Cuando vamos sumando años, poco a poco, nos invade
la nostalgia. Un joven difícilmente añora el pasado. Hoy he leído este texto de
una hoja de pastoral de La Salle, que me parece interesante compartirlo:
"La nostalgia no tendría que ser sinónimo de
tristeza, de olvido del presente para centrarnos en un pasado mitificado, sino
que tendría que ser el recuerdo que nos empuja, fábrica de utopía que nos ayuda
a hacer camino, impulso para superar lo que ya hemos hecho y conseguido,
sabiendo que el mañana siempre podrá ser mejor. La nostalgia podemos trabajarla
y hacer de ella un reto que nos anime o un lastre que nos bloquee."
Es decir, que siempre debemos acompañar la
nostalgia con la Esperanza. Cualquier tiempo pasado no fue mejor; simplemente
fue. Y el pasado nos ha de servir para aprender y encarar el futuro con más
fuerza.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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