Este hombre que acunó amorosamente a Jesús desde su nacimiento fue engalanado de virtudes grandes.
Por: María Teresa González Maciel | Fuente:
Catholic.net
San José es creado por Dios Padre y al mismo tiempo es padre adoptivo de Dios
Hijo. Es el Hombre justo (hombre en quien Dios se complace). Elegido para
participar en el misterio divino de la redención.
A José. Debido a la trascendencia de su misión. Dios le otorga virtudes
teologales y humanas muy especiales. Desposado con María, la llena de gracia.
Es al mismo tiempo padre legal de Jesucristo, quien es la fuente de toda
gracia. Lo que se puede señalar de él son sólo pinceladas de su grandeza
humana.
Este hombre que acunó amorosamente a Jesús desde su nacimiento, y siguió
cuidadosamente sus pasos, forjando a su hijo en la fe y los valores, fue
engalanado de virtudes grandes.
Algunas de sus enseñanzas:
• Hombre de silencio y de oración. Permanece en
diálogo constante con su Creador.
• Hombre obediente, dispuesto a cambiar su voluntad y sujetarse a los planes
divinos. Cumple los mandatos de Dios sin importar el cansancio, el esfuerzo.
• Hombre lleno de amor, compasión y misericordia. A pesar de su dolor al no
entender la maternidad de María, busca proteger su honra, su vida y la del
niño. Piensa repudiarla en secreto.
• Hombre trabajador, protector, honesto. Vive del trabajo de sus manos con lo
que sostiene a su esposa y a su hijo.
• Formador. Consciente de su misión enseña a su hijo la fe, la oración, las
virtudes teologales y humanas. Además de su oficio de carpintero.
• Hombre sencillo y humilde. No busca protagonismos. Apenas aparece en momentos
claves. Es del linaje de David, desposado con María, se le aparece un ángel en
sueños para decirle que no tema recibir por esposa a María porque lo concebido
en ella es obra del Espíritu Santo. Más adelante para salvar al Niño Jesús, el
ángel en sueños le ordena huir a Egipto, se le menciona en la presentación del
niño en el templo, también cuando se dice que Jesús es hijo de José el
carpintero.
• Hombre de paz. Participa en el misterio, se asombra, lo contempla, lo medita.
Y como María lo acepta con gozo y gran paz en su corazón.
• Probado en el dolor como el gran sufrimiento moral al dudar sobre María, al
no encontrar posada para que nazca su hijo, en la huida a Egipto, cuando
pierden a Jesús durante tres días y lo encuentran en el templo, en el
empadronamiento en donde conocio el anunció de Simeón de que una espada
atravesaría el corazón de María.
• Hombre sabio. Con gracias especiales en atención a su misión como padre
adoptivo de Jesús.
Pidamos la gracia de
poder decir de forma comprometida… Venga tu Reino, para que Dios reine en el
corazón y que la propia voluntad quede sujeta a él. De tal forma que se haga su
voluntad así en la tierra como en el cielo.
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