Como estoy más que seguro que la Venerable Marta Robin cede con gusto y gozo su día de
publicación para un tema como el que sigue… en fin, que a ella me acojo para
cambiar el artículo que correspondía a su serie por uno, digamos, de actualidad. Y con eso empezamos el mismo que,
por cierto, es reproducción de uno publicado hace, nada más y nada menos, que 8
años. Pero… es que estamos seguros
de que nada ha cambiado porque, seguro, ha empeorado.
Vayamos, pues, con
la cosa.
“Ni
que decir tiene que esta fiesta solsticial es muy anterior a la religión
católica o mahometana. Uno de los antecedentes que se puede buscar a esta
festividad es la celebración celta del Beltaine, que se realizaba el primero de
mayo. El nombre significaba “fuego de Bel” o “bello fuego” y era un festival
anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que
eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas. Después los druidas
hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra
las enfermedades. A la vez, rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y
no dudaban en sacrificar algún animal para que sus plegarias fueran mejor
atendidas.
Otra de las raíces de tan singular noche hay que buscarla en las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo, que se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador. Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas. Ya entonces se atribuían propiedades medicinales a las hierbas recogidas en aquellos días. El cristianismo fue experto en reciclar viejos cultos paganos.”
Este texto lo he copiado de un grupo denominado M.A.I.S. TOLTEKAHIOTL. A.C. “Mancomunidad de la Amerrikua Iniciática Solar". Dice
lo que dice y se refiere, en concreto, a los “Orígenes
paganos” de la celebración, digamos, del solsticio de verano y, en
concreto, de la noche de San Juan o, lo que es lo mismo, la madrugada entre el
23 y el 24 de junio.
OTRO TEXTO MÁS:
“Se
trata de una fecha cargada de simbolismos y de magia, en la que las deidades de
la naturaleza, las hadas y los duendes andan sueltos por los campos para
bendecirlos, siendo posible tropezarse o comunicarse con ellos.
Las celebraciones del Solsticio de Verano están llenas de símbolos y otras alusiones de carácter solar, como las hogueras (encendidas con el doble propósito de purificar y ayudar al Dios Sol a mantener vivo su poder) .Se trataba de una festividad que celebra el placer y la alegría de la vida y la abundancia de la naturaleza.
Las celebraciones del Solsticio de Verano están llenas de símbolos y otras alusiones de carácter solar, como las hogueras (encendidas con el doble propósito de purificar y ayudar al Dios Sol a mantener vivo su poder) .Se trataba de una festividad que celebra el placer y la alegría de la vida y la abundancia de la naturaleza.
En esta noche, tradicionalmente, se recolectan las hierbas mágicas y medicinales que se usarán durante el resto del año, así como también se recoge agua de los manantiales o del mar a la que se le atribuye milagrosas propiedades por estar situado el Sol a cero grados de
Cáncer, signo de agua. Está considerado como uno de los mejores momentos para la magia, siendo especialmente eficaz toda aquella relacionada con ritos de amor, salud y prosperidad.”
Seguramente podría traer muchos otros ejemplos que muestran la concepción,
real, que muchas formas de pensar, no precisamente cristianas ni, aquí,
católicas, tienen acerca de la noche
de San Juan. No son, digamos, concepciones que estén de acuerdo con lo
que la Iglesia católica entiende que se celebra, precisamente, tal noche y que
no es otra cosa que el nacimiento del primo de Jesucristo, hijo de Isabel y
Zacarías y sería, con el tiempo, quien bautizara en el Jordán al Cordero de
Dios. No otra cosa celebramos católicos que-creemos-en-nuestra-fe.
Es decir, nada de rituales
paganos ni nada de saltitos en las olas pidiendo que se cumpla tal o cual
deseo. Nada, tampoco, de echar malos espíritus fuera del cuerpo ni cosas por el
estilo. Todo eso no es más que una morralla pagana y una vuelta a tiempos muy anteriores
a los que Dios quiso que fueran los últimos con la llegada del Emmanuel.
En fin… cada cual podrá haber
hecho lo que le haya venido en gana. Pero, luego, por favor, que no se llamen
católicos los que practican tales cosas paganas. Al menos, que sirva de aviso
para otros años que vendrán con sus nuevos solsticios de verano.
¡Ay, bendito
Juan, cuántas barbaridades se hacen y dicen en tu nombre!
A MÍ, ANTE ESTO, SÓLO SE ME OCURRE LO QUE SIGUE:
Gloriosísimo
San Juan Bautista, por el amor ardiente que tuviste al Niño Jesús y por la
santísima dulzura que infundió en tu corazón con sus halagos; por aquellos
privilegios que te concedió para hacer tantos milagros a favor de tus devotos,
te suplico te dignes favorecerme en todas mis necesidades con tu eficaz
patrocinio y en particular te ruego me alcances la gracia que te pido en este
día.
¡Oh, glorioso San Juan Bautista, muévete a piedad de esta alma acongojada, que en ti puso sus esperanzas; líbrala, te ruego, de sus miserias. ¡Oh, santo de los milagros!, alivia la congoja de mi corazón, y haz que yo viva aquí como verdadero amante de mi Jesús para poder gozar de Él en el Cielo.
Amén.
¡Oh, glorioso San Juan Bautista, muévete a piedad de esta alma acongojada, que en ti puso sus esperanzas; líbrala, te ruego, de sus miserias. ¡Oh, santo de los milagros!, alivia la congoja de mi corazón, y haz que yo viva aquí como verdadero amante de mi Jesús para poder gozar de Él en el Cielo.
Amén.
Por cierto, todo esto es verdaderamente penoso y da más que pena.
San
Juan, intercede por nosotros y, por estos otros, más aún.
…………………………..
PANECILLOS DE MEDITACIÓN
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos
de meditación” (En “Las golondrinas
nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir
para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del
que podemos servirnos.
PANECILLO DE HOY:
Verdaderamente, hay quien
debería, por cosas así, revisar su fe… por si, en verdad, no la tiene.
Eleuterio Fernández Guzmán
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