Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el
Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que
podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos
lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra
los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes. Efesios 6:10-12
Cuando una
persona entrega su corazón a Jesús y es llena del Espíritu Santo, su vida
espiritual, que antes estaba muerta por el pecado, renace y comienza a
vislumbrar destellos y a estar consciente de que algo sucede en la esfera
espiritual. Y más allá de lo que podamos percibir, realmente el mundo
espiritual está muy activo y a cada momento están ocurriendo cosas que el
hombre natural no llega a comprender. Una de ellas es la batalla espiritual que
cada día debemos librar contra las fuerzas de oscuridad.
Es por ello
que Dios nos aconseja que vistamos su armadura, como guerreros preparados para
la batalla, atentos, concentrados sin distracciones, para así estar preparados
para enfrentar el día malo y ser vencedores. El día malo vendrá, las acechanzas
del maligno también, la cuestión es si estamos preparados, de estarlo
venceremos en el día malo.
Al tener
esta perspectiva ya no enfrentaremos los problemas y los conflictos con los
demás de la misma manera. Al entender que nuestra lucha no es contra carne y
sangre, es decir contra personas, no nos molestaremos con aquellos que nos
perjudican de alguna manera, más bien como guerreros preparados enfrentaremos
al verdadero enemigo, enfocando nuestra lucha y esfuerzo en el lugar correcto y
no perdiendo el tiempo en discusiones, pleitos o tratando de hacer razonar a
los demás, no, nuestra lucha será dirigida contra el enemigo de nuestra alma
quien procurará derribarnos y vencernos si no estamos revestidos a cada momento
con la armadura de Dios. Lucha con la oración, el ayuno y la declaración
profética. Declara con autoridad la palabra de Dios, afírmate en la fe,
santifícate, tu potencial como guerrero se incrementará grandemente y serás
invencible.
Oremos así:
Padre celestial me visto hoy de tu armadura. Fortaléceme
con el poder de tu fuerza. Quiero ser un vencedor. Cuando vengan los problemas
ayúdame a estar atento y no permitas que caiga en el engaño de Satanás. Él procurará
que me enfrente a las personas y pelea mi batalla con armas carnales. Pero sé
que mi lucha es contra las fuerzas de oscuridad. Revísteme de impulso y poder. Tomo
las armas de la fe, la oración, el ayuno y la declaración profética afirmando
así tus promesas en mi vida y declaro que venzo al enemigo. Pongo bajo mis pies
toda fuerza del infierno que quiera destruirme.
Con la autoridad que me has dado echo fuera de mi casa, mi familia y de mi vida toda fuerza de oscuridad en el nombre de Jesús. La enfermedad, los conflictos familiares, la pobreza, el sufrimiento, la depresión, el temor, la angustia y los pensamientos destructivos se apartan de mí ahora, en el nombre de Jesús. Declaro libertad y victoria en el nombre de Jesús mi Señor, amen.
Con la autoridad que me has dado echo fuera de mi casa, mi familia y de mi vida toda fuerza de oscuridad en el nombre de Jesús. La enfermedad, los conflictos familiares, la pobreza, el sufrimiento, la depresión, el temor, la angustia y los pensamientos destructivos se apartan de mí ahora, en el nombre de Jesús. Declaro libertad y victoria en el nombre de Jesús mi Señor, amen.
Por Mario Serrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario