La
autoridad sanitaria acaba de conceder a un médico con consulta en Andújar la
posibilidad de jubilarse a los setenta años. El profesional tiene salud, fuerza
y ánimos para continuar su papel de galeno, porque, además, está apoyado por su
familia, compañeros y enfermos insertos en la cartera de usuarios a los que
atiende con responsabilidad y dedicación.
Entretanto,
el día 29 próximo dos nuevos curas serán ordenados en la catedral de Jaén, por
el obispo diocesano, que sumarán sus fuerzas a las de los compañeros, que
llevamos años cogidos al arado roturando el campo pastoral y regando con el
sudor de nuestras frentes y las lágrimas de nuestros ojos cuando han de
menester.
Porque
aquí nace esta pregunta sencilla: ¿Cuándo se jubila un cura? Conviene
que se conozca el asunto con detalle. Con una respuesta clara los sacerdotes
nunca nos jubilamos, porque somos ministros de los misterios de Dios hasta el
último instante de nuestra vida. Pero, los amigos nos
interrogan: ¿Habrá algún momento en que se
pueda retirar de la primera línea pastoral como todo trabajador?
La
respuesta es contundente: cuando se
cumplen 80 años, el presbítero tiene una doble opción, o seguir en la tarea
pastoral, o pasar a la reserva siendo colaborador menor de alguna parroquia, o
casa religiosa. Siempre y cuando que la salud le acompañe y le mantenga
disponible para el servicio pastoral encomendado.
Vivimos
en una sociedad donde la expectativa de vida es alta. Según estudios sesudos
publicados por organismos especializados la edad de defunción en las personas
está colocada en el umbral de los noventa años, para las mujeres, y en
ochenta y tantos para los varones. Esto supone lo que
ya tenemos: una sociedad envejecida, en la
cual el consumo de fármacos es alto, la atención sanitaria es muy necesaria, y
los servicios sociales a la tercera edad se han convertido en una gran
industria en manos públicas o privadas. El nacimiento de residencias
para ancianos ha crecido mucho en los últimos años. Por otra parte, los
asistentes a los oficios religiosos en los templos ha sido proporcional al
aumento de la edad de los mismos, suponiendo un sector que se debe cuidar tanto
en sus necesidades materiales, mediante Cáritas, como espirituales, mediante la
presencia pastoral de sacerdotes y laicos comprometidos con una sensata misión
pastoral parroquial hacia el mundo del enfermo, el jubilado y toda persona
mayor que vive solitaria en el hogar.
Ante
todo lo anterior, la Iglesia, comunidad de los hijos de Dios, donde todos somos
necesarios hemos de construir una doble vertiente de trabajo: Primero, cimentar una pastoral
vocacional fructífera, que traiga más número de aspirantes al sacerdocio como alumnos
del Seminario de Jaén; y segundo, tomar conciencia que los actuales sacerdotes
siempre estaremos dispuestos a dejar nuestras vidas en el sacrificio de entrega
a la llamada, que hace años recibimos del Señor para servirle en el
presbiterio, donde hoy nos sentimos felices con nuestra misión, a imitación del
doctor Lerma, apto para el servicio médico con su novedoso permiso para seguir
ejerciendo la noble tarea de dar salud a todos sus pacientes.
Tomás de la Torre Lendínez
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