al
ejercicio santo de la oración, con el cual, desprendida de todo lo terreno,
llegue a amar solo a Dios y a las cosas del cielo, y así pueda alcanzar de Su
Divina Majestad perseverancia en el bien obrar, y también, si me conviene, la
gracia que pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en
reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre
le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
DÍA
CUARTO
Oración. ¡Oh Padre mío amantísimo San Juan de la
Cruz! Espejo de paciencia y fortaleza, que para gloria de Dios y bien de
vuestra Reforma sufriste innumerables trabajos y penalidades, gloriándoos, como
otro Pablo, en los oprobios y contradicciones: os suplico, Santo mío, me
alcancéis de nuestro buen Dios que sufra yo con paciencia e igualdad de ánimo
todo lo que me sucediere adverso, a fin de que, padeciendo mis penas y amando a
los que me las causan, por la gloria de mi Señor se purifique mi alma de la escoria
de sus culpas y adelante en las virtudes, con cuyo ejercicio merezca alcanzar
el premio prometido a los que padecen con fortaleza por Dios y su gloria, y
también consiga, si me conviene, la gracia que pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en
reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre
le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
DÍA
QUINTO
Oración. Glorioso Padre mío San Juan de la Cruz,
que por el gran poder que os concedió el Señor sobre los demonios, y por los
muchos que expelisteis de las almas y cuerpos, os llamaban el «Milagrero»: os
suplico humildemente que ejercitéis conmigo esa misma insigne caridad y
compasión, alcanzándome de Su Divina Majestad me conceda victoria cumplida de
todas las asechanzas y sugestiones con que me tiente el infernal enemigo, no
sólo durante la vida, sino también en la hora de mi muerte; para que, viviendo
y muriendo con esta celestial gracia, logre el premio que Dios tiene preparado
para los justos en su santísimo Reino, y también alcance el favor que suplico
en esta Novena, si me conviene. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en
reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre
le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
DÍA
SEXTO
Oración. Glorioso Padre mío San Juan de la Cruz,
que por vuestra pura y casta vida merecisteis que Dios y su Madre Santísima os
concediesen la gracia de reprimir los movimientos y deseos impuros de los que
os miraban, y por este medio y vuestro grande espíritu hicieseis en muchas
almas singulares conversiones: os suplico, Padre mío, que os compadezcáis de mi
flaqueza en esta materia, y me alcancéis de Dios, por medio de su Santísima
Madre, la virtud de una castidad perfecta, para que, viviendo limpio de alma y
cuerpo, pueda algún día gozar de la gloria eterna y consiga ahora lo que pido
en esta Novena, si me conviene. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en
reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre
le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
DÍA
SÉPTIMO
Oración. Bendito y glorioso Padre mío San Juan
de la Cruz, que por vuestra insigne humildad merecisteis ser llamado el «Mínimo
Grande», y por vuestra excelsa sabiduría el «Doctor Místico y Querúbico», os
suplico, Padre amoroso, me alcancéis de Dios que sea yo humilde de corazón,
para que, conociendo mi bajeza y defectos, me aparte de las vanidades y honras
mundanas y sufra resignado los desprecios que me hicieren; y así, caminando con
la luz de vuestra doctrina por la senda de la nada, llegue a poseerlo todo en
Dios, mediante su divina gracia, y también la que os suplico en esta Novena, si
me conviene. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en
reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre
le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
DÍA
OCTAVO
Oración. ¡Oh glorioso Padre mío San Juan de la
Cruz! Con razón os llaman padre de los pobres, remedio de enfermos y consolador
de afligidos; pues ya cuando vivíais, y ahora por vuestras reliquias e
imágenes, obráis en todos mil maravillas. Os suplico, Padre mío amoroso, que,
condoliéndoos de mis males y dolencias, uséis conmigo de vuestras acostumbradas
misericordias y me alcancéis de Dios el remedio y consuelo que necesito, para
que, alabando a Su Divina Majestad por este y los demás beneficios que me ha hecho
por vuestra intercesión, juntamente le dé gracias por el particular que pido, y
espero me conceda en esta Novena, si me conviene. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en
reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre
le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
DÍA
NOVENO
Oración. Amable y excelso Padre mío San Juan de
la Cruz, que, por imitar a nuestro Divino Redentor, renunciasteis hasta en la
muerte los alivios y consuelos, aun celestiales, y abrazasteis gustoso los
trabajos y desprecios, por grandes que fuesen, como se vio cuando el Señor os
dijo: «Juan, ¿qué premio quieres por tus trabajos?». Y Vos, con generoso y
soberano valor, le respondisteis: « Señor, padecer y ser menospreciado por
Vos». Lo que fue tan del agrado de su Divina Majestad, que os concedió el morir
despreciado de las criaturas, y penando en la cruz con cinco llagas, pero
honrado y animado con la presencia del mismo Creador. Os suplico, Padre
amantísimo, me alcancéis del Señor que os imite durante mi vida, y en la muerte
me aprovechen los méritos de su Sagrada Pasión, y por ella me perdone todos mis
pecados, y me conceda la perseverancia final en su gracia, mediante la cual
pueda gozarle en vuestra compañía por toda la eternidad en la gloria, y también
el favor que pido en esta Novena, si me conviene. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en
reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre
le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
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