Serge Abad-Gallardo publica su
impactante testimonio.
Serge Abad-Gallardo ingresó en una de las obediencias más importantes
de Francia, Derecho Humano, guiado por
el orgullo de sentirse un iniciado y con la sed de conocer un «secreto»
que en más de veinticinco años, y a punto de convertirse en maestro grado 14º,
nunca llegó.
Ese tiempo sí le sirvió para comprobar la diferencia entre las bellas palabras de la fraseología masónica y lo que se practica en «el Templo», y sobre todo para sentir vacía la aspiración de verdad espiritual que bullía en su alma, y que la simbología masónica y sus interpretaciones no llenaban en absoluto.
Ese hueco lo sublimaría Dios en un dilatado proceso de conversión que nació durante una peregrinación a Lourdes. Durante años fue madurando en su fe hasta comprender que la pertenencia a masonería era incompatible con ser miembro de la Iglesia y confesarse católico.
En Por qué dejé de ser masón (LibrosLibres), que sale a la venta este martes, el autor cuenta con sinceridad su iniciación, los ritos, ideas y moral masónicos y su sustancial relativismo, y las razones por las que abandonó las logias. Ante la imposibilidad de ser masón y católico a la vez, opciones que terminó viendo como religiones opuestas, Serge Abad-Gallardo eligió seguir el camino cristiano que había abandonado en su niñez.
Francés de padres españoles, el autor nació en Marruecos en 1954, vivió en Lyon y Córcega y obtuvo el título de arquitecto en la Universidad de Marsella. Ha trabajado en el área de urbanismo de diversos ayuntamientos. Ingresó en la masonería en 1989 y la abandonó en 2013. Está casado y tiene dos hijos.
“Este testimonio, este itinerario espiritual tenía que ser divulgado, porque Serge tenía que dirigirse a sus hermanos masones para invitarles a mirar hacia la Luz”, explica el padre Michel, abad de Sainte-Marie de Lagrasse, en el prólogo a Por qué dejé de ser masón.
En una entrevista concedida a ReL el pasado mes de noviembre, Abad-Gallardo explicó así las razones últimas de su conversión: "Sólo cuando comprendí, primero intuitivamente, luego con mi inteligencia, y luego con mi corazón y mi espíritu, que el camino masónico era incompatible con mi relación con Cristo, o que constituiría un obstáculo en el camino que Él me pedía seguir, decidí dimitir".
Ese tiempo sí le sirvió para comprobar la diferencia entre las bellas palabras de la fraseología masónica y lo que se practica en «el Templo», y sobre todo para sentir vacía la aspiración de verdad espiritual que bullía en su alma, y que la simbología masónica y sus interpretaciones no llenaban en absoluto.
Ese hueco lo sublimaría Dios en un dilatado proceso de conversión que nació durante una peregrinación a Lourdes. Durante años fue madurando en su fe hasta comprender que la pertenencia a masonería era incompatible con ser miembro de la Iglesia y confesarse católico.
En Por qué dejé de ser masón (LibrosLibres), que sale a la venta este martes, el autor cuenta con sinceridad su iniciación, los ritos, ideas y moral masónicos y su sustancial relativismo, y las razones por las que abandonó las logias. Ante la imposibilidad de ser masón y católico a la vez, opciones que terminó viendo como religiones opuestas, Serge Abad-Gallardo eligió seguir el camino cristiano que había abandonado en su niñez.
Francés de padres españoles, el autor nació en Marruecos en 1954, vivió en Lyon y Córcega y obtuvo el título de arquitecto en la Universidad de Marsella. Ha trabajado en el área de urbanismo de diversos ayuntamientos. Ingresó en la masonería en 1989 y la abandonó en 2013. Está casado y tiene dos hijos.
“Este testimonio, este itinerario espiritual tenía que ser divulgado, porque Serge tenía que dirigirse a sus hermanos masones para invitarles a mirar hacia la Luz”, explica el padre Michel, abad de Sainte-Marie de Lagrasse, en el prólogo a Por qué dejé de ser masón.
En una entrevista concedida a ReL el pasado mes de noviembre, Abad-Gallardo explicó así las razones últimas de su conversión: "Sólo cuando comprendí, primero intuitivamente, luego con mi inteligencia, y luego con mi corazón y mi espíritu, que el camino masónico era incompatible con mi relación con Cristo, o que constituiría un obstáculo en el camino que Él me pedía seguir, decidí dimitir".
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