Las
asignaturas no incluyen ser mamá, claro que no. ¿Quién en este tiempo
propondría una clase como esa? Sería tildada de retrógrada.
Sin embargo,
para esas mamás e hijas que estudian en casa, esa instrucción solo ocurre. De
una manera casi orgánica las niñas viven un proceso de identificación en el que
aparece el deseo de cocinar con mamá, limpiar con mamá, cuidar al hermanito
pequeño y cuando las personas preguntan ¿qué
quieres hacer cuando crezcas?, no resulta vergonzoso decir cosas como: “quiero ser mamá”, “quiero ser cocinera”, “quiero cuidar
bebés”.
Mi hija en
particular dice que cuando crezca será cocinera. Es gracioso verla cuidar a su
hermanito menor incluso cuando lo regaña o le enseña cosas, de pronto me veo
siendo imitada en los tonos de voz y las formas de decir las cosas.
Y fue en uno
de esos momentos, cuando convencía al pequeño Adriel de dejarse vestir y
ponerse el pañal, que llegó el pensamiento: Me hubiese gustado mucho desde
pequeña tener un entrenamiento para ser mamá.
A lo largo
de nuestras vidas somos entrenados para muchas cosas, son varios años
recibiendo conocimientos académicos de diferente tipo, entrenamos nuestro
cuerpo para aprender diferentes disciplinas, entrenamos nuestro oído para
desarrollar habilidades musicales pero la maternidad como la paternidad es algo
en lo que no se nos entrena. Solo ocurre, y cuando estamos con esa pequeña
criatura entre los brazos despertamos a una realidad completamente desconocida.
Hace unos
años leyendo un libro sobre la bendición que es ser padres, reflexioné sobre un
concepto que me resultaba anticuado. Es la conversación entre una niña y su
papá.
-Hija,
¿qué quieres hacer cuando seas grande?
-Pues…
me gusta mucho la gimnasia papá. ¿Crees que pueda ser una buena gimnasta?
-Tú
puedes ser buena en todo lo que te propongas.
-Me
gustaría ser mamá también.
-Hija,
quiero que sepas, que sin importar qué decidas hacer cuando crezcas. Si acaso
tu deseo es dedicarte a ser mamá. Me sentiré igual de orgulloso que si llegaras
a ser gimnasta o cualquier otra cosa.
-Ok
papá.
¡Qué
afirmación aquella! Mas cuando creciste pensando que ser mamá era una limitada forma de
pensar, era vivir sin aspiraciones en la vida, e incluso una gran decepción
para muchos padres.
Nuestra
generación tiene una lucha interna, ser mamá o ser la exitosa profesional.
Aquel padre resolvió este dilema con solo una frase.
No sé que
decida hacer mi pequeña cuando sea mayor, pero por ahora estoy enseñándole el
valor que tiene cuidar a alguien más pequeño e indefenso que ella. Estoy
entrenando su instinto de madre cuando las circunstancias se presentan y estoy
aplaudiendo sus actos de servicio dentro de casa. Deseo que cuando crezca no
vea esta labor como una carga, cosa que dicha sea de paso, a mí me costó mucho
entender; sino como el ministerio y la profesión más significativa de la vida,
ser mamá.
Artículo de la revista «My Home Scool»
la primer revista latinomericana de escuela en casa. Escrito por su editora
Cristiana Gandarillas.
Por Cristina Gandarillas
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