lunes, 4 de junio de 2012

TESTIMONIO



Ya tengo 65 años, y desde que inicié mi ministerio no me he enfermado, a pesar de que tengo contacto con enfermos de todo calibre a cada rato. Sé, por mi edad, que estoy cerca de la meta que Dios me ha designado, y que alguien tendrá que ocuparse del grupo que formé; pero no me preocupo, ¿por qué?: porque mi Santísima Madre del cielo me enseñó que cuando una “Rosa muere, otra la remplaza”. Mientras tanto seguiré hasta que el Señor – ojalá que sea Él – me llame.

¿Por qué digo esto?: Formé un grupo de niños y niñas para que rezaran el Santo Rosario en el distrito de Santa María (San Juan de Lurigancho) y en otros sitios. El grupito lo lideraba una pequeña niña; esta niña estaba con cáncer, pero el Señor en vez de llevársela, contra lo pronosticado le permitió vivir un poco más (tres años más)… Los doctores le habían pronosticado 15 días de vida.

Estuve con ella el día anterior que el Señor se la llevara y me pregunté:

-“¿Y ahora... quién la va a remplazar?”

La respuesta me la dio la Virgen María:

-“Rosa que muere, otra la remplaza… no te preocupes”.

Momentos ante de que esta niña partiera a encontrarse con su Creador, llamó a una de las chicas de su grupo, le entregó su Rosario y le dijo:

-“Ahora te toca a ti seguir”… y partió al Señor.

“¿Quién ocupará mi lugar?”…no me preocupo; soy una pieza cambiable… nada más.



“Señor… si te conformas con nada… aquí me tienes”

José Miguel Pajares Clausen

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