Esta práctica tiene pleno fundamento en la Biblia...
Por: P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá | Fuente:
Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe.
El otro día una familia me contó que recibió una
visita de un señor muy educado. Y con la mejor de las sonrisas, el hombre les
ofreció en venta unos hermosos libros de cultura general. Dicen que habló tan
bonito de tantas cosas... pero al final terminó con un tema de religión,
diciendo que los católicos están equivocados, que, según la Biblia, deben
reemplazar la celebración del Domingo por la del sábado, pues el sábado es el
día bíblico y el Domingo es una adulteración de los católicos.
Le expliqué que tal caballero seguramente era un misionero de la religión
Adventista del Séptimo día. Pues son ellos quienes observan el día sábado y
proclaman que ellos son los únicos que cumplen con la Biblia.
¿QUÉ DEBEMOS PENSAR DE TODO
ESTO?
Bueno, antes que hablar del día Domingo o sábado, debemos decir que los
hermanos adventistas son, en esta observancia del día sábado, tan escrupulosos
como los fariseos que nos pinta el santo Evangelio. No han aprendido nada de la
«libertad de espíritu» con que Jesús hablaba
del día sábado.
Además los adventistas estudian la Biblia en base a textos aislados, y olvidan
que la Revelación Divina sigue en la Sagrada Escritura una evolución
progresiva; y, sin seguir esa evolución en los diversos libros inspirados, es
prácticamente imposible comprender el verdadero sentido de una enseñanza
bíblica.
No debemos quedarnos con unas pocas páginas de la Biblia, sino que debemos leer
toda la Biblia.
¿QUÉ NOS ENSEÑA EL A. T.
ACERCA DEL DÍA SÁBADO?
La palabra «sabat» (sábado)significa «descanso» «reposo» o «cesación.» Es
decir, que «sábado» significa simplemente «un tiempo de descanso» y no tiene originalmente ningún significado como «el
séptimo día de la semana»
De hecho se emplea en la Biblia la palabra «sábado»
con diversas significaciones. A veces significa «un
reposo» de un día (Ex. 20,10). Otras veces este reposo es de «un año» (Lev. 25,4). Alguna vez indica también un
período de 70 años (2 Crón. 36, 21).
Ahora bien, ¿de dónde viene el día sábado como
séptimo día consagrado a Dios? Leemos la Biblia: «Así fueron hechos el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos.
Dios terminó su trabajo el séptimo día, y descansó en este día de todo lo que
había hecho. Bendijo Dios el séptimo día y lo hizo santo porque ese día El
descansó de todo su trabajo de creación». (Gén. 2, 2-3)
«En seis días Yahvé hizo el cielo y la tierra, el
mar y todo cuanto hay en ellos, pero el séptimo día Yahvé descansó, y por eso
bendijo el sábado y lo hizo sagrado». (Ex. 20, 11).
«Seis días trabajarás y harás tus obras, pero el
séptimo es sábado de Yahvé tu Dios» (Deut. 5, 13-14).
Nos damos cuenta de que en estos textos la palabra «sábado» (descanso)
tiene para los israelitas del Antiguo Testamento un nuevo sentido, un sentido
religioso. El sábado les recordaba la creación de Dios en seis días
con su descanso en el Séptimo día; este último día es consagrado a Dios. Y el
hombre también con su trabajo imita la actividad de Dios Creador y con su «descanso» («sabat») del séptimo día el hombre
imita el reposo sagrado de Dios. (Ex. 31, 13).
Así el día sábado se convirtió para los israelitas en una señal, en una de sus
prácticas más típicas e importantes. Esta señal del día sábado y la
circuncisión eran características mediante las cuales el pueblo de Israel se
distinguía de los otros pueblos que lo rodeaban. Y durante toda la historia del
A.T. el pueblo de Israel guardó fidelidad a estas dos señales.
Con el tiempo la práctica del reposo del sábado
fue asumida por la ley judía en forma muy estricta, con 39 prohibiciones de
trabajo: prohibición de recoger leña (Núm. 15, 32); prohibición de preparar
alimentos (Ex. 16, 23); prohibición de encender fuego (Ex. 35, 3); etc. Poco a
poco la práctica del reposo del sábado se convirtió en una observancia
escrupulosa e hipócrita. Los profetas del A.T. lanzan una dura crítica contra
la práctica legalista del sábado que ha convertido a los israelitas en un
pueblo sin devoción interior (Os. 1, 2 y Os. 2, 13).
¿CELEBRABA JESÚS EL DÍA
SÁBADO?
Jesús no suprime explícitamente la ley del sábado. El, en día sábado,
visitaba la sinagoga y aprovechaba la ocasión para anunciar el Evangelio (Lc. 4, 16). Pero Jesús, al igual que los profetas,
atacaba el rigorismo formalista de los fariseos y de los maestros de la Ley: «El sábado está hecho para el hombre y no el hombre para
el sábado.» (Mc. 2, 27). Para Jesús el deber de la caridad es anterior a
la observancia material del reposo; por eso El hizo varias sanaciones en día
sábado, obras prohibidas en este día. (Mc. 3, 1-6; Lc. 14, 1-6; Lc. 6, 1-5).
Además Jesús se atribuyó poder sobre el sábado: «el
Hijo del hombre es Señor del sábado.» (Mc. 2, 28). En otras palabras, Jesús es dueño del sábado. (Lc.
6, 1-5).
Por supuesto que esta nueva manera de observar el sábado chocó violentamente
con la mentalidad legalista de los fariseos. Y éste era uno de los cargos
graves contra Jesús (Jn. 5, 9). Pero Él
estaba consciente de que, haciendo el bien en día sábado, imitaba a su Padre,
el cual habiendo reposado el sexto día, al final de la creación, continúa
rigiendo el mundo y vivificando a los hombres. «Mi
Padre ha trabajado hasta ahora, y yo también trabajo» (Jn. 5-17).
La actitud de Jesús frente al día sábado nos enseña que él actuó con
libertad de espíritu frente a esa ley, y nunca consideró la observancia del
sábado como algo esencial en su prédica, esto era para Jesús algo menos
importante.
Pero Jesús dijo claramente «que no vino a suprimir la ley sino a darle su verdadero
significado» (Mt. 5, 17). En su
actitud no se trata de cumplir la ley al pie de la letra, sino que promueve una
evolución de la ley hacia su perfección.
LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
El argumento fundamental para optar por el día Domingo procede de la
Resurrección del Señor. Los cuatro evangelistas concuerdan en que la
Resurrección de Cristo tuvo lugar en «el primer día de la semana», que
corresponde al día Domingo de ahora. (Mt. 28, 1; Mc. 16, 2; Lc. 24, 1; Jn. 20,
1 y 19). El hecho de la Resurrección de Cristo en el día Domingo para los
discípulos era altamente significativo y será desde entonces el centro de la fe
cristiana.
HAY DOS RAZONES FUNDAMENTALES
PARA CELEBRAR ESTE DÍA DE LA RESURRECCIÓN:
- Con su Muerte y Resurrección, Jesús comenzó la Nueva
Alianza y terminó la Antigua Alianza. Durante la última Cena, Jesús
proclamó: «Esta copa es la Alianza Nueva,
sellada con mi sangre, que va a ser derramada por ustedes.» (Lc.
22, 20). Los discípulos de Jesús poco a poco se dieron cuenta de que en
esta Nueva Alianza la ley de Moisés y sus prácticas tendrían otro sentido.
- La Muerte y Resurrección de Cristo significaban también
para los primeros cristianos la Nueva Creación, ya que Jesús culminaba su
obra precisamente con su Muerte y Resurrección justo en el día Domingo,
que será desde entonces «el día del Señor».
Nosotros también hemos recibido la promesa de
entrar con Cristo en este reposo (Hbr. 4, 1-16). Entonces, el día Domingo, «el día del Señor», será el verdadero día de
descanso, en que los hombres reposarán de sus fatigas a imagen de Dios que
reposa de sus trabajos (Hbr. 4, 10 y Apoc. 14, 13).
De ahí en adelante la fe de
los cristianos tiene como centro a Cristo Resucitado y Glorificado. Y para
ellos era muy lógico celebrar el «Día del Señor» (Domingo) como el «Nuevo día»
de la Creación.
(Is. 2, 12).
LA PRÁCTICA DE LOS PRIMEROS
CRISTIANOS
Los primeros cristianos siguieron en un principio observando el sábado y
aprovechaban las reuniones sabáticas para anunciar el Evangelio en el ambiente
judío. (Hch. 13, 14). Pero luego el primer día de la semana (el Domingo) empezó
a ser el día del culto de la primitiva Iglesia. «El
primer día de la semana, estando nosotros reunidos para partir el pan...» (Hch.
20, 7). Sabemos que «partir el pan» es la expresión antigua para designar la
santa Misa o Eucaristía. Es entonces muy claro que los primeros cristianos
tenían su reunión litúrgica -la Santa Misa- en el día Domingo, tal como se hace
hoy. Escribe Juan, el autor del libro Apocalipsis: «Sucedió
que, un día del Señor, quedé bajo el poder del Espíritu Santo» (Ap. 1,
10).
¿QUÉ NOS ENSEÑA EL APÓSTOL
PABLO?
Jesús había dicho: «Yo no vine a terminar con la ley ,
sino a completar la ley, dándole su última perfección» (Mt. 5, 17). San
Pablo en sus cartas desarrolla esta misma idea: «El
fin de la ley es Cristo» (Rom. 10, 4). Así para el apóstol la plenitud
de la ley no se encuentra en el cumplimiento literal de la ley, sino en la fe
en Cristo. Pablo dice que «la ley ha sido nuestro
maestro hasta Cristo» (Gal. 3, 24) y con Cristo se inicia la Nueva
Alianza (1 Cor. 11, 25).
El apóstol Pablo tuvo sus discusiones acerca del
día del Señor. Al comienzo tenía la costumbre de predicar en las sinagogas el
día sábado para los judíos, pero cuando le rechazaban sus enseñanzas, él se
volvía a los gentiles. En este ambiente no judío, Pablo no daba importancia a
las costumbres judías, como la circuncisión, el día sábado, etc. Pablo se
reunía con los nuevos creyentes el primer día de la semana, y trasladaban las
prácticas que los judíos solían hacer en día sábado, como la colecta de la
limosna, al primer día de la semana. (1 Cor. 16, 1-2)
Esta actitud en favor de los gentiles convertidos provocó una fuerte discusión
en la Iglesia. Luego, este asunto fue tratado en una reunión en Jerusalén, con
los apóstoles y ancianos de esta Iglesia. Ahí tomaron la decisión de no imponer
a los gentiles convertidos ninguna carga o práctica judía, salvo lo
absolutamente necesario (Hch. 5, 28-29). Con esta decisión quedó abierta la
puerta a los gentiles, sin obligarlos a la ley judía. Ahora bien, Pablo escribe
a los Colosenses: «Que nadie los moleste a ustedes
por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta, lunas nuevas o días de
descanso.» (Col. 2, 16) Además criticó el afán de dar demasiada
importancia a ciertos días (sábado), meses, fechas y años (Gál. 4, 10). Él siempre recomendó evitar estas polémicas secundarias y dar
importancia a la caridad.
CONSIDERACIÓN FINAL
No cabe la menor duda de que los primeros
cristianos santificaron, descansaron y celebraron el Domingo como «el día del Señor.» Esta práctica tiene pleno fundamento en la
Biblia. Respetamos
el hecho de que los judíos celebren el sábado en la forma indicada en el Antiguo
Testamento (ellos no son una religión cristiana). En cuanto a algunos grupos,
como los adventistas, que se dicen ser cristianos, y que defienden la
celebración del sábado -no del Domingo- tenemos que decir que no interpretan
bien toda la Biblia, ya que se quedan con una práctica judía del A. T. y no
siguieron el cumplimiento del N. T. Esto sucede porque interpretan la Biblia en
forma literal y parcial, y olvidan que Jesús completó y perfeccionó el A. T.
LOS CATÓLICOS, ENTONCES,
ESTAMOS EN LA VERDAD AL CELEBRAR EL DÍA DOMINGO.
Para terminar, repito las palabras del apóstol
Pablo: «Que nadie les critique por cuestiones de
comidas o bebidas o con respecto a días de fiestas, lunas nuevas o días de
descanso... Todo esto es sombra de lo venidero» (Col. 2, 16-17).
Me consta que muchos adventistas pasan como obsesionados casa por casa llamando
a los católicos a cambiarse de religión por la cuestión del día sábado. ¡Como si esto fuera lo más importante de la Biblia! Y
me consta que muchos adventistas al pasar por las casas de los católicos les
piden la Biblia y les leen los textos aislados del A. T, donde el Señor llama
al pueblo judío a santificar el sábado, y dicen a la gente: «Fíjense, en su misma Biblia católica Dios manda observar
el sábado... ¿No ven que ustedes están equivocados?».
Esto es abusar de la Biblia y de la buena fe del pueblo sencillo. Es
usar de una verdad a medias para sembrar dudas y perturbar a la gente sencilla.
Por eso es conveniente que ustedes, amigos, lean varias veces este tema hasta
que se empapen bien de lo que aquí se dice, y cuando pasen los adventistas
sepan qué responderles, con caridad sí, pero también con energía y con
claridad.
En definitiva, los católicos no hemos quedado petrificados en el Antiguo
Testamento ni somos esclavos de frases sacadas de su verdadero contexto. Los católicos aceptamos esta evolución querida por Dios entre Antiguo y Nuevo Testamento
y aceptamos a Jesús como Amo y Señor de la Historia y tenemos muy claro que la
realidad presente deja muy atrás los signos con que fue prefigurada. Es por eso
que santificamos el día Domingo.
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