La existencia de un nuevo
califato islámico (ISIS) no es una posibilidad, es una realidad hoy, en el año
2014. El país donde las víctimas excavan sus propias tumbas y sus verdugos
graban la escena.
¿Cuál podría ser el peor
escenario al que podría enfrentarse Occidente? No digo que esto lo vea lo más
probable, pero ese escenario sería el siguiente: Un atentado mata al presidente
sirio. Siria se sumerge en la lucha por el poder entre los grandes prohombres y
las facciones de esa nación. Siria no puede contener a las fuerzas yihadistas y
sucumbe ante ISIS. El nuevo Estado se consolida y a lo largo de dos años va
tomando posiciones en un Irak gobernado por un mando débil y corrupto. Con la
táctica de los atentados continuos, diarios y masivos, acaba haciéndose con el
control de Irak.
A pesar del intento de aislar
económicamente al nuevo Irak, el petróleo va financiando partidos yihadistas en
Marruecos y Libia. Una revolución popular acaba por derrocar al rey de
Marruecos que huye con toda su familia al extranjero. ISIS domina todo el norte
de África, con la excepción de Egipto y Turquía bajo regímenes netamente
musulmanes aunque más moderados.
Las directivas de los partidos de
esos dos países, Egipto y Turquía, comienzan a ver con temor como la presencia
yihadista es cada vez más fuerte en sus territorios. Comienza una campaña
masiva de atentados en Europa y Estados Unidos. La yihad se trasplanta a las
calles de las grandes urbes como París o Londres. La economía de Europa se
sigue debilitando año tras año, con cada vez más paro. En veinte años, la
tercera parte de la población de Francia es musulmana. La sharia se aplica como
ley en muchas comarcas y barrios de esa nación. El fanatismo sigue creciendo
entre los jóvenes desempleados. Sigue creciendo, entre otras cosas, porque es
financiado desde los grandes estados yihadistas.
Las monarquías árabes van cayendo
como un dominó, una por una. Las masas oprimidas se rebelan contra las pequeñas
élites gobernantes. El petróleo mundial está en manos del extremismo. Sólo Irán
resiste como fuerza moderada en la región.
Comienza una gran guerra para
conquistar Israel. La guerra se prolongará durante varios años sin resultados
claros. Israel se convierte en el gran Vietnam de Estados Unidos.
Europa no logra encontrar un
camino común. Cada nación trata de salir de esta situación cayendo en un
extremismo de un signo o de otro. La Unión Europea se va fragmentando en un
camino inverso al que siguió durante su creación en medio de conflictos
sociales crecientes.
¿Creo que esto es lo que va a
suceder? No. Pero esto es posible. ¿La solución es la aversión al inmigrante?
Por supuesto que no. La islamofobia sería una traición a nuestros principios.
Debemos amar a los musulmanes, pero luchar contra ISIS y contra el fanatismo
yihadista. Los musulmanes son YA parte de Europa y debemos aceptarlo e,
incluso, amarles. Yo lo hago. Pero hay que combatir el fanatismo porque nos va
en ello la supervivencia.
Desgraciadamente, creo que cuando las cosas se tensen más lo que
sucederá es que los países europeos irán convirtiéndose en regímenes cada vez
más autoritarios. No creo para nada que Europa caiga en manos de la sharia,
pero sí que creo que Europa se irá haciendo menos democrática.
P.
FORTEA
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