Los milagros del
pobrecillo de Asís hacen que la iglesia católica, a finales de la época
medieval, vuelva a recuperar la credibilidad
Por: Rubén Gil | Fuente: elcampesino.co
Por: Rubén Gil | Fuente: elcampesino.co
Los milagros del pobrecillo de Asís hacen que la
iglesia católica, a finales de la época medieval, vuelva a recuperar la
credibilidad que tenía en los primeros siglos. San Francisco fue un joven que
creció en una familia acomodada y que poco a poco se fue entregando a los
placeres del mundo. Quiso recibir honores y ganar reconocimiento haciendo parte
de los soldados de Asís. Pero en alguna de las guerras cayó prisionero, y el
tiempo que estuvo en cautiverio le ayudó a reconocer lo que Dios quería para su
vida. Fue así como Francisco empezó una vida de cristianismo radical,
haciéndose pobre para el servicio de los pobres, tanto así que dos años después
de su muerte fue declarado santo por la iglesia católica. San Francisco es uno
de los santos insignes de la iglesia; sus milagros tanto en vida como después
de su muerte son de inmensa cuantía. En los milagros de San Francisco sucede
algo muy curioso, y es que parece que fuesen sacados de un libro de cuentos
imaginarios. A continuación algunos milagros en vida: “san
Francisco lavó la piel de un hombre con lepra. También rezó para que el demonio
que lo atormentaba se alejara y dejara libre su alma. Entonces la piel del
leproso comenzó a sanar, y su alma también. Cuando el hombre se dio cuenta de
que estaba sanando, se arrepintió de sus pecados y comenzó a llorar. El hombre
se curó completamente, en cuerpo y alma y se reconcilió con Dios.”
“Tres ladrones robaron
comida y bebida del monasterio de san Francisco. Entonces san Francisco comenzó
a rezar por ellos y envió a uno de los monjes a disculparse por haberlos
tratado mal. Los ladrones se conmovieron tanto que se unieron a la orden
franciscana y pasaron el resto de sus vidas sirviendo a los demás”.
Y están también los milagros después de su
muerte, entre ellos encontramos: “una mujer,
particularmente devota de San Francisco, murió en la ciudad de Montemarano. En
la vigilia fúnebre se reunieron muchas personas para rezar, improvisadamente el
cadáver se levanta y solicita al sacerdote que estaba allí, el poder confesar.
Terminada la confesión, le confía al sacerdote: “Estaba a la espera de ser
condenada a una dura pena, pero San Francisco, ha pedido y obtenido para mí, la
gracia de volver a la vida, para arrepentirme y confesar todas mis culpas”.
Después la mujer se encomendó al Señor.”
“En Castello di Cori,
situado en la diócesis de Ostia, un hombre estaba desesperado porque tenía un
tumor en la pierna. Apeló al pobrecillo de Asís para obtener socorro y no quedó
desilusionado. Le aparece Francisco en compañía de otro fraile y con un bastón
le tocó la parte enferma de la pierna. Súbito, y de forma increíble, recuperó
el uso del miembro, de manera tan perfecta que podía caminar libremente. En
recuerdo del prodigio, quedó impresa, en la parte tocada por San Francisco, el
símbolo del Tau.”
Estos y muchos otros milagros aparecen en los
escritos de san Buenaventura y de otros frailes franciscanos que dan testimonio
de la maravillosa vida de santidad del inolvidable poverello de Asís.
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