"Aquel de vosotros que esté libre de culpa,
que lance la primera piedra." (Jn 8, 7)
Jesús acaba de llegar de orar en el monte. Fariseos
y escribas le tienden una trampa. Ponen ante Él una mujer descubierta en
adulterio. Según la ley de Moisés debe ser lapidad. Pero los romanos han
prohibido a los judíos ejercer la pena de muerte. O se pone contra la Ley o
desobedece a los romanos. Jesús escribe o dibuja en el suelo...y les devuelve
el guante a ellos: "El que no tenga culpa, que empiece a lapidar".
Todos se van.
¿Somos de los que llevamos las personas a Dios para
que las condene, o llevamos a las personas a Dios para que experimenten su
misericordia y su ternura? No perdonamos, porque no nos perdonamos. No
perdonamos, porque no hemos experimentado el perdón y la ternura de Dios. Para
ello, primero hemos de reconocer nuestras faltas.
(Por cierto, el hombre ¿dónde estaba?)
Enviat
per Joan Josep Tamburini
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