viernes, 9 de marzo de 2018

MICROREFLEXIONES 3




Nunca, con tan pocas palabras, se había dicho tanto…
* Abandona la vía segura y cómoda. Lánzate a la ruta incierta, llena de enigmas e inseguridades, y hazlo solitariamente. Dios te acompañará y te dirá qué camino tomar.
* Cuando puedas, di en tu oración: “Señor, que se haga tu voluntad, no la mía, que la libertad que me diste sea acorde a tus designios.”
* Dios es el Escritor. La vida es la obra. El mundo el teatro. Y nosotros los actores. Con nuestra libertad, decidimos qué clase de papel representaremos, si uno mediocre o uno que se merezca una ovación de pie, o incluso si queremos o no actuar. Dios nos pone el libreto, la obra y el escenario, pero depende de nosotros hacer una representación digna de premiación.
* ¿Para qué estamos en esta vida? No podía ser más simple: ¡Para crecer!
* Señor: nada está claro, pero todo está decidido. Simplemente abre las puertas e indica la ruta, que yo te seguiré.
* Un coche no siente compasión si ve a un niño pobre. Tampoco siente amor por nadie. Una cosa no puede sentir tristeza, cariño o ilusión. Entonces, si un coche, una gran casa, ropa de diseñador, aparatos electrónicos o joyas está tan alejados de nuestra naturaleza ¿Cómo podemos esperar que nos hagan felices?
* Te falta todo para rezar: Tiempo, gusto, valor, conocimiento para hacerlo. Recuerda entonces estas palabras: “No tener nada que decir, no importa. No saber decir nada, tampoco importa. No tener gusto en rezar, nada importa tampoco. No tener ganas de rezar, lo mismo da. Lo que importa es tener el deseo de encontrar al Señor por sí mismo, y aunque se esté delante de El como un tronco, ¡Estar allí! Estoy delante de Vos, estoy en Vos.”
* La vida es sencilla, no fácil.
* Dijo Simone de Beauvoir, “al suprimir a Dios nos hemos quedado sin el único interlocutor que realmente valía la pena”.
* La crisis de fondo no está en cómo expresarse en la oración sino en qué expresar.
* Con frecuencia, se prefiere la seguridad a la libertad.
* Se han aceptado como criterios de vida la inmediatez, la eficacia y la rapidez. Por contraste, la vida de fe es lenta y exige una constancia sobrehumana, su adelanto es oscilante y no se le puede comprobar con métodos exactos de medición; en consecuencia nos sentimos defraudados, confusos y como perdidos en una selva. ¡Animo! Que los tiempos de Dios no son nuestros tiempos, ni sus caminos nuestros caminos. Y sin embargo, siempre se las arregla para que lo encontremos.
* Lucha sí, pero lucha con paz. Trabajo sí, pero trabajo con alegría.
* La felicidad no está en tener o no tener, sino en aceptarlo todo con paz.
* Seguramente que el día del juicio no se nos va a preguntar que noticias curiosas leímos o cuanto sabemos sino qué obras buenas hicimos.
* Padre nuestro, el celestial, haz que seas reconocido como Dios, haz que Tu Reino venga, haz que Tu voluntad se cumpla en la tierra así como se cumple en los cielos. Danos hoy el pan que necesitamos, perdónanos nuestras deudas como nosotros ya hemos perdonado a los que nos han ofendido. No nos expongas a la tentación, más líbranos del mal. El Reino, el Poder y la Gloria son tuyos, por los siglos de los siglos. Amén.
* Hay oraciones hermosas, y devocionarios muy completos, pero aprende a realizar tus propias oraciones, incluso a escribirlas y te darás cuenta de que rezarás desde el fondo de tu corazón.
* ¿Vas a rezar? Siéntate en una silla con la espalda derecha, entrelaza tus manos, respira tranquilamente, relaja tensiones y nervios, suelta recuerdos e imágenes, concéntrate, y entonces simplemente di: “Aquí estoy”.
* Toma la Biblia y al leerla escucha a Dios. Cuando aparezcan nombres propios como Israel, Jacob, Samuel, Moisés, sustitúyelos por tu propio nombre personal, pensando y sintiendo que el Señor se está dirigiendo a ti con tu propio nombre. Aprende a ser un personaje más del Evangelio.
* Lee la Biblia lentamente, saboréala gozosamente, medítala cordialmente, aplícala diligentemente.
* ¿No tienes ganas de orar? ¿Sientes aridez? ¿Te ataca una aguda dispersión? ¡Escríbele una carta al Señor! Toma lápiz y papel y comienza a escribirle. Convertirás esa sequedad en atención y en fervor.
* Para orar no siempre tienes que decir algo: Pon frente a ti un crucifijo mientras escuchas a Bach, y simplemente déjate llevar a las alturas.
* Señor: que el “Yo” se convierta en “Tú”.
* Que tu vida sea una oración.
* La oración no es meditación intelectual. No es lectura piadosa ni monólogo. Tampoco es un simple ejercicio de piedad. No se trata de un rito comunitario. La oración no es una obra puramente humana. La oración es una pausa, un diálogo, pero sobre todo un cambio.

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