Empezaba la madrugada cuando a bordo de mi viejo camión, bajaba la pendiente de Chancaillo. El estómago comenzaba a molestar, mas no quise utilizar las pampas por miedo a los asaltos. Pensé entonces en los baños del recién inaugurado grifo de chancaillo. Curiosamente topé con un tráiler que llevaba jaulas con leones de algún circo, esto me hizo recordar momentos de mi infancia.
Luego de un tramo llegué al nuevo y solitario grifo, cuyo empleado me indicó el lugar de los servicios higiénicos. Ingresé rápidamente a ellos y me percaté de que no tenían luz, pero bastaba el reflejo de la amarillenta luz mortecina exterior para ubicarme y ver sin mucha dificultad.
El silencio era tal que podía escuchar mi propia respiración, empecé a revisar buscando un baño desocupado y grande fue mi sorpresa al ver asomarse por debajo de las puertas, dos zapatos de payaso de tamaño descomunal, ¡que sobresalían de manera notoria! Extrañamente sentí mucho frío y sobre todo miedo. Entré al baño contiguo, mientras asociaba al payaso con las jaulas de leones -tratando de darle una explicación lógica a la situación- pero, al salir ya no se veían las puntas de los zapatos ¡sino que se sentía una presencia maligna!
Al volver y hablar con el grifero hice un comentario acerca de lo ocurrido, le pregunté: ¿No entró ningún payaso a los baños? -Respondió con tono burlón, ¡Déjate de payasadas! Aun así lo convencí para que me acompañara a comprobar si había un payaso en los servicios. Entramos al salón y revisamos uno por uno los baños pero no encontramos a nadie, fue entonces, cuando nos retirábamos del lugar, que una carcajada gangosa y tétrica proveniente del fondo de los servicios retumbó en nuestros oídos. Ambos quedamos petrificados de terror ¡¡Corrí a mi vehículo alejándome aterrado del grifo!!
Este suceso se hizo chisme y trajo cola. Luego de unos meses, justo frente al mismo grifo (entrada al asentamiento humano Pampa Libre), un chofer casmeño recogió un pescador que iba a la zona de la Cruz de Arévalo, en Huarmey. Este le preguntó al pescador si tenía conocimiento de lo que había sucedido en el grifo, con el payaso de zapatos grandes. A lo cual el pescador preguntó: ¿cómo estos? A la vez que mostraba sus inmensos pies calzados con los descomunales zapatos de payaso.
El chofer fue encontrado deambulando por la pampa huarmeyana luego de tres días… pero esa es otra historia.
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