El escepticismo sobre el demonio tiene un alto costo.
Los
cristianos – evangélicos, católicos u ortodoxos – se han ido separando de las
bases sobrenaturales del cristianismo, al punto que resulta común oír a un
cristiano decir que no cree o tiene dudas que el demonio o los ángeles existan.
Las
explicaciones psicologistas han reemplazado totalmente a las sobrenaturales
cuando se evalúan fenómenos como obsesiones o trastornos de conducta. Y un
indicador de este cambio es que hoy hay más especialistas en derecho canónico
que exorcistas en la Iglesia.
Paralelamente
dondequiera que hoy se mire, parece que nuestra sociedad quiere lanzarse por un
precipicio a mil kilómetros por hora. Los gobiernos promueven la aceptación
cultural del aborto, la fornicación, la pornografía, el sexo, las películas
violentas y el llamado “matrimonio homosexual, el control natal artificial, lo
oculto, la marihuana recreativa, el suicidio asistido por doctores, etc.
Los
programas de la televisión menosprecian a los cristianos que se oponen a estas
cosas, y glorifican a la gente mundana que celebra estos horrores.
El
demonio está a sus anchas. Para él la tierra es un vergel con toda clase de
delicias al alcance de su mano, porque quienes debieran alertar o hacerle
frente descreen que esto esté sucediendo.
EL “PARAÍSO” DEL DEMONIO ES LA TIERRA
La
principal manifestación de los demonios es psicológica: Obsesionan. Oprimen.
Deprimen. Atormentan mentalmente.
Una
y otra vez, insertan pensamientos negativos: No soy bueno. No le gusto a nadie.
No puedo hacer esto. Es demasiado para mí. Nunca llegarás a nada.
Los
primeros signos de su presencia suelen ser confusión o tensión. Ellos
encuentran la entrada en errores que cometemos o heridas que tenemos, y
debilitan hasta que logran una gran entrada (y pueden ingresar más oscuridad).
Una
vez que ellos entran, lamentablemente la mayoría de los cristianos -incluyendo
a muchos católicos- están indefensos contra ellos.
La
mayoría de los cristianos no se dan cuenta que los espíritus están allí, porque
no se les enseña casi nada acerca de ellos en la Iglesia, que ha puesto a la
psicología y a la filosofía en el lugar histórico de la teología mística.
EL ENGAÑO DEMONÍACO ES CADA VEZ MAYOR, INCLUSO DENTRO DE LAS
IGLESIAS CRISTIANAS.
Demasiadas
iglesias y parroquias están en camino de convertirse en museos espiritualmente
muertas y es hora de que los soldados cristianos se pongan de pie y luchen por
la fe.
Si
Dios permite que la actividad demoníaca aumente hasta su regreso, es muy
probable que Él entrene y equipe a un número cada vez mayor de sus hijos con la
fe y la eficacia para luchar contra los poderes de las tinieblas que se oponen
a sus planes y su gente.
Hay
muchas preguntas en este ámbito. Pero, ¿por qué tantas personas en la Iglesia –
laicos, consagrados, sacerdotes – se resisten a la demonología?
El
miedo y la posibilidad de ser identificado con el extremismo teológico y
emocional, contribuyen significativamente al aparente boicot o rechazo y a
ridiculizar este tema, fuera de los círculos carismáticos.
Al
igual que los guerrilleros, los demonios quieren distraer, destruir y molestar
directamente bajo nuestras narices. Como no se les puede ver, tal vez la gente
piensa que su trabajo se debe a miedos patológicos, coincidencias, paranoia,
fobias, enfermedades mentales, peculiaridades de la personalidad, o
inestabilidad emocional.
El
miedo al estigma social o la asociación con el fundamentalismo teológico ha
ridiculizado y silenciado muchas voces cristianas.
Las
opiniones negativas acerca de la liberación se basan generalmente en
especulaciones propias con respecto a un tema del que tienen poco conocimiento
de primera mano o experiencia.
En
los seminarios esto no se enseña, más bien se enseña lo contrario, el prejuicio,
de modo que cuando los sacerdotes preparan sus homilías van a leer autores y
textos refractarios a esta realidad y se la trasmiten de buena fe a sus fieles.
Es aquí donde se alimenta el círculo vicioso.
¿Es
posible que médicos y sacerdotes sinceros y bien intencionados, que rechazan la
realidad de lo sobrenatural, a priori, estén en realidad condenando, por lo
menos a algunos de sus pacientes y fieles, a tormentos mentales y emocionales a
causa de su propio sesgo anti-sobrenatural?
¿Cuántos
sacerdotes son conscientes de funcionamiento demoníaco? ¿Cuantos exorcistas
hay? Estamos en un punto donde tenemos mucho menos exorcistas que especialistas
en derecho canónico, y esto un indicador de la crisis.
De
modo que nos tenemos que proteger a nosotros mismos en la medida que las
propias estructuras eclesiales fallan, y si no pregúntenle a nuestra colaboradora
Susana que tiene a su hijo poseído, ver aquí.
7 CAMPOS DE BATALLA EN LA GUERRA ESPIRITUAL CONTRA LA NUEVA ERA DE
LA OSCURIDAD
Efesios
6 es el mejor ejemplo bíblico sobre cómo manejarse en la guerra espiritual:
“Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su
poder.
Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las
insidias del demonio.
Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre,
sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de
tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan
resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los
obstáculos.
Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y
vistiendo la justicia como coraza.
Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la
paz.
Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán
apagar todas las flechas encendidas del Maligno.
Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es
la Palabra de Dios”. (Efesios
6: 10- 17)
ENTONCES, ¿CÓMO HACE UNO TODO LO ANTERIOR?
Veamos
cada uno de los campos de batalla.
1 – LA SAGRADA COMUNIÓN
Para
empezar, la Sagrada Comunión diaria es la mejor manera de ponerse la armadura
de Dios, porque Ella es Cristo mismo.
El
diablo tiene siete días a la semana para trabajar en tu alma; ¿por qué no dar a
Dios siete días a la semana para contrarrestar todo eso?
Y,
por supuesto, la razón por la que Jesús vino al mundo fue “destruir las obras del diablo.”
La
Eucaristía es Cristo, por supuesto, y cuando lo ingerimos en nuestro templo
(nuestro cuerpo), Jesús limpia nuestro templo de las cosas malas, al igual que
Él hizo una vez en el Templo en Jerusalén.
La
Sagrada Comunión frecuente permite a Jesús librar esta batalla espiritual dentro
de nosotros, lo que significa que no tenemos que luchar solos contra satanás.
San
Pedro también habla de resistir al diablo, porque lucifer anda como león
rugiente, buscando a quién devorar.
Parece
que el diablo nos mira como ganado en engorde para el sacrificio; en lugar de
heno para ganado, nuestra comida de engorde es el pecado.
Cualquiera
que alguna vez haya pasado por un corral de ganado de engorde, inmediatamente
percibe el hedor. El pecado en nuestras vidas es muy parecido a eso, porque
realmente apesta estar cerca del enemigo y lejos de Dios.
Al
diablo le gusta el olor de fuego y del azufre. San José de Cupertino podía
literalmente oler el pecado en sus penitentes en el confesionario.
En
lugar de dejar que un león rugiente nos devore, Jesús, el León de Judá, se
convierte en nuestro alimento en la Eucaristía, así que, cuando obedecemos Su
mandamiento de comer Su carne y beber Su sangre, tenemos, literalmente, Su
preciosa Sangre fluyendo por nuestras venas y Su carne Sagrada en nosotros. Y
esto, en cambio, nos hace muy desagradables al paladar de satanás.
2 – SOMETERSE A DIOS
Santiago
4: 7 es otro gran consejo de las Escrituras:
“Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y huirá de
ustedes”
Cuando
nos sometemos a Dios, esto no sólo significa que nos arrepentimos de nuestros
pecados, sino que estamos firmemente decididos a no cometerlos más.
Esto
significa que confiamos totalmente en que Dios cuida bien de nosotros, incluso
cuando las cosas son horribles en nuestras vidas.
Significa
que le decimos a Dios, tan a menudo como sea posible, que Lo amamos.
Significa
que Le pedimos a Dios que tome nuestra voluntad y la aplaste y que, en su
lugar, ponga Su Santa Voluntad.
Significa
que Le pedimos a Dios que derrita nuestro corazón en Su Sagrado Corazón, para
que lleguemos a ser humildes, castos, amorosos y valientes, como Él.
Esto
significa que oramos día a día para ser cada vez más como Jesús, con el poder
del Espíritu Santo.
Significa
que pedimos humildemente la intercesión de los santos en el cielo y de las
almas en el purgatorio por el bienestar de nuestra familia, amigos, enemigos y
parientes políticos.
Esto
significa que empezamos rezando por las santas almas del purgatorio, por los
pobres pecadores en la tierra, y por los enfermos y los moribundos.
Significa
que empezamos a practicar las obras corporales y espirituales de misericordia.
Dios nos habló de esto en Mateo 25: 31-46.
Esto
significa que podemos desarrollar una fuerte devoción a Su Madre, al igual que
Jesús la tiene.
Esto
significa que tenemos tiempo para arrodillarnos frente al Tabernáculo con más
frecuencia.
Esto
significa que empezamos a leer y estudiar las Escrituras todos los días.
Esto
significa que empezamos a ser testigos de Jesús ante los demás.
Todo
lo anterior son las cosas que satanás no quiere que hagamos, y estamos, por
tanto, “resistiendo al diablo”.
3 – LAS ORACIONES
Si
ir a misa todos los días no es posible, entonces se puede rezar la Comunión
Espiritual tan a menudo como sea posible.
El
rezo diario del Santo Rosario es una fantástica manera de mantener la fe como
un escudo contra satanás, porque ningún otro humano tiene más fe en Cristo que
María.
Ella
es la Primera Cristiana, y el evangelista San Lucas dice de Ella que Su alma
proclama la grandeza de Jesús, y ¡esto es algo grande!
Al
rezar el Santo Rosario, estás invocando a la archienemiga humana de satanás
(Génesis 3:15 y Apocalipsis 12: 13-17) para que libre esta batalla para ti.
Consagrarte a
Jesús por María es una gran manera de añadir armadura en ti.
Cuando
eres tentado, simplemente repite el “Ave María” una
y otra vez, hasta que pase la sensación.
Nuestro
cerebro no tiene oportunidad contra el intelecto superior del diablo, pero ya
que no tiene corazón, María lo derrota siempre con su Corazón Inmaculado.
Meditar
la Pasión de Cristo, mientras se reza cualquier oración, también es una gran
forma de protegernos de los malvados engaños de Satanás.
En
otras palabras, no libramos esta batalla solos: suplicamos y recibimos ayuda
celestial.
4 – LOS SACRAMENTALES
Los
sacramentales como la Medalla de
San Benito, el Escapulario,
o la Medalla
Milagrosa en nuestro cuello son otra gran manera de ponerse la
armadura de Dios.
Éstos
no son amuletos de la buena suerte, sino que tienen la bendición de la Iglesia
de Jesucristo. Las bendiciones son un poder real y crean miedo en los demonios.
El
uso frecuente de agua bendita
sobre nuestra persona, así como rociarla en nuestros hogares y los coches
también ahuyenta a los espíritus malignos. Sta. Teresa de Ávila testificó esto.
La sal y el aceite benditos son grandes sacramentales, también.
5 – EVITAR LOS ESCENARIOS PECAMINOSOS
Los
guerreros espirituales saben que una gran parte de la batalla contra el mal
consiste en evitar las ocasiones de pecado.
Esto
significa que si tenemos conocidos que cuentan chistes groseros, o que son
mundanos, o que aman el dinero más que a Dios, etc., entonces debemos evitar a
esas personas.
¿Por
qué? Porque, como dice el refrán, “las manzanas
podridas pudren a las sanas.”
Y
los que hacen esto, son almas que luchan por la santidad y no quieren que sus
esfuerzos se vean obstaculizados por influencias negativas.
Tampoco
debemos ver películas groseras o leer revistas que excitan negativamente
nuestra imaginación.
No
hay que ir a los lugares en los que sabemos que la tentación abunda. Para
algunos de nosotros, estos lugares pueden incluir bares de copas (la embriaguez
y todo lo malo entra al alma por los ojos) y los bufets – todo lo que quieras
comer (gula).
Unirse
a un grupo en la iglesia con cristianos de ideas afines es la solución a estos
problemas.
6 – LA CONFESIÓN
La
confesión frecuente también es otra gran manera de fortalecer nuestra defensa
contra satanás. Él odia cuando confesamos nuestros pecados y somos perdonados por
Cristo en el confesionario.
Nuestros
pecados no perdonados son su punto de apoyo en nuestras almas, y cuando son
perdonados en este gran sacramento de la reconciliación, el diablo tiene que
empezar de nuevo con nosotros.
Trata
de pensar en el confesionario como la tumba en la que Jesús fue colocado
después de morir. Al igual que Su cuerpo resucitó de entre los muertos en esa
tumba, nuestra alma muerta (si hemos cometido un pecado mortal) resucita de
entre los muertos en el confesionario cada vez que recibimos la absolución del
sacerdote.
7 – EVITAR VINCULACIÓN CON LO SATÁNICO
Hay
pasarelas satánicas que pueden abrir la puerta a los demonios en nuestra vida.
Alguien podría poner una maldición sobre nosotros, por ejemplo (tanto las
maldiciones como las bendiciones son reales y poderosas).
Otras
formas incluyen incursionar en lo oculto, frecuentar la pornografía, la
fornicación, el adulterio, el uso de drogas ilegales, jurar en vano en el
nombre del Señor, tener un aborto, y cualquier otro pecado mortal.
Lo
demoníaco adquiere generalmente una de tres
formas: la desnudez, la violencia o personalidades múltiples o a
veces las tres cosas.
Bajo
ninguna circunstancia vamos a iniciar contacto con los demonios, o conversar
con ellos. Esto incluye la ouija, prohibida
por la Iglesia. Algunos adolescentes practican “juegos”
como “charlie,
charlie”, que invoca a un demonio, todo en nombre de la “diversión”, pero de nuevo, esto está
estrictamente prohibido por la Iglesia.
Un
demonio es como un velcro satánico, y no se irá fácilmente una vez conjurado.
Lo que esto significa es que la vida de una persona se verá influenciada muy
negativamente hasta que se renuncie a estas prácticas, a través de la
confesión, la penitencia y la expiación.
No
sólo es suficiente dejar de practicar lo oculto; hay que confesarlo y alejarlo
enérgicamente de nosotros con verdadero arrepentimiento.
Pero
también hay otros, grados menores, de interferencia demoníaca que son posibles
en nuestra vida, además de la posesión completa, como la tentación, la
opresión, la obsesión, y la infestación. Para obtener información sobre esto,
haz click aquí.
Los
laicos no están facultados para realizar exorcismos, pero están facultados para
rezar oraciones de
liberación, como el “Padre Nuestro” y
otras. Un exorcismo sólo lo puede llevar a cabo un sacerdote católico, y sólo
con el permiso del obispo local.
ORACIONES PARA LA GUERRA ESPIRITUAL
A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
San
Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, se nuestro amparo contra la
perversidad y acechanzas del demonio.
¡Reprímele
Dios! pedimos suplicantes. Y tú, ¡Oh Príncipe de la Milicia Celestial!, arroja
al infierno, con el divino poder a satanás y a todos los espíritus malignos que
andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Glorioso
San Miguel Arcángel, protégenos.
A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
¡Oh
Augusta Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles!
Pues
habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la
serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os
dirigimos; enviad la santas legiones para que, bajo vuestras ordenes, combatan
a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta
precipitarlos al abismo.
¿QUIÉN COMO DIOS?
Santos
Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna Madre! Vos
seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre! Enviad los Santos
Ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio, nuestro mortal enemigo.
Amén.
FUENTES:
http://forosdelavirgen.org/72330/lo-que-se-debe-saber-acerca-de-la-medalla-de-san-benito-2013-11-21/
Foros de la Virgen María
No hay comentarios:
Publicar un comentario