No te rindas, persevera - Lucas 21:19
El 4 de Julio de
1952, Florence Chadwick de 34 años entró al Océano Pacífico en la costa de la
Isla Catalina, California, con la determinación en ser la primera mujer en
nadar hasta llegar a la costa del continente. Siendo una experimentada
nadadora, ella ya había sido la primera mujer que cruzó nadando el Canal de la
Mancha en ambos sentidos.
El tiempo ese día estaba
nublado y frío; así que apenas podía ver a los botes que la acompañaban.
Millones de espectadores la veían por televisión.
Florence Nadó quince horas.
Cuando rogó que la sacaran del agua, su madre, que estaba en uno de los botes
que iban a su lado, le dijo que estaba cerca y que lo podía lograr. Pero cuando
vio hacia la costa lo único que podía ver era neblina. Finalmente, extenuada
física y emocionalmente, dejó de nadar y fue sacada del agua.
No fue sino hasta que estuvo
en el bote que descubrió que la costa estaba a menos de un kilómetro de
distancia. En una conferencia noticiosa al día siguiente, ella dijo: «Todo lo que podía ver era la niebla… Creo que si hubiera
podido ver la costa, lo hubiera logrado”.
El fracaso, de Florence, no
fue la fatiga, ni el frío, la niebla la había derrotado porque le impedía ver
su meta. La niebla le había cegado su razonamiento, su visión y su corazón.
Esa fue la única ocasión que
Florence se rindió. Dos meses después logró la hazaña aun cuando había neblina,
Florence perseveró porque sabía que detrás de la neblina estaba la costa.
Permíteme hacerte una
pregunta, ¿Qué es lo que te motiva cuando la niebla
llega a tu vida? ¿Eres de las personas que se paraliza por las neblinas de la
vida?
Alguien dijo, “Si Colón hubiera regresado, nadie lo hubiera culpado,
pero tampoco nadie lo hubiera recordado”.
Hoy puedes ver las neblinas de
tu vida como obstáculos o como oportunidades; la decisión es tuya. Te puedes
rendir ante tus circunstancias o puedes seguir nadando aunque estés entumecido;
la decisión es tuya. La perseverancia te habilitará para ajustarse a los
cambios radicales e injustos de la vida.
Como puedes ver, tu fortaleza
y tu profundidad espiritual son demostradas por tu perseverancia. Son
demostradas por el deseo de seguir aunque no veas la costa.
Jesucristo dijo, «Con
vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas».
Jorge Cota
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