EL EXPERTO DOMINIEK OVERSTEYNS DETALLA REALOJOS, MEDIACIONES, PROTECCIÓN DIPLOMÁTICA...
Pío XII era romano y defendió la Ciudad Eterna como
nativo y como su obispo. El 19 de julio de 1943 salió a bendecirla entre la
multitud tras el bombardeo anglo-estadounidense en el barrio de San Lorenzo. El
16 de octubre de ese año, cuando los nazis lanzaron su gran redada contra los
judíos romanos, el Papa Eugenio Pacelli movilizó todos sus recursos para
liberar a la mayor cantidad posible de sus paisanos hebreos.
La última
investigación del experto Dominiek Oversteyns desmonta los mitos sobre Pío XII y su supuesta falta de compromiso con los judíos de Roma, según
recoge Andrea Gagliarducci en ACI Stampa y Catholic News Agency (CNA):
El Papa Pío
XII no guardó silencio ante la Shoah ni estuvo inactivo. Por el
contrario, estuvo muy comprometido con la salvación de las
familias judías, se pronunció constantemente contra el régimen nazi
y puso en marcha una serie de iniciativas formales e informales que demuestran
que fue todo menos "el Papa de Hitler".
INTENSA
ACTIVIDAD PROTECTORA
Estas son las
conclusiones de una serie de investigaciones llevadas a cabo sobre material de
archivo por el diácono Dominiek Oversteyns, de la Familia
Espiritual The Work.
Las investigaciones
de Oversteyns incluyen El libro de la memoria de Liliana Picciotto, una investigadora
judía, que recoge los nombres de todos los judíos italianos deportados y
asesinados; La historia de los judíos italianos
bajo el fascismo de Renzo De Felice, que esboza la historia de 148 conventos que
salvaron a muchos judíos; y los archivos del Vaticano sobre Pío XII, ahora abiertos al público.
Antiguo ingeniero,
Oversteyns ha cruzado los datos y utilizado la técnica matemática de la extrapolación para
analizar las cifras de judíos italianos asesinados y deportados. Sus estudios,
presentados en una serie de conferencias que ha querido compartir con CNA,
arrojan luz sobre la intervención de Pío XII antes
y después de la redada nazi en el
gueto judío de Roma.
LOS
DATOS CONCRETOS
Según su estudio,
había 8.207 judíos en
Roma antes de la incursión nazi en el gueto judío el
16 de octubre de 1943. De ellos, 1.323 (el 16%) encontraron refugio antes de la
redada. Dieciocho fueron a las propiedades extraterritoriales del Vaticano, 393 a pueblos en las montañas alrededor de Roma,
368 a casas particulares de amigos, 500 a 49 conventos romanos diferentes y 44 a parroquias y
colegios pontificios en Roma.
Pío XII también ayudó
a 152 judíos escondidos en casas particulares bajo la protección de Delasem, la
Delegación de Ayuda a los Emigrantes Judíos. En total, Pío XII prestó
ayuda a unos 714 judíos.
El estudio también
señala que Pío XII acogió en el Vaticano a por lo menos 30
eruditos judíos, que trabajaron y realizaron sus investigaciones en
los Museos y Archivos Vaticanos después de haber sido despedidos de sus
instituciones debido a las leyes raciales. Entre ellos estaban Hermine Speier, que
empezó a trabajar en el Vaticano en 1934; Fritz
Volbach, contratado en el Vaticano en 1939, y Erwin
Stuckold [médico].
Oversteyns también
revela que, según ocho testimonios diferentes, Pío XII solicitó a por lo menos 49 conventos que
escondieran y albergaran a los judíos, y declaró a esos conventos zonas extraterritoriales bajo la autoridad
del Vaticano.
Según Oversteyns,
estas cifras demuestran que Pío XII estaba activamente a favor de los
judíos mucho antes de la
redada nazi de 1943 en el gueto. Ese sábado, al amanecer, 365
soldados nazis acorralaron a 1.351 judíos. De ellos, 61 fueron liberados
inmediatamente, y otros 258 fueron liberados después de ser retenidos en un
colegio militar. Y antes de que el tren partiera de la estación Tiburtina de Roma
hacia Auschwitz, otros dos judíos fueron liberados. Un hecho poco conocido es
que Pío XII y sus colaboradores fueron responsables de la liberación de 249
judíos romanos ese día, aproximadamente una quinta parte de
los detenidos.
VÍAS
OFICIALES Y EXTRAOFICIALES
Según los documentos
estudiados por Oversteyns, a primera hora de la mañana del día de la
redada, Pío XII se puso en
contacto con el embajador alemán Ernst von Weizsäcker para convencerle de
que llamara a Berlín y detuviera la redada, pero el embajador no lo hizo.
Entonces, a través del padre Pancratius Pfeiffer, un
apreciado sacerdote alemán y superior de los salvatorianos, Pío XII se puso en
contacto con el general Reiner
Stahel, jefe del ejército alemán en Roma en ese momento, quien telefoneó
directamente a Himmler y le convenció de que detuviera la redada a las 12
del mediodía. Al mismo tiempo, el comandante de las SS Dannecker recibió instrucciones
de Berlín para liberar a todos los judíos de matrimonios mixtos y al servicio
de los "arios".
La redada en la zona
central de la ciudad terminó entre las 11 y las 11:20 de la mañana, mientras
que en las afueras de Roma terminó a las 13:20. Según Oversteyns, de los 1.030 judíos deportados a Auschwitz el 18 de
octubre, solo 16 regresarían después de la guerra.
Los alemanes mantuvieron su actividad
de búsqueda, detención y deportación de judíos incluso después de la redada.
Desde el 18 de octubre de 1943 hasta enero de 1944, 96 judíos fueron
arrestados. Y a partir del 2 de febrero de 1944, fueron detenidos 29 judíos en
cinco colegios católicos y 19 judíos en la abadía de San Pablo
Extramuros, que era un territorio extraterritorial del
Vaticano.
En marzo de 1944, la
situación se agravó aún más. Del 21 de marzo al 17 de abril, unos 10 judíos
fueron arrestados y deportados diariamente. Y del 28 de abril al 18 de mayo,
cinco judíos fueron arrestados y deportados diariamente. Finalmente, los judíos
no tuvieron más remedio que huir o pasar a la clandestinidad.
Según Oversteyns, Pío
XII escondió a 336 judíos en parroquias y hospitales diocesanos; al mismo tiempo, siguió enviando alimentos y ayuda financiera a Delasem.
Las fuentes
demuestran que solo había 160 judíos en el Vaticano y en sus 26 sedes
extraterritoriales. Esto se debe a que la estrategia de Pío XII fue ocultar a
los judíos romanos en pequeños grupos en los conventos de Roma.
Desde el 10 de
septiembre de 1943 hasta el 4 de junio de 1944, Pío XII llevó a cabo 236 intervenciones en favor de los judíos arrestados en Roma y que iban a ser deportados.
Tras sus intervenciones, 42 judíos
arrestados fueron liberados.
Además del canal
oficial de la Secretaría de Estado (a través del entonces sustituto Giovanni Battista Montini,
que luego se convertiría en el Papa Pablo VI), Pío XII utilizó
ampliamente el canal informal establecido por el padre Pfeiffer.
Según los
documentos, el padre Pfeiffer
visitó la Secretaría de Estado cada dos días durante los ocho
meses de intensa persecución nazi en Roma. En esas reuniones, daba información
sobre los detenidos y recibía peticiones de liberación.
Oversteyns dice que
ahora que los Archivos Vaticanos han abierto sus puertas a los investigadores
para que estudien el pontificado de Pío XII, saldrá a la luz con más claridad
el compromiso de este
pontífice con los judíos romanos.
Traducción de Elena
Faccia Serrano.
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