Buen día hermano José,
sabe he seguido en mi lucha de acercarme a Dios en la oración. Mi esposo de
nuevo tiene el Escapulario de la Virgen del Carmen y la Medalla de San Benito
Abad.
Fui a ver al padre Jorge Hetzel, que llega todos los viernes y sábados a la ciudad para recibir a toda la gente que quiera encontrar una respuesta a todos sus problemas; platiqué con él sobre todas las cosas que ha vivido mi familia desde hace 2 años, y que últimamente habían empeorado; hizo oración de sanación y liberación pero solo a mí ya que asistí sola, pues mi esposo se negó a ir; cuando todo ya estaba planeado, a última hora al estar saliendo para la iglesia me dijo:
-“No, no voy, no me
obligues a ir, no quiero" - y se puso a llorar.
Yo no entendí en ese momento y
traté de convencerlo pero fue imposible, sin embargo el padre Jorge me dijo que
fue lo correcto no obligarlo, que el iría en su momento, que es la lucha
interna entre el bien y el mal el que tal vez se resistió asistir, pues antes,
cuando le dijeron de brujos, psíquicos, etc., no se rehusó, pero en esta
ocasión aun siendo creyente, no asistió.
El padre Jorge después de hacer
la oración para mí, hizo otra en nombre de Martín, (mi esposo).
Según el padre, dice que por todo
lo ocurrido, cree que sí estamos en lo cierto y alguien hizo algún mal, para él
más que para nadie, pero al ser una familia nos afecta a todos, sin embargo él
me hizo este comentario: "Vas a regresar el
viernes 23 de octubre para platicar, pero vendrás con un rostro diferente y
traerás buenas nuevas, porque tu oración está dando resultado… te lo aseguro, y
la oración que acabo de hacer a Martín le va a llegar y pronto empezaran a
cambiar las cosas, y él va a venir, se va acercar a Dios, porque Él así lo va a
decidir".
Todo esto ocurrió sábado 11 de octubre, y el domingo 12 de octubre Dios me dio un regalo tan grande y lo sentí como respuesta a todas mis suplicas y al inicio de una nueva forma de vida…
Yo voy a misa, acompañada de mi hijo más pequeño de 13 años, mis hijas, en fin adolescentes nunca quieren ir... y mi esposo menos... pero el domingo al estarme preparando para ir, le dije a mi esposo:
-“¿Me quieres
acompañar a misa?”
Y sorpresivamente contesto sí, y
fue a la recamara de mis hijas y les dijo:
-“Vamos acompañar a
tu mamá a misa, quiero que vayamos en familia”
Ellas se sorprendieron al igual
que yo pero no renegaron.
Llegamos a la iglesia y se dirigió a mí la encargada de la liturgia y me pidió si podía pasar con mi hijo a hacer la lectura, - mi hijo la primera y yo la segunda junto con el salmo -; fue algo maravilloso, no tengo palabras para darle gracias a Dios por ese momento, sentí como que fue una celebración dedicada a mi familia. El evangelio habló sobre lo que Dios nos da, pero que tenemos que compartir con la gente que más lo necesita.
Pero no paran ahí las cosas; el
lunes le hablan a mi esposo de la empresa donde trabajó por más de 15 años, y
en la cual había perdido su trabajo desde hace 4 años, para decirle que sí él
estaba en posibilidad le ofrecían reubicarlo en el puesto que tenía en aquel
entonces, (es un puesto muy importante). Lloramos, reímos y dijimos: “Dios, nos ha iluminado”.
Siento que las tinieblas están quedando atrás y de ahora en adelante sólo la presencia de Dios en nuestra vida tiene que reinar, y el único modo de agradecerle es siendo buenos padres y hacer de nuestros hijos gente de bien, pero sobre todo, amar a Cristo.
Mi esposo entra a trabajar el día lunes 19 de este mes, y sólo le digo: Siempre has sido buen jefe con tu personal pero hoy más que nunca antepón la humildad y la caridad, y a tus enemigos bendícelos siempre, nunca los maldigas, y toma esta nueva oportunidad como un regalo de Dios, y comparte lo que tienes con todos lo que más lo necesiten, nunca lo olvides…
Ha sido una semana maravillosa. Mi hija Gretty - con la cual tenia el problema de su amiga lesbiana - me pidió la lleve con el padre Jorge, para confesarse y me dijo:
-“Nunca hubo algo más que solo amistad entre mi amiga y yo, sin embargo confieso que me sentí rara, pero hoy quiero entregar mis sentimientos a Dios como tú siempre lo has hecho”
Le agradezco hermano José su orientación, pues antes estaba equivocada y usted me hizo ver que, aún contra toda maldad de este mundo, siempre hay un modo en nuestra propia fe, de salir adelante y vencer el mal, Dios lo bendiga.
Karina Azul Flores Souza - México
No hay comentarios:
Publicar un comentario