Alégrate
y gózate Hija de Jerusalén mira a tu Rey que viene a ti, humilde, a darte tu
parte en su victoria.
Eres la
primera de los redimidos porque fuiste la adelantada de la fe.
Hoy, tu
Hijo, te viene a buscar, Virgen y Madre: “Ven amada
mía”, te pondré sobre mi trono, prendado está el Rey de tu belleza.
Te quiero
junto a mí para consumar mi obra salvadora, ya tienes preparada tu “casa” donde voy a celebrar las Bodas del Cordero:
• Templo del Espíritu Santo
• Arca de la nueva alianza
• Horno de barro, con pan a punto de mil sabores.
Mujer
vestida de sol, tu das a luz al Salvador que empuja hacia el nuevo nacimiento.
Dichosa
tú que has creído, porque lo que se te ha dicho de parte del Señor, en ti ya se
ha cumplido.
María
Asunta, signo de esperanza y de consuelo, de humanidad nueva y redimida, danos
de tu Hijo ser como tú llenas del Espíritu Santo, para ser fieles a la Palabra
que nos llama a ser, también como tú, sacramentos del Reino.
Hoy, tu
sí, María, tu fiat, se encuentra con el sí de Dios a su criatura en la
realización de su alianza, en el abrazo de un solo sí.
Amén.
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