sábado, 9 de junio de 2012

CURACIÓN DE UN ENDEMONIADO


Para grandes males, la única forma de resolverlos es con oración y ayuno.

(Marcos 9, 14-29)

En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte y llegó al sitio donde estaban los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos. Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle. Él les preguntó:

«¿De qué están discutiendo con ellos?»

Uno de entre la gente le respondió:

«Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido»

Él les responde:

«¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!»

Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos. Entonces él preguntó a su padre:

«¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?»

Le dijo:

«Desde niño. Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros».

Jesús le dijo:

«¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!»

Al instante, gritó el padre del muchacho:

«¡Creo, ayuda a mi poca fe!»

Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole:

«Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él».

Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia.

El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie. Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos:

«¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?»

Les dijo:

«Esta clase de demonios con nada puede ser arrojada sino con la oración y el ayuno».

Reflexión: Algo que me llama la atención de este pasaje evangélico es la respuesta que da Cristo a sus discípulos a la última pregunta: "porque este tipo de demonios sólo se pueden echar con oraciones y ayuno".

¿Realmente tiene tanta importancia la oración? Parece que en los evangelios se nos muestra que sí, porque Cristo, cada vez que obraba el bien, elevaba su plegaria a Dios Padre para que le concediera la gracia que le pedía: "...gracias, Padre, porque me escuchaste, Yo sé que siempre me escuchas..." Además antes de tomar grandes decisiones o llevar a cabo acciones que le implicarían un gran sacrificio, Jesucristo ora: ora antes de escoger a los discípulos, ora antes de resucitar a Lázaro, hace una oración que es agonía en el huerto de Getsemaní antes de morir.

La oración es el alimento del espíritu de Cristo, en su rato de descanso, en el que penetra en el santuario del amor divino para quedarse allí, solo con su Padre. Ante el terrorismo, el aborto, la eutanasia... lo que podemos hacer es rezar.

Aprendamos a orar, no sólo a rezar, para que nuestro rezo sea una ocasión de orar. Porque rezar es simplemente un repetir fórmulas hechas y se puede repetir sin meter el corazón. Orar significa platicar con Dios, decirle lo que sentimos, nuestros problemas, y encontrar en Él la paz y tranquilidad en los momentos duros. Orar no es difícil, es como platicar con una persona real que te ve y te escucha.

Haz la prueba y verás que Él está allí para escucharte.

Autor: José Rodrigo Escorza

Nota: Hace dos semanas atrás, por medio de la Web me contactó una persona que me dijo que a su hermano lo habían embrujado. Le pregunté si estaba en Lima y me dijo que estaba en Piura. Me contó que se había separado de su esposa y estaba viviendo con la fulana que lo había embrujado. Que estaba distinto y hacía cosas que antes no hacía.

La semana pasada el hermano viajo a Lima y me lo trajeron a la reunión de sanación.... también vino la esposa. Empezamos a orar y la esposa empezó a retorcerse y a temblar... el demonio salió a través de ella. Al final se abrazaron y besaron. Ya están juntos nuevamente gracias a Dios.

Ahora depende de ellos y de su oración para que no vuelva el malvado inquilino a buscar su casa. La oración es poderosa... si la haces en grupo... mucho mejor.

José Miguel Pajares Clausen

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