Es probable que te
encuentres en una situación desesperante con tu esposo u esposa, puede ser que sea
con tus hijos o cualquier otra relación, como puede ser un problema financiero
o laboral.
Otros pueden
estar desesperados porque necesitan tomar una decisión y no hallan que hacer,
están cansados de luchar, de intentar, lo han hecho todo, oraciones, ofrendas,
diezmos, van a la iglesia, sirven a Dios pero nada que salen del pozo y sienten
que cada día como que se hunden más. La verdad que estar en el pozo no es
bueno, allí solo se respira angustia, miedo y muerte.
Salir del pozo
requiere paciencia y espera en Dios, recuerde las palabras del Salmista:
«Pacientemente
esperé a Yahvé, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de
la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis
pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto
muchos, y temerán, y confiarán en Yahvé» (Salmo 40:1-3).
Salir del pozo requiere que te
conviertas en protagonista y dejes de ser víctima.
Tú has sido llamado a ser el
protagonista de tu vida, el protagonista espera en Dios pacientemente antes de
actuar, el protagonista ve la vida con optimismo y se convierte en el gerente
de su vida.
Hay un cuento de la
tradición judía que nos ilustra si somos ¿Protagonistas o Víctimas?
«Un día, el
burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal rebuznó por horas mientras
el campesino trataba de buscar la forma de ayudarle pero finalmente decidió que
el burro ya estaba viejo y el pozo necesitaba ser tapado con urgencia, así que
echando tierra podría solucionar los dos problemas a la vez.
Con ese fin pidió ayuda a sus vecinos.
Cada uno tomó
una pala y empezaron a echar tierra al interior del pozo. El burro al notar lo
que se le venía encima empezó a rebuznar con más fuerza pero después de un rato
se aquietó. La gente no lo veía y pensaba que habría quedado enterrado pero lo
que realmente sucedía era que el burro estaba ocupándose de sacudirse la tierra
que le arrojaban con cada palada.
Al poco tiempo,
para sorpresa de todos, empezaron a verse las orejas del asno que, apoyándose
en la tierra que se sacudía y caía al suelo, estaba logrando elevarse. Cuando
llegó a la altura de la boca del pozo, dando un salto, salió corriendo
alegremente dejando boquiabiertos a sus supuestos enterradores.»
¿QUÉ PODEMOS
APRENDER DE ESTE CUENTO?
Hay algunas cosas que podemos
aprender, en algunos momentos de nuestra vida, podemos tener la sensación de
que hemos caído en un pozo muy profundo. Todas nuestras expectativas por el
suelo, los momentos que vivimos son de mucha tensión, no vemos la luz del sol
brillar, todo parece oscuridad y en vez de recibir ayuda lo que recibo de la
gente que me rodea es juicio, critica, rechazo y oposición, todos quieren
enterrarme vivo o viva.
Podemos aprender de este
burro, que a pesar de todos los problemas que se le venían encima al rato se
aquieto y comenzó a elegir lo que le convenía hacer. No se dejó
llevar por pensamientos negativos, tampoco se enganchó en las críticas
o juicios que le hicieron, no quedo pensando en el pasado, en todo lo bueno que
había hecho y que ahora con eso le pagaban, no se quedó quieto preso de la
tristeza y el dolor, el desengaño que se había llevado de su amo, el no adopto
la posición de pobrecito yo, el dejo de ser víctima de las circunstancias y
asumió responsabilidad por sus miedos, controló sus emociones y no esperó a que
los demás lo hicieran feliz.
El burro se convirtió en
protagonista, cada vez que le echaban tierra se sacudía fuertemente hasta que
pudo salir del pozo. El transformó el problema en una bendición. Podemos salir
del pozo de la desesperación o del lodo cenagoso si nos convertimos en gerentes
de nuestra vida. Todos deseamos correr alegremente por la vida, sin estrés, sin
angustia, sin presiones, llenos de paz y gozo.
Quiero dejar contigo
dos cosas que te van a ayudar a vivir la vida:
1.
Entrega a
Dios tus expectativas de que otras personas, lugares y cosas te proporcionen
felicidad y plenitud duraderas. Solo Dios puede darte vida, gozo y paz. La
Biblia enseña que El que pide recibe. Es inmaduro pensar que alguien o alguna
cosa terrenal pueda brindarnos plenitud y felicidad duradera. Dios es la fuente
de la vida; las personas y las cosas son adicionales. Tú eliges como quieres
vivir.
2.
Ten en
cuenta que todo lo negativo que nos sucede puede ser transformado en algo
positivo. Como al burro de nuestro cuento, la vida nos tira a veces, todo tipo
de tierra. Si lo interpretas como un problema y te bloqueas sintiéndote víctima
de la situación, esa tierra puede acabar aplastándote, pero si lo contemplas como
un desafío, te ubicarás en la perspectiva de protagonista, encontrarás la forma
de sacudirte esa tierra y la usarás para dar un paso hacia arriba. Así,
cualquier situación se transformará en una oportunidad para lograr un nivel más
elevado de conciencia.
Te invito a descubrir el poder
interior que hay en ti, tú puedes tener relaciones satisfactorias en la vida,
solo enfócate a dónde quieres llegar y no en tus miedos, espera en Dios y El
pondrá en tus labios un cántico nuevo.
En amor y liderazgo,
Pedro Sifontes
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