Cuando Fernando de Lesseps oyó que Mohamed Said,
su amigo de la infancia, había sido nombrado virrey de Egipto, no perdió tiempo
en dirigirse al Cairo.
Ambos hombres estaban de buen humor cuando se
encontraron en las afueras de Alejandría, el 13 de noviembre de 1854.
De Lesseps había venido a Egipto para hablar con
Said acerca de la idea de un canal que él tenía, pero no la expuso
inmediatamente.
En su lugar, esperó una señal de Dios. Cuando se
levantó a la mañana antes del amanecer, supo que el momento había llegado.
Más tarde escribió: “Los rayos del sol ya
iluminaban el horizonte al oriente; al occidente aún todo estaba oscuro y
nublado.
Súbitamente vi un arco iris de vívidos colores extendiéndose en el cielo de este a oeste.
Súbitamente vi un arco iris de vívidos colores extendiéndose en el cielo de este a oeste.
Debo admitir que mi corazón golpeaba
aceleradamente, por… esta señal de un pacto… parecía presagiar que había
llegado el momento de la unión entre el este y el oeste”.
De Lesseps se dirigió inmediatamente a la tienda
de Said y, antes de terminar el día, su proposición para la construcción del
gran canal de Suez se había aprobado.
Puede ser que Dios no le envíe un arco iris como
señal, pero su pacto con usted es seguro.
¿Por qué no mirar hoy hacia Él en busca de
respuestas, tanto por las ideas innovadoras que necesita como por el tiempo
preciso en el cual hacerlas?
Lo imposible se desvanece cuando un hombre de la
mano de Dios se enfrenta a una montaña.
Mateo 19:26
Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; Más para Dios todo es posible.
Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; Más para Dios todo es posible.
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