Cuántos, cuántos, casos nos
llegan a los sacerdotes de mujeres y hombres abandonados por sus cónyuges. Hoy
me gustaría escribir algunos puntos de meditación por si pueden ayudar a
alguien:
Dios sabía lo que iba a suceder
cuando caminabas hacia el altar lleno de alegría e ilusiones.
Tu felicidad no depende de ningún
ser humano. Búscala sólo en Dios. Él puede hacer brotar la dicha en el interior
de tu corazón.
Al ser abandonado, comienzas el
tiempo de una nueva vocación. Una vida más libre para poder dedicar más tiempo
a lo celestial.
Lo mejor siempre es lo que Dios
permite. Tus planes te parecen mejores, pero el mejor plan es el de Dios,
aunque la soledad te parezca que destruye toda posibilidad de ser feliz.
Le diste lo mejor de ti y te
abandonó cuando envejeciste. Tranquila, no has perdido nada. Dios te ha quitado
un egoísta de tu lado. A él le castigará con dureza, con la misma dureza que
tuvo para contigo. La maldición recaerá sobre él. Donde va, no logrará la
felicidad. Vivirá, sí, pero sin felicidad.
Una última cosa, si se os ocurre un versículo de la Biblia que sintetice
cada uno de estos pensamientos, por favor, decídmelo en los comentarios. Porque
esos versículos los usaré en mis conversaciones con esas pobres personas
abandonadas.
P.
FORTEA
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