En el numeral 87 del
instrumento de trabajo para el próximo sínodo sobre la Amazonia, tal como
se ha publicado aquí en Infocatólica, se puede leer
lo siguiente: “87. Los
rituales y ceremonias indígenas son esenciales para la salud integral pues integran los
diferentes ciclos de la vida humana y de la naturaleza. Crean armonía y equilibrio entre los seres humanos y el cosmos. Protegen la vida contra los males que
pueden ser provocados tanto por seres humanos como por otros seres vivos. Ayudan a curar las enfermedades que
perjudican el medio ambiente, la vida humana y otros seres vivos.”
Todos los resaltados en negrita son nuestros.
Aparte de todo lo que se
presenta como alarmante en este sínodo, en el cual podrían darse pasos hacia
el fin del celibato sacerdotal obligatorio, así
como hacia el sacerdocio femenino, ese párrafo se lee como atribuyendo una eficacia real a los rituales y ceremonias indígenas.
Eso ya es bastante, pero surge
la pregunta de cuál es la fuente revelada para esa afirmación ¿la
Escritura, la Tradición?
Por otra parte, si esa eficacia real existe ¿cuál
es su causa? ¿Es natural o
sobrenatural? No parece que sea natural, ni que la ciencia
tenga alguna hipótesis explicativa de la misma. Y entonces, si es sobrenatural,
sólo puede ser divina, angélica o demoníaca. Como se ve,
es de vital importancia saber, en todo caso, de cuál de las tres se trata, o en
definitiva, de las dos.
Y si se responde que dados sus
buenos efectos esa
causa no puede ser demoníaca, dejando pasar esa afirmación que tampoco se puede
hacer en forma absoluta, porque el demonio puede muy bien
darnos bienes temporales a cambio de nuestra condenación eterna, el hecho es que volvemos a lo mismo ¿cuál es la fuente revelada para esa
afirmación? ¿Dónde consta en la
Escritura o la Tradición de la Iglesia que los rituales de los indígenas amazónicos tienen esa eficacia
debida a la acción de Dios o de sus ángeles?
En realidad, la actitud
tradicional de la Iglesia ante ese tipo de rituales ha sido, por decir poco, de
extrema
desconfianza, comenzando por el dicho patrístico: “Omnes dii gentium daemonia”: todos los dioses de los gentiles (paganos) son demonios.
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Copio del siguiente
sitio web:
Guarulla lanzo
la maldición de Dabucurí a Maduro
Este
martes, el gobernador del estado Amazonas le lanzó una maldición chamánica los
responsables de su inhabilitación política. El conjuro fue hecho durante una
rueda de prensa
“No morirán sin tormento. Antes de morir
comenzarán a sufrir y su alma va a vagar por los sitios más oscuros y
pestilentes antes de poder cerrar los ojos”, esas fueron las palabras de
Liborio Guarulla, gobernador del estado Amazonas, al referirse a los que lo
inhabilitaron políticamente durante 15 años.
Agitando
una pequeña maraca adornada con plumajes negros y marrones, Guarulla lanzó
esta maldición que es muy popular
en la selva amazónica .
No
es la primera vez que un político venezolano amenaza con una maldición, en el
pasado, el presidente Nicolás Maduro amenazó al electorado de que le caería la
maldición de Maracapana a quien no votara por él.
¿EN QUÉ CONSISTE REALMENTE ESTA MALDICIÓN?
1)
En la selva amazónica, que abarca Venezuela, Brasil, Colombia y Perú, los
indígenas que la habitan, dan a cierto ritual especial sagrado y poderoso el
nombre de Dabucurí.
2)
Es conocida como una prolongada y especial ceremonia tradicional de integración
entre las distintas etnias.
3)
La fiesta ceremonial del dabucurí se caracteriza por los llamativos atuendos y
adornos rituales que visten hombres y mujeres para disfrutar de esta ocasión
especial.
4)
Lo más importante de esta ceremonia es que se ofrecen danzas y se ofrenda
comida, frutas y bebidas a los ancestros para recibir gran abundancia y
prosperidad.
5)
Según la tradición chamánica, cuando
este ritual se lanza en forma de maldición, todo aquél que lo recibe carecerá
de prosperidad, será despojado de sus riquezas y su vida se inundará de dolor y
pesar.
6) Todas las mujeres se dedican a
preparar la chicha, pero primero tienen que ir a la chagra, arrancan yuca y
ñame; faltando 8 días para el Dabucurí el proceso se torna dispendioso ya que
tienen que cocinar por varios días los materiales y luego dejarlos fermentar
por cuatro días en un recipiente llamado cachirí.
7) En
el Dabucurí participan los ancianos, hombres adultos, hombres jóvenes que ya
han vivido la fiesta en años anteriores, niños mayores de 12 años, mujeres y
niños menores de edad.
8) Las mujeres son las encargadas
de preparar la mayor cantidad de comida y bebida para ofrendar y compartir
durante el ritual.
9) En
la declaraciones ofrecidas por Guarulla, en donde lanzó un conjuro en contra de
quienes lo inhabilitaron, dijo: “No
morirán sin tormento. “Antes de morir comenzarán a sufrir y su alma va a vagar
por los sitios más oscuros y pestilentes antes de poder cerrar los ojos”.”
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Siendo así las cosas, no parece apropiado que un documento de la Iglesia reconozca
y elogie la eficacia de tales rituales. Si los supuestos efectos buenos de
tales rituales se usasen como argumento para su origen divino ¿qué conclusión hay que sacar de estas maldiciones
que forman parte de los mismos?
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Por otra parte, un concepto tan pomposo como “salud integral", o bien incluye también la salud espiritual, o no
se ve bien a qué viene eso de “integral".
Ahora bien, la salud
espiritual, sabemos por nuestra fe, sólo es posible por la
gracia santificante, que deriva del sacrificio de Cristo en
la cruz.
A la “salud
integral", entonces, le serían esenciales los rituales y ceremonias indígenas. De ahí se
siguen varias conclusiones.
En primer lugar, nosotros, que
no participamos en esos rituales, no podemos tener
salud integral.
Benévolamente, interpretaríamos que para que
la salud sea “integral” hace falta no
solamente la salud del alma, sino la
del cuerpo, y que para esta última, solamente,
serían esenciales los rituales amazónicos. De todos modos, nosotros no
podemos tener, entonces, esa salud corporal, hasta que participemos
en alguna de esas ceremonias. Avisar a los médicos.
No
tan benévolamente, los rituales serían esenciales también para la salud espiritual,
que incluye el don de la gracia
santificante, y de ello se seguiría, no solamente que esos
rituales producen la gracia “ex opere operato“, como dice “Dominus
Iesus” que NO lo hacen, sino que
además, nosotros estaríamos lamentablemente privados de esa gracia al no haber participado hasta el presente en
tales ceremonias.
Asombra que tales disparates
estén lógicamente implicados en un “Instrumentum
laboris” de un Sínodo de los Obispos.
Néstor
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