ADORACIÓN EUCARÍSTICA EN UN CONGRESO DE HOMBRES CATÓLICOS EN HARTFORD EN OCTUBRE DE 2022
Según informa un canal de
televisión en Connecticut (Estados Unidos), y cita la agencia católica CNA,
la arquidiócesis de Hartford está
investigando un posible milagro eucarístico que habría ocurrido durante una
Misa en la iglesia de Santo Tomás, en el pueblo de Thomaston.
Los hechos habrían ocurrido el 5
de marzo, al final de la misa. El padre Joseph Crowley anunció que un ministro
de la Eucaristía presenció algo asombroso.
“Uno de nuestros
ministros eucarísticos se estaba quedando sin hostias y, de repente, había más
hostias en el copón. Dios
simplemente se duplicó a sí mismo en el copón”, explicó
el sacerdote con emoción ante todos los fieles.
“Es realmente
genial cuando Dios hace estas cosas, y es realmente genial cuando nos damos
cuenta de lo que ha hecho, y acaba de suceder hoy. Muy poderoso, muy
impresionante, muy real, muy impactante”, añadió el sacerdote. E insistió: “Se estaban
quedando sin hostias y, de repente, había más”.
La web de la diócesis y otros
medios diocesanos no informan sobre esta supuesta investigación.
TIEMPOS
DE AVIVAMIENTO EUCARÍSTICO EN EEUU
Hartford es una diócesis cercana a Boston, con 130 parroquias, 350
sacerdotes y 470.000 católicos. Como en muchas otras diócesis de EEUU, ha
celebrado recientemente actividades especiales de devoción eucarística en
la campaña de "Avivamiento Eucarístico" que han lanzado los obispos del país.
En octubre, por ejemplo, se celebró la Convención de Hombres Católicos de
Connecticut con 600 varones, de 13 a 85 años, centrada en la devoción
eucarística y en predicaciones sobre la Presencia Real de Cristo en la
Eucaristía y su capacidad para transformar los corazones y la sociedad.
UN
MILAGRO POCO FRECUENTE
Los sacerdotes de todo el mundo
tienen la preocupación cotidiana de que haya
hostias para cada comulgante, y uno podría sospechar que
entre los milagros eucarísticos la multiplicación de las hostias se daría en
unas cuantas ocasiones, quizá en conexión con la enseñanza de la multiplicación
de los panes.
Sin embargo, quien haga una
investigación rápida por Internet verá que son
mucho más comunes los milagros ligados a hostias incorruptas o sangrantes. Las
historias sobre hostias que se multiplican para que todos puedan comulgar son
poco frecuentes y cuando se dan tienen poco respaldo.
El caso más popular es el
de San Juan Bosco (1815-1888), un milagro bien conocido en
entornos salesianos. La fecha es, según algunos, el 24 de mayo, fiesta de María
Auxiliadora. Para otros, sucedió el 8 de septiembre. El año sería 1848, según
el padre Giuseppe Buzzetti, uno de los primeros
sacerdotes salesianos, que vio a San Juan Bosco repartir la comunión ese día a
360 personas (otras fuentes hablan de 600). Cientos
de muchachos habían llegado para esa misa que el santo había preparado con
devoción, pero el sacristán sólo había dejado unas pocas hostias en el
sagrario. Él empezó a repartir la comunión y para asombro
de todos logró repartir a todos los asistentes. El santo
lo atribuyó a un milagro de María Auxiliadora.
MILAGROS
EUCARÍSTICOS DEL S.XXI
Según informa el Centro
Magis sobre Ciencia, Razón y Fe, en el siglo XXI las diócesis católicas solo han reconocido 4 milagros eucarísticos, y
ninguno es de multiplicación de hostias.
En 2013, en una iglesia en Legnica, Polonia, se puso en agua una hostia consagrada que cayó al suelo
para que se disolviera. En vez de deshacerse, aparecieron en ella manchas
rojas. Unas pruebas forenses aseguraron que: “En la
imagen histopatológica, se encontraron fragmentos que contenían las partes
fragmentadas del músculo estriado cruzado. Es más similar al músculo cardíaco”.
En 2008, en una iglesia en Sokolka, Polonia, un sacerdote dejó caer una hostia
consagrada, que luego pareció sangrar. Más tarde, las pruebas encontraron que “el fragmento alterado de la hostia es idéntico al tejido
miocárdico (corazón) de una persona que está a punto de morir. Además, la
estructura de las fibras musculares y la del pan están entretejidas de una
manera imposible de producir por medios humanos”.
En 2006, una hostia consagrada en una parroquia de la diócesis de
Chilpancingo-Chilapa, en México, parecía sangrar. Las pruebas posteriores confirmaron
la presencia de sangre. “La sustancia rojiza
analizada corresponde a sangre en la que hay hemoglobina y ADN de origen
humano”, constató el estudio.
Y en 2001, en una hostia
consagrada en Chirattakonam, India, varios
testigos vieron aparecer la imagen del rostro de Cristo, y la diócesis lo
reconoció como un signo divino.
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