En películas como El Exorcista y El Exorcismo de Emily Rose — ambas basadas en hechos reales — los demonios son expulsados por los sacerdotes católicos. Esto ha causado que algunos se pregunten, si tales exorcismos son verdaderos, ¿cómo es posible que sean realizados por católicos, ya que los católicos no son cristianos?
En primer lugar, la afirmación "Los católicos no son
cristianos" es demasiado amplia. La religión católica enseña muchas
cosas que son contrarias a la Palabra de Dios, aunque todavía existen creyentes
sinceros dentro de la Iglesia Católica y hacen mucho bien al mundo. Ser
católico no hace que una persona sea cristiana, aunque tampoco le impide serlo.
Por favor, lee los siguientes artículos: "¿Es
el catolicismo una religión falsa? ¿Son los católicos salvos?" y "Soy católico. ¿Por qué debería considerar el
convertirme en cristiano?".
En segundo lugar, se pueden falsificar los milagros (2 Tesalonicenses 2:9). Jesús dijo
que algunos que no son verdaderamente Suyos pueden realizar señales milagrosas
— incluso exorcismos — en Su nombre. En Mateo 7:22-23, Jesús advirtió: "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad". En el Día del Juicio Final,
estarán aquellos que expulsaron demonios y pensaron que se salvaron por todas
sus buenas obras. Habían adoptado los métodos del cristianismo y aceptado
mentalmente algunas de sus doctrinas, pero eran cristianos sólo de nombre. Nunca
habían entregado sus vidas a Cristo. En el juicio, estos cristianos nominales
se darán cuenta de que su muestra externa de espiritualidad no será suficiente
para ganar su entrada en el cielo; los milagros que realizaron fueron hechos
por algo diferente al Espíritu Santo. Desafortunadamente, mucha gente hoy en
día sostiene la peligrosa filosofía de que las buenas obras son suficientes
para ganar la salvación.
Satanás tiene cierto poder que utiliza para engañar y distraer. Los
magos de la corte del Faraón fueron capaces de replicar muchos de los milagros
que Moisés realizó (Éxodo 7:22; 8:7). Sin embargo, había un límite para lo que
su magia podía lograr, y el poder de Dios sobrepasaba sus trucos (Éxodo
7:11-12). Bien podría ser que los exorcismos católicos sean "milagros" similares, diseñados para dar
crédito a la doctrina católica y "probar"
el poder de los talismanes y los rituales.
Hechos 19:13-16 da un ejemplo de exorcistas que no conocían al Señor
Jesús pero que trataron de usar Su poder para expulsar demonios: "Algunos judíos que iban por ahí expulsando
espíritus malignos trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre aquellos
que estaban poseídos por demonios. Decían: "Pero algunos de los judíos,
exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los
que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica
Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que
hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé
quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el
espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal
manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos". El
verdadero poder no está en usar el nombre de Jesús, rociar agua bendita o tocar
una estola, sino en conocer a Jesús personalmente.
Los demonios son reales. Satanás es real, aunque es un maestro del
engaño y el padre de la mentira (Juan 8:44; 2 Corintios 11:14). La capacidad de
un demonio para engañar a seres humanos crédulos con sus trampas, a menudo
excede nuestra capacidad para detectar las trampas (2 Corintios 2:11; 1 Pedro
5:8). Si sirviera a su propósito esconderse dentro de un cuerpo humano, un
demonio podría hacerlo. O, en caso de querer fingir que sale cuando se le
ordena, también podría hacerlo. Satanás podría muy bien participar con un
exorcista no salvo para inflar el orgullo del exorcista y aumentar la confianza
en su poder sobre el mal. El propósito de "escenificar"
un exorcismo podría ser atrapar más profundamente a aquellos que acuden
a los líderes católicos en busca de ayuda.
El único poder que está garantizado para derrotar a Satanás en todo
momento es el poder del Espíritu Santo, el cual reside en el creyente equipado
con la armadura de Dios (Efesios 6:11-17; 2 Corintios 10:4). Cuando nos
sometemos a Dios, podemos "resistir al diablo,
y huirá" (Santiago 4:7).
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