miércoles, 15 de octubre de 2014

MI OPINIÓN SOBRE LA RELATIO DEL SÍNODO DE OBISPOS: LA GYMNOPEDIE


Hoy he leído la relatio del sínodo. ¿Qué me ha parecido? Bien, comencemos por decir que, desde hace muchos años, pienso que los sínodos tienen que cambiar radicalmente sus modos de elaborar sus comunicados finales.

Pienso que este comunicado final adolece de los mismos defectos que todos los anteriores. Los señores obispos harían bien en escuchar el arte esencial de la maravillosa Gymnopediede Eric Satie y sacar valiosas conclusiones. La primera de esas conclusiones es que las cosas se pueden decir de un modo muchísimo más breve no sólo sin perder nada, sino ganando mucho. Para decir cuatro párrafos esenciales, no hace falta un prólogo de veinte páginas.

Una buena parte de la relatio es una esplendorosa recopilación de verdades de Perogrullo, acompañadas de lugares comunes, y sabiamente condimentadas por cosas sabidas por todos y espolvoreadas con unas cuantas evidencias. Las he leído cuidadosamente con lentitud porque numerosos curas me iban a preguntar en las semanas siguientes. Pero cualquier lector fervoroso y católico dará muestras de vivaz inteligencia en saltarse la paja con una lectura diagonal.

Pasemos a señalar otro defecto, no hace falta construir cada frase con todos los matices y clausulas posibles. Los que van a leer la relatio no son unos pobres inútiles a los que hay que cerrarles todas las lecturas dudosas posibles. Suponer una cierta inteligencia es siempre una virtud del escritor. No suponerla, es uno de los defectos comunes de los textos escritos en grupo.

Entremos en el texto en sí. Por supuesto, nada hay en él contrario al Magisterio de la Iglesia. Por otra parte, estoy totalmente a favor del movimiento de reforma que pretende llevar adelante el Papa Francisco. Por eso, mis filiales críticas véanse como fuego amigo y no de otra manera.

Pero precisamente porque estoy de acuerdo en que este tema debía discutirse y que debe hacerse algo, considero que el texto de la relatio no avanza en la construcción de una verdadera teología acerca de la cuestión.

En la relatiose dicen cosas muy valiosas, muy novedosas para un lenguaje sinodal, pero la redacción comunal, la exigencia de continuos matices consensuados, las expresa con poca gracia, con ninguna garra, de un modo bastante desaborido.

Alguien me dirá que lo conseguido en la relatio ya es mucho, que ya es un paso en la dirección correcta. Sí, sin duda es un paso. Pero se podría haber dado ese paso con mucho más garbo, diciendo lo mismo pero de otro modo. Esto es una cuestión más redaccional. Decir grandes cosas, cosas nuevas, cosas de gran trascendencia, con un consensuado lenguaje frío expresando lo que todos sabemos cuidando donde se pone el pie, no va a entusiasmar a nadie. Todo el mundo al leer la relatio ha comentado: no nos dice nada nuevo.

Hubiera sido mejor señalar con toda crudeza la real confrontación teológica sintetizándola en cinco páginas magistrales, dejar inconclusa la lícita disputa existente y pedir al Pueblo Fiel que orara para que el Espíritu Santo les ilumine. Eso hubiera sido mejor que buscar el mínimo denominador común y expresarlo del modo que se ha hecho.

Hubiera sido mejor crear-construir-elaborar un texto en el que las distintas formas de pensar se sintieran perfectamente retratadas y pedir a los laicos, presbíteros y a los obispos que sigamos en este camino de oración y reflexión para llegar a lo que Dios quiere en nuestro tiempo. Ésta es una cuestión ante todo de teología, no de misericordia. Debemos ir al núcleo de la cuestión sin miedo, todos tenemos el mayor deseo de ser fieles a Dios. Por lo tanto, debemos ir con la plena verdad, sin maquillar nada.

Estoy totalmente a favor de la reforma del Papa Francisco. Soy realista, esta relatio simplemente es el resultado lógico del método habitual de trabajo en la redacción de textos. Y eso es algo que debe cambiar.

P. FORTEA

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