La idolatría no es igual a la veneración imágenes, es mucho más que eso. Los cristianos católicos no adoramos imágenes.
Por: Fray Nelson Medina | Fuente: PildorasDeFe.net
Los católicos no adoramos imágenes, creemos en la Veneración de imágenes que es
algo completamente distinta. El capítulo 20 del libro del
Éxodo nos muestra la
proclamación del Decálogo, la Alianza entre Dios y su pueblo. En ella
encontramos un mandamiento al cual le dan mucha importancia nuestros hermanos
no católicos (los que solemos llamar protestantes o hermanos separados). Ellos,
al hacer la enumeración de los mandamientos, distribuyen el texto de modo
distinto a nosotros, para ellos hay un mandamiento específico que es el que
empieza con estas palabras:
“…No te fabricarás ídolos, ni imagen
alguna de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o en el agua,
y debajo de la tierra”,
Normalmente,
en discusión sobre este tema, nos califican a
los católicos de ser idólatras, tomando
como base que allí dice que no nos hagamos imágenes para el culto y que cuando
nosotros hacemos imágenes somos desobedientes a Dios y, por tanto, no somos el
pueblo escogido por Él.
Quisiera
que ellos tuvieran razón, quisiera que el problema de la idolatría fuera tan
simple como evitar el yeso, el plástico, la madera o el mármol. Si el problema
de las imágenes fuese una cosa tan sencilla ¡qué fácil sería la religión! Pero
el tema es mucho más complejo y lo es en dos sentidos:
1.- EL MISMO DIOS QUE
DIJO ESTO, LUEGO MANDÓ QUE SE HICIERAN UNAS CUANTAS IMÁGENES.
Al mismo
Moisés le dijo en el libro de los Números que hiciera una serpiente de bronce.
También le da instrucciones precisas para construir imágenes de querubines
(seres celestiales) para colocarlos en el arca de la alianza. Quien ordenó esto
fue el mismo Dios que inicialmente había dicho: “No
te fabriques ídolos ni imagen alguna”, entonces ¿qué hacemos con esa aparente
contradicción?
El
problema real es que nosotros nos quedemos sólo en la imagen, lo cual no se
resuelve suprimiendo los objetos, esto no suprime el problema que tiene el
corazón humano de quedarse con ídolos.
Este tema
es de la idolatría es mucho más amplio, más profundo, más complejo, porque
vivimos teniendo ídolos. De modo que un no católico que tal vez reniega de todo
tipo de imágenes, no por eso queda libre de todo tipo de ídolos. La idolatría no es equivalente a construir imágenes.
¿CÓMO DEBEMOS ENTENDER
ESTE TEXTO?
Debemos
entenderlo como una primera elaboración pedagógica que quiere conducir al
pueblo a la conciencia de que Dios siempre es más. A través
de la legislación, Dios quiere conducir de la mano al pueblo para que aprenda
lo que significa vivir en la verdad y en alianza con Dios.
¿CÓMO TENEMOS QUE
CUMPLIR EL MANDAMIENTO DE LAS IMÁGENES?
Teniendo
conciencia plena de que Dios es más que todo aquello que ahora podemos
contemplar, poseer, conocer y dominar. Dios es más que todo esto. Al contemplar
nuestras instituciones, construcciones académicas, preferencias litúrgicas,
estilos de evangelización, títulos adquiridos, seguridades temporales,
personajes admirados... es decir, ante cualquier realidad creada, debemos
repetirnos una y otra vez: ¡Dios es más! ¡Dios es el
totalmente otro! ¡Dios es el que está siempre más allá! ¡Dios es el
completamente trascendente!
Ese es el
sentido profundo de este mandamiento, comprender y enraizarnos en esa absoluta
trascendencia de Dios por sobre todo lo que hoy vemos y conocemos, es la manera
de preservar nuestra fe en que ¡sólo
Dios es Dios! Ese es el verdadero sentido de esta formulación, y
ahí nos damos cuenta que eso es más intenso y más complejo que solo evitar
yesos, maderas o plásticos.
Es por ello que tengo que volver continuamente a la Palabra para que cuestione, agriete, derribe la imagen que tengo y me enseñe al verdadero Cristo, que es siempre más. Porque Jesús, “Dios con nosotros”, supera todo lo que pueda pensar: · Si quiero quedarme con un Jesús filósofo o pensador, voy a los Evangelios y encuentro una serie de textos y digo, no, me quedé corto, Cristo es más.
· Tengo la idea que Cristo es un revolucionario social, si lo es en un sentido, pero voy a la Biblia, a los Evangelios y digo, no, Jesús es más que eso.
· Miro a Jesús, aquel que tiene poder para curar las enfermedades, veo en El al gran taumaturgo, el gran obrador de milagros, pero voy ahí y digo: no, espérate, es que en la Pasión no hizo ningún milagro. Jesús es, también, más que eso.
Este
mandamiento nos pone en un itinerario sin fin, nos pone en una purificación
continua, porque lo que entiendo de servir a Cristo, y de quién es Cristo, y
cómo quiere Dios que viva, continuamente lo tengo que estar revisando y
permitir que Dios derribe mis esquemas, tengo que
redescubrir a Jesucristo.
¿QUIÉN ES CRISTO?
Tal vez
tú creas que no tienes falsas imágenes de Cristo, también los discípulos creían
que ya lo conocían, pero ante cada experiencia tenían que volver a replantearse
lo que hasta ahora pensaban tener claro: creen que ya lo conocen, pero de
repente este hombre se levanta todavía adormilado en medio de la tormenta y le
manda al viento y al mar embravecido que se aquieten, así mueve las bases de
los discípulos y de nuevo ellos se preguntan: “¿y
este quién es?” Luego llega la transfiguración y de nuevo la cuestión: “¿y este quién es?” Para que posteriormente, en el
momento doloroso de la cruz se resquebrajen todas las seguridades y vuelva a
surgir: “¿y este quién es?”
Jesús es el que siempre está por descubrir, por conocer, y lo más hermoso de nuestra vida cristiana y especialmente de nuestra
vida religiosa es eso, Jesús ¿Quién es Jesús?, es
el que está siempre por conocer.
San
Ignacio de Antioquia, obispo y mártir del circo Romano en el año 107, cuando
iba camino al martirio decía: “ahora empiezo a ser
hombre, empiezo a ser discípulo”, en ese momento antes de entregar su
vida por Cristo, aún sentía que estaba empezando.
Dichoso
el sacerdote, el religioso, la religiosa, dichoso todo cristiano que después de
20, 30 o 50 años, un día se queda mirando con admiración, con cierta
perplejidad el Evangelio y dice: “estoy empezando a conocer a mi Señor, estoy
empezando a conocer a mi Maestro”.
Dichoso
aquel que no se hace imágenes de Cristo creyendo que ya lo conoce a perfección,
sino que entiende que Cristo es más, que es aquel de quien siempre se puede
aprender, al cual nunca poseo totalmente, aquel que siempre es nuevo, siempre
es actual, siempre resplandece.
Ese es el sentido místico profundo y
bello de eso que parece tan elemental, “no
te harás imágenes, no te postres delante de ídolos”. Cristo siempre es más y tengo que conocerlo una y otra vez. Cada cosa
de mi vida me lleva a descubrirlo de otro modo, como cada cosa de mi vida me
lleva a conocerme un poco más.
A veces
en nuestra vida suceden pecados escandalosos y vergonzosos que hacen que uno
diga ¿cómo fui capaz de hacer eso?. Ya
aprendiste otra cosa de ti, aprendiste que era posible que pasara, pero al
mismo tiempo mi pecado sirve de ocasión para
que redescubra el perdón y el poder transformante de Dios, percibiendo de un modo
nuevo quién es Dios.
Cada
pecado perdonado, cada alabanza bien hecha, cada acción de gracias de corazón,
me lleva a descubrir quién es Dios. Ser creyente es estar descubriendo una y
otra vez quién es Aquel que ha transformado mi vida.
Transcripción
y adaptación realizada por Veronica Mendoza para: PildorasdeFe.net
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