Leo en L´Osservatore Romano
(página 2) que el primer ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña ha
dirigido un discurso al pueblo escocés que está por votar si permanece en unión
con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte o no. El ministro Cameron ha usado
una imagen más bien poco usual en la política: la de un divorcio. De hecho ha
dicho textualmente que la independencia no sería una separación sino un
"divorcio doloroso". Y está poniendo todo lo necesario para que ese
divorcio no se lleve a cabo (las palabras también fueron captadas en este
video-reportaje de la Deutsche Welle alemana):
Traigo
aquí este tema porque tal parece que los divorcios sólo se han de evitar cuando
traen consecuencias políticas (y consecuentemente económicas). Que aquí se
hable del divorcio en los términos que corresponde (como algo absolutamente
negativo) da la ocasión para ver que también en el día a día de la sociedad,
todo mundo -incluyendo y empezando por el Estado- debería ayudar a que esas
situaciones dolorosas no sucedieran. Tal como están haciendo en este momento en
un contexto político.
Jorge Enrique Mújica,
LC
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