Cuando se habla de tecnologías
que tienen la potencialidad para cambiar el diseño y las cualidades naturales
de los seres humanos los primeros que reaccionan negativamente son las personas
que adhieren a alguna religión, porque significa cambiar el plan original de
Dios para los hombres.
Y en el caso de los microchips
implantables es mucho peor, porque los cristianos tenemos un acto reflejo de
asimilarlo con la marca de la bestia que se menciona en el libro del
Apocalipsis.
La
“marca de la bestia” con que serán marcados los seres humanos se refiere a
este pasaje del Apocalipsis 13: 15-18:
“Se le concedió dar vida a la estatua de la bestia,
hasta el punto de hacerla hablar y que fueran exterminados todos los que no la
adorasen. Hace, pues, que todos, grandes
y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se pongan una marca en la mano
derecha o en la frente; ya nadie podrá comprar o vender si no está marcado con
el nombre de la bestia o con la cifra de su nombre. ¡Vean quién es
sabio! El que sea inteligente, que interprete la cifra de la bestia. Es la
cifra de un ser humano, y su cifra es 666”.
Esta marca podría significar desde
una discriminación externa hasta un control de los seres humanos desde dentro
del propio cuerpo.
TRES LÍNEAS DE DESARROLLO DE
LOS MICROCHIPS
Es así que por lo menos tenemos tres desarrollos
actualmente que podrían cumplir los requisitos de la marca de la bestia:
Uno, son las bases de identificación biométricas de cada persona que cruzada
con otras bases de datos, mediante la tecnología de data minning, permiten
identificar casi todo sobre una personas: estilo de vida, amistades,
ideología, tipo de alimentación, salud, etc..
Dos, microchips implantables en la
piel o subcutáneamente en las personas, ver aquí y
aquí, que permitirían identificar
de quien se trata a distancia, con el cruce con otras bases de datos. Por
ejemplo una persona pasa cerca de un censor que detecta quien es a través de su
microchip y esta identificación conecta a una gran cantidad de bases de datos
que sirve para dar permiso a esa persona a hacer alguna tarea, o para
discriminarla por algo.
PROS Y CONTRAS DE LOS
MICROCHIPS IMPLANTABLES
Hay argumentos positivos para cada uno de estos
microchips, que van desde la
practicidad y seguridad del manejo de contraseñas, hasta el mejoramiento de
discapacidades de algunos seres humanos.
Pero también hay argumentos negativos, que van
desde el ataque a la privacidad, o sea
que un poder externo pueda discriminarnos y actuar en contra nuestra, hasta la
posibilidad directa de manipular nuestra mentes, emociones y cuerpos a través
de la intervención en nuestro cerebro.
En la medida que el mundo se
está volviendo más electrónico y digitalizado suena razonable que una persona
tenga su propia clave de ingreso a todos los lados, que pueda ser grabada en su
cuerpo. Y esto de hecho va a ser difícil de evitar en el futuro.
El inconveniente de esto es que con un chip en nuestro cuerpo pueden rastrear
a cada segundo donde estamos y que hacemos, porque de hecho el data
minning hoy está en condiciones de reconstruir nuestras actividades diarias e
incluso nuestro pensamientos y preocupaciones en términos generales.
Los microchips implantables son de gran utilidad para la medicina, piensa nomás en los marcapasos.
Y pueden ayudar a monitorear la
ubicación de las personas con la enfermedad de alzheimer.
Puedes
inyectártelo debajo de la piel o mediante un tatuaje y nadie lo va a notar. Usan señales
(RFID) de identificación de frecuencia de radio de corto alcance, y pueden
transmitir tu identidad a medida que pasas a través de controles de seguridad o
entras en un estadio de fútbol. Puede
ayudarte a comprar alimentos en los supermercados o rastrearte si por ejemplo
estás secuestrado en un país extranjero.
También
respecto a la delincuencia tienen su utilidad mediante una marca más profunda
que la simple pulsera que quienes están en libertad condicional deben usar en
algunos países.
Pero sus posibilidades de uso
negativos son muchas. Van desde la cancelación de la privacidad de las
personas, porque ya no podrás pasar desapercibido, hasta tu discriminación
aunque incluso no haya ninguna base legal, por ejemplo a una persona que se
sabe es contraria al gobierno podría serle prohibida la entrada a ciertas oficinas
gubernamentales.
Y aún más negativas son las
potencialidades de los microchips implantables en el cerebro porque pueden
desde colocar pensamientos y recuerdos espurios en la mente de las personas,
hasta inhibir la voluntad o el uso de determinadas partes del cuerpo.
UNA RECIENTE ENCUESTA
Una reciente encuesta de Pew
Research Center estudió las actitudes del público sobre el posible
uso de tres tecnologías que podrían mejorar radicalmente la salud, el área
cognitiva o la capacidad física de las personas, pero que también podrían ser
usadas para fines de control de las personas.
Ellas fueron la edición de genes para dar a los bebés sanos una reducción en el riesgo de
enfermedades y afecciones graves durante toda su vida, la implantación de un
chip de computadora en el cerebro para dar a una persona sana una gran mejora
en la capacidad de concentrar y procesar información, y la transfusión de sangre
sintética para dar a las personas sanas mejoras en velocidad, fuerza y
resistencia.
En la encuesta
se pidió a los participantes leer el siguiente texto antes de contestar
la serie de preguntas:
“Los nuevos avances en la comprensión del cerebro
están creando la posibilidad de que los
médicos serán capaces de implantar quirúrgicamente un pequeño chip de
computadora en el cerebro.
En este momento, estos dispositivos implantados
están siendo desarrollados para las
personas con algún tipo de enfermedad o discapacidad.
Pero en el futuro, estos dispositivos implantados
podrían estar potencialmente disponibles
para su uso por personas sanas, dando a la gente mucho mayor capacidad para
concentrarse y procesar la información en la vida cotidiana”.
Obviamente la encuesta dio información puramente
positiva a los encuestados, por lo que debe haber un sesgo en las encuestas que magnifica las respuestas positivas.
La mayoría de los estadounidenses dicen que no quieren mejorar sus capacidades cognitivas
o físicas con chips cerebrales o sangre sintética.
Aproximadamente dos tercios
(66%) de la población dice que no quiere un dispositivo implantado, que les dé
una gran mejora en la capacidad de concentración y de proceso de información,
mientras que un tercio (32%) dicen que sí quieren un dispositivo de este tipo.
La encuesta halló que los que
tienen inclinaciones y prácticas religiosas son los más cautelosos acerca de
futuras mejoras humanas, y son menos propensos a aprobar estas posibles
mejoras.
Son más propensos a ver estas mejoras potenciales
como “intromisión con la naturaleza”
cruzando una línea que no se debe cruzar.
Muchas personas dijeron que estas tecnologías serían moralmente inaceptables porque sería “cambiar
el plan de Dios”.
Y especialmente en el caso de un chip de
computadora en el cerebro, algunos
oponentes conectaron esta idea con la “marca de la bestia”, haciendo una
referencia a la marca de satanás que aparece en el libro del Apocalipsis en la
Biblia que describimos antes.
Pero por el contrario, la mayoría de los de bajo compromiso religioso, ateos, agnósticos y sin
religión, dicen que cada una de estas posibles mejoras está en
consonancia con las formas en que los seres humanos han tratado de mejorar su
situación a través de los siglos.
EL DESARROLLO DE LOS IMPLANTES
CEREBRALES SIGUE ADELANTE SIN DISCUSIÓN PÚBLICA
A pesar de estos resultados,
la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA, de EE.UU.) parece que ha invertido U$S 62
millones en la investigación de la tecnología de implantes de microchip
cerebral y parece estar a punto de perfeccionar un dispositivo de codificación
neural que “abra el canal entre el cerebro humano y la electrónica moderna”.
DARPA
ya ha probado con éxito sus propios
microchips implantados en el cerebro en animales y los ensayos en humanos están
listos para comenzar en 2017.
Los dispositivos
neuronales de codificación que se están desarrollando en DARPA están
ostensiblemente diseñados para
controlar extremidades artificiales, pero parece obvio que su potencial es
mucho mayor.
Como la propia DARPA admitió, la tecnología será
capaz de permitir un “ancho de banda
de transferencia de datos entre el cerebro humano y el mundo digital,
para alimentación auditiva digital o información visual al cerebro”
Los
partidarios de esta tecnología de microchips argumentan que “cuando los
códigos de barras salieron por primera vez a finales de 1960, las personas
estaban horrorizadas. Tenían miedo de ellos y no entendían el concepto. Hoy en
día, son tan comunes que ni siquiera los notamos. Un microchip funcionaría de
la misma manera”.
Sin embargo esto no es así, porque un código de barras es algo externo a la
persona, en cambio el microchip se implantaría en el cerebro de las
personas como ya se ha hecho con los perros.
O sea que estos implantes podrían
ser potencialmente dispositivos de lavado de cerebro extremadamente eficaces,
que podrían fácilmente ser utilizados para controlar a la gente, de la misma
manera que controlar prótesis.
La tecnología de los implantes en el cerebro tienen
el potencial de mejorar la vida de las
personas con alguna discapacidad.
¿Pero estamos verdaderamente preparados para un
futuro en el que personas sanas normales reciban – voluntariamente o no – implantes en el cerebro que podrían tanto
“mejorar” la función mental como tal vez incluso disminuirla?
Los
posibles efectos negativos y usos siniestros de este tipo de tecnología parecen
ser significativos, aunque también parece que hay un montón de gente
que estará feliz de tomar el riesgo.
Todo esto se está haciendo en
silencio, sin un debate público que oriente a los que toman decisión, quedando
como último frente de oposición las religiones, las que son actualmente el blanco
de los reingenieros de la raza humana.
Y esto es lo que en parte explica
las restricciones de la libertad religiosa y la persecución del cristianismo
que vemos en occidente.
Foros de la
Virgen María
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