La Virgen peregrina original, que
ya no sale de Fátima, ha hecho una excepción con el santo.
La imagen
peregrina de Fátima se encuentra en estos momentos en San Giovanni Rotondo.
En 1959 la imagen peregrina original de la Virgen
de Fátima llegó de Portugal a San Giovanni Rotondo, donde en aquel momento yacía muy enfermo el Padre Pío, que logró besar
la imagen a duras penas. Pocos días después se había recuperado totalmente
gracias a la intercesión de María.
Tal y como informa Cari Filii News, en este 2017, año que se conmemora el centenario
de las apariciones a los pastorcitos, esta misma imagen que besó el santo de los estigmas ha vuelto a este
mismo lugar casi 50 años después.
La imagen peregrina original ya no sale del
santuario portugués pero la extraordinaria
relación de la Virgen de Fátima con el Padre Pío, unido al centenario de las
apariciones que se cumple este año y el también próximo centenario de la
llegada del capuchino al monasterio donde pasó el resto de su vida, ha provocado
que se haga una excepción.
SIGUIENDO LOS PASOS QUE REALIZÓ EN 1959
Al igual que en 1959, la Virgen de Fátima llegó a San Giovanni Rotondo en helicóptero el pasado 15 de noviembre y estará hasta el 29 de este mes, cuando regresará de nuevo a Fátima. Cardenales, obispos, jefes de dicasterios vaticanos y decenas de miles de personas han pasado y seguirán pasando estos días para venerar a la Virgen María, y dar gracias por la milagrosa curación del Padre Pío.
La imagen peregrina llegó a San
Giovanni Rotondo en helicóptero, al igual que en 1959.
Numerosa documentación, empezando
por el que fuera obispo de Foggia y acabando por los frailes capuchinos que
acompañaron al santo de Pieltrecina, han
atestiguado esta curación. Era 1959 y la imagen de Fátima estaba
recorriendo Italia. Viajando en helicóptero visitaba las capitales de provincia
y le tocaba el turno a Foggia, donde el obispo Paolo Carta había preparado una
gran bienvenida.
EL PADRE PÍO, GRAVEMENTE ENFERMO
Sin embargo, la imagen nunca llegó a esta ciudad. En 1997 este obispo contó todos los detalles de lo que pasó en aquel momento. El Padre Pío estaba gravemente enfermo debido a una pleuresía, que le impedía levantarse de la cama y celebrar misa, por lo que ir a Foggia era imposible para él.
“¿Podría la Madre con un Corazón Inmaculado
tan sensible y delicado no visitar a su querido hijo, Padre Pío?”, escribía este obispo, sabiendo del amor que profesaba el santo capuchino
a la Virgen de Fátima.
De este modo, tal y como contó
el National Catholic Register, el
programa de la visita repentinamente cambió y el helicóptero en vez de
aterrizar en Foggia siguió volando hasta San Giovanni Rotondo. Allí, con la
ayuda de un altavoz, el Padre Pío
preparaba a los fieles con sus palabras para la llegada de la imagen de la
Virgen.
EL BESO A LA VIRGEN DE FÁTIMA
Aquel 6 de agosto por la mañana, el Padre Pío logró bajar a la iglesia. Se las arregló para acercarse a la imagen de Nuestra Señora “pero tuvo que sentarse porque estaba agotado – y le dio un rosario de oro”, observó el obispo Carta. “La imagen fue bajada ante su rostro y fue capaz de besarla. Fue un gesto simbólico muy cariñoso”.
Esa misma tarde, la imagen de
Nuestra Señora de Fátima estaba de nuevo en el helicóptero lista para viajar a
la siguiente parada. Partiendo de la Casa para el Alivio del Sufrimiento -que
fue construido a partir de la idea y la inspiración del Padre Pío y abierto el
5 de mayo de 1956-, el helicóptero
dio tres vueltas alrededor del monasterio antes de volar a su siguiente parada.
LAS LÁGRIMAS DEL PADRE PÍO
El obispo aseguraba en el relato que hizo en 1997 que desde “una ventana el Padre Pío miró el helicóptero volar con los ojos llenos de lágrimas. Con la imagen de Nuestra Señora volando, el Padre Pío se lamentó con una confianza que era suya: ‘Mi Señora, mi Madre, has venido a Italia y he enfermado, ahora te vas y me dejas enfermo’”.
Sin embargo, cuando el
helicóptero con la imagen peregrina daba vueltas al santuario, el Padre Pío
sintió una sacudida. El obispo contó lo que el mismo fraile dijo en varias
ocasiones: “En ese instante sentí una especie de estremecimiento en mis huesos
que me curó inmediatamente”.
El padre espiritual del Padre Pío confirmó este suceso, según cuenta el obispo, con estas palabras: “En un momento el Padre sintió una fuerza misteriosa en su cuerpo y dijo a sus hermanos: ‘Estoy curado’. Estaba sano y fuerte como nunca antes en su vida”.
El padre espiritual del Padre Pío confirmó este suceso, según cuenta el obispo, con estas palabras: “En un momento el Padre sintió una fuerza misteriosa en su cuerpo y dijo a sus hermanos: ‘Estoy curado’. Estaba sano y fuerte como nunca antes en su vida”.
EL MILAGRO DE LA CURACIÓN
También fray Francesco Napolitano aseguró: “Estuve presente en la escena y puedo testificar que Padre Pío nunca se sintió tan sano como lo hizo después de la partida de la imagen de Nuestra Señora de Fátima”.
El obispo siempre dijo que la
Virgen finalmente fue a San Giovanni Rotondo y no a la iglesia de Foggia
prevista porque quería curar al fraile: “Me gusta añadir que ella también vino por el
ejemplo de la devoción ardiente del Padre Pío y
su prodigiosa recuperación despertaría en Italia y en el mundo un ferviente
aumento de amor y confianza hacia el Inmaculado Corazón de María”.
“De este maravilloso episodio debemos hacer una sagrada resolución de
crecer siempre en esta devoción con una generosa respuesta al mensaje de
Fátima, recitando fervientemente el Rosario todos los días, orando y ofreciendo
nuestros sufrimientos por la conversión de los pecadores, recibiendo la
comunión los primeros sábados del mes con la esperanza de que las palabras
consoladoras se hagan realidad para nosotros: “Prometo salvación a todos aquellos que practican la devoción a mi
Inmaculado Corazón. Estas almas serán muy queridas para Dios, y
como flores las pondré delante de su trono’”, agregó.
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